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Cenizas de amor (1941)

Cenizas de amor
120 min.
7,0
406
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Sinopsis
Harry Pulham, miembro de una destacada y aristocrática familia de Boston, pasa sus primeros años en la Universidad de Harvard. Tras el paréntesis de la guerra, Harry acepta un trabajo en una importante agencia de publicidad de Nueva York, donde conoce y se enamora de la bella Marvyn Miles, pero la muerte repentina de su padre le hace volver a Boston. Decide quedarse a vivir, pero Marvyn no puede soportar el ambiente de puritanismo que se respira en esa ciudad. (FILMAFFINITY)
Género
Drama Romance Drama romántico
Dirección
Reparto
Año / País:
/ Estados Unidos Estados Unidos
Título original:
H.M. Pulham, Esq.
Duración
120 min.
Guion
Música
Fotografía
Compañías
Links
9
¡Qué doloroso darse cuenta cuando ya es muy tarde!
¡Cuántas personas han renunciado a la mejor parte de sus vidas, por apegarse a las tradiciones o por obedecer el llamado egoísta de unos padres que no desean su independencia!, ¡Cuántas otras ni siquiera se han dado cuenta de que, la comodidad y la estabilidad económica que hoy tienen, no vale un segundo de la plenitud amorosa que un día tuvieron y a la cual renunciaron!, ¡Y cuantas más, al pensar en aquel nombre y en aquel ser que un día les hizo sentir que la vida era maravillosa, de pronto se dan cuenta que podrían sacrificarlo todo si pudieran saltar esa amarga línea del No retorno!

Basada en la novela, “H.M. Pulham, Esquire”, escrita en 1941 por el brillante escritor John P. Marquand quien, tres años antes, ganara el premio Pulitzer con su excelente “The late George Appley” (llevada magistralmente al cine por Joseph L. Mankiewicz), “CENIZAS DE AMOR” es otra ejemplar creación cinematográfica.

Resulta precisa desde su alegato argumental contra la absurda elección conservadurista de la tradición y lo convencional, en contra de la dicha y la pasión intensa que venía ofreciendo una experiencia de cambio. En su estilo narrativo, es toda una lección de cine cuando se aprecian los estupendos y originales recursos de que se vale el director King Vidor para decirnos ciertas cosas. Como ejemplos: Esa carta de Marvin que Harry lee mientras sus empleados tratan de explicarle algunos asuntos concernientes con la empresa que ha heredado de su padre, dando clara cuenta de lo que realmente lo motiva. O lo horrible que suena ese juramento matrimonial a sabiendas de que te has casado como última salida. Estupendo también ese disco que suena distorsionado cuando la pareja intenta un nuevo reencuentro…

Vidor, demuestra además una vigorosa dirección de actores, al lograr de Robert Young y de la preciosa Hedy Lamarr, dos caracterizaciones por las que hacemos un brindis simbólico, pues logran reflejar con precisión ese contraste de personalidades que podrían compartir un universo, pero, donde la debilidad de uno, podría arrastrar con la felicidad que, ambos, se merecen.

Se me dificulta acogerme al pretendido cambio conque se preservan las sagradas instituciones, pero siento que estamos ante un filme que refleja con precisión un estilo de vida que, a muchísmas personas, les ha significado un sentimiento de eterna frustración.

¡Bienaventurados los que aún están a tiempo!

Título para Latinoamérica: “SOL DE OTOÑO”
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17 de 21 usuarios han encontrado esta crítica útil
10
“Harry, ¿eres feliz?”
Escondida joya un poco olvidada del maestro King Vidor llena de la indefinible emoción de los grandes clásicos en cada uno de sus imprescindibles fotogramas. En los soberbios cuatro minutos iniciales Vidor ya nos retrata a la perfección a Harry Pulham (Robert Young), un ejecutivo de mediana edad, que trata de escribir para una reunión de antiguos alumnos su autobiografía, lo que le da pie para realizar un ejercicio de memoria través de una serie de flashbacks, donde rememora su vida pasada y, en especial, la relación amorosa con su compañera de trabajo Marvin Myles (Hedi Lamarr). Bajo un ligerísimo tono de ironía la película ventila cuestiones fundamentales sobre la vida, la felicidad, el paso del tiempo o el amor. Al mismo tiempo es una reflexión sobre la crisis de la mediana edad, un somero y premeditadamente lábil repaso a la historia de EEUU en los primeros 40 años de siglo XX y también una profunda radiografía de las diferencias sociales, económicas y culturales entre Boston y New York en una época en que todo ese mundo caduco iba a saltar por los aires con el bombardeo de Pearl Harbor de 1941. Film brillante, profundo, lleno de detalles maravillosos que uno sólo aprecia en todo su valor en la segunda o tercera visión y cuyo gozo renovamos con aclamación cada vez que la volvemos a ver, posee una serena pero ineludible melancolía y un sosegado fatalismo que impregna todo su metraje y que nos atrapa por completo. La interpretación de Robert Young es sencillamente perfecta y es fruto justamente de una actuación sin pretensiones –este es su impagable mérito- y Hedi Lamarr, más bella que nunca, fascinante, demuestra una vez más por qué está tan alto en el panteón de la colina sagrada. Si en “The crowd” (1928) asistíamos a la historia de un hombre común ahora asistimos a la reflexión de ese hombre común. “Soy feliz como cualquier ciudadano medio” dice Harry en un momento. Obra maestra.
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5 de 7 usuarios han encontrado esta crítica útil
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