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Hay motivo (2004)

Hay motivo
100 min.
5,9
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Sinopsis
Largometraje compuesto por 32 cortos (más un epílogo) rodados por un grupo de cineastas para criticar al Gobierno del Partido Popular.
En "Libre", de Joaquín Oristrell, una taxista y un cliente hablan de política durante el trayecto.
En "El plan hidrológico", de Pere Portabella, un profesor en Ciencias Físicas, explica la diferencia que hay entre el agua como elemento indispensable para la vida y el agua concebida como negocio.
"La pesadilla", de Álvaro del Amo, describe una visita a Doñana, tras el vertido de la presa de Aznalcóllar.
"Cerrar los Ojos", de David Trueba, se plantea la conveniencia de que la justicia sea ciega
"¿Dónde vivimos?", de Gracia Querejeta, denuncia las dificultades que supone llegar a tener una vivienda digna.
"La insoportable levedad del carrito de la compra", de Coixet, retrata la precariedad de la vida de los pensionistas en un mundo neoliberal.
"Soledad", de José Ángel Rebolledo, denuncia el drama de los ancianos que viven y mueren en completa soledad.
"Adopción", de Sigfrid Monleón, es un alegato contra la discriminación que sufren las parejas homosexuales.
"Por tu propio bien", de Icíar Bollaín. No hay parto sin dolor. Que se lo pregunten a Luis Tosar.
"Adolescentes", de Chus Gutiérrez, denuncia los problemas del sistema de enseñanza en España.
"El club de las mujeres muertas", de Víctor Manuel, se centra en el creciente problema de las mujeres maltratadas y llama la atención sobre el hecho de que los centros de acogida tengan problemas presupuestarios.
"Se vende colegio", de Pedro Olea. Los “legionarios de Cristo” compran el colegio “Virgen del Bosque”. ¿Quién amparará entonces a los niños y a sus familias?
"Catequesis", de Yolanda García Serrano. A partir de un texto de Juan José Millás se plantea el problema de los abusos a menores por parte de algunos miembros del clero.
"Las Barranquillas", de Víctor García León, trata el sangrante problema de los marginados sociales, especialmente los yonquis.
"Madrid, mon amour", de Ana Díez y Bernardo Belzunegui, es un homenaje a Alain Resnais en el que se muestra una ciudad cada vez menos habitable.
"Por el mar corre la liebre", de José Luis Cuerda. En 1993, Aznar, el presidente del Partido Popular y aspirante a la Moncloa, lanzaba una advertencia premonitoria: “esas cosas se quedan grabadas en video”.

Arma de destrucción mediática, de Miguel Ángel Díez. España es así, la Audiencia condena, el Consejo de Europa advierte, pero Urdaci sigue dirigiendo el Telediario.

Manipulación, de Imanol Uribe. La información está manipulada en los medios de titularidad pública. ¿Podemos refugiarnos en los privados?.

Mis treinta euros, de Fernando Colomo. Inaugurar cosas siempre queda bonito. Es una lección política que nos viene de tiempo atrás. Y, total ¿qué son treinta euros?.

Doble moral, de Juan Diego Botto. Hay víctimas de “otros terrorismos” que también reclaman nuestra solidaridad. Y la merecen.

Verja, de Alfonso Ungría. Ceuta, tierra de nadie. Miles de aspirantes al refugio y al asilo político viven un presente de futuro cada vez mas incierto y verjas cada vez más altas.

Español para extranjeros, de José Luis García Sánchez. Curso de español rápido para cubrir las necesidades más básicas de los que nos visitan. O cómo obtener transporte, comida y techo.

¿Legalidad?, de Daniel Cebrián. Guantánamo: ¿Error o delito? ¿Por qué llamar ‘limbo jurídico’ a algo que cualquier código penal serio tipifica como secuestro?.

Muertos de segunda, de El Gran Wyoming. El ejecutivo lamenta, pero no condena. La familia de un ciudadano español, asesinado durante el desempeño de su labor para nuestra mejor información, da la cara.

Yak–42, de Manuel Gómez Pereira. Lo normal era que el gobierno hubiese apoyado, compartido, e incluso liderado la justa ira de los familiares de los militares muertos en el accidente. Lo normal era eso.

La pelota vasca, de Julio Medem. Medem no aprende. Sigue peligrosamente empeñado en que la gente diga lo que piense. Como si hablando fuésemos a entendernos.

Kontrastasun (Versos de Gabriel Celaya), de Mireia Lluch. Esculturas de Eduardo Chillida y versos de Gabriel Celaya para una forma distinta de posicionarse contra la violencia terrorista. Pese a que el gobierno insista en que la única válida es la suya.

Cena de capitanes, de Pere Joan Ventura. Los hombres de mar defienden al capitán del Prestige y señalan al gobierno por utilizarlo como cabeza de turco.

Mayday, de Manuel Rivas. Un barco lanza una llamada de auxilio. Las costas gallegas se llenan de fuel-oil y el fondo marino, de hilitos. El ministro de fomento acaba siendo condecorado.

Técnicas para un golpe de estado, de Vicente Aranda. La reacción y la involución política cuentan hoy con aliados más sutiles, pero no menos peligrosos, que los sables y los tanques.

El pasado que te espera, de Mariano Barroso. O una lista de motivos reales para votar a un partido que apoya la gestión del ejecutivo en la última legislatura.

La mosca cojonera, de Antonio Betancor. No es un pájaro, no es un avión, no es Aznar, no es Fraga. Es Ramón Fontseré. Hay que verlo.

Epílogo, de Diego Galán. La mentira de estado, como arma electoral, tiene dos filos. (FILMAFFINITY)
Género
Documental Política Película de episodios
Dirección
Reparto
Año / País:
/ España España
Título original:
Hay motivo
Duración
100 min.
Guion
Fotografía
Premios
2004: Premios Goya: Nominado al Mejor documental
2
Menos mal
Hay que ver qué mal iban las cosas con el gobierno de Aznar. El precio de la vivienda, las desigualdades, la inmigración, el maltrato a las mujeres, las guerras... Menos mal que llegó Zapatero para arreglar todos los problemas.

Esta película es interesantísima, pero para verla ahora, con la perspectiva del tiempo, y darnos cuenta de que todos los problemas que se achacan al PP siguen estando, y además tenemos otros, después de casi cuatro años de gobierno socialista. Vamos, que los únicos que están mejor son los subvencionados del cine.

Da risa.

El mejor corto: el de Icíar Bollaín
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126 de 195 usuarios han encontrado esta crítica útil
1
Leni Riefenstahl estaría orgullosa
NOTA: No apoyo a ningún partido político, así que creo tener una perspectiva bastante objetiva.

¿Y la película?

Falsa, engañosa, manipuladora, triquiñuelera, llena de mala conciencia (ah... qué fácil es apoyar a los "sin papeles" o ponerse de parte del trabajador que gana dos duros cuando vives a tutiplén gracias a las subvenciones), hecha con premeditación (se estrenó justo antes de las elecciones del 11-M), partidista...

En fin. Una aberración inconexa y aburrida que no hace otra cosa que besar a la mano que da de comer a un buen número de cineastas nacionales.

¿Con qué me quedaría de la película?

Con el segmento de Icíar Bollaín: no es político y habla de un tema (cómo los médicos se ocupan de los partos de la manera que les es más cómodo) en el que parece tener razón.

Reflexión final: Los del PP además no tienen la vista del PSOE (podrían apoyar una película como la que nos ocupa para atacar a ZP -anda que no da juego la crisis-) y no lo hacen, así que el PSOE les va a ganar siempre por la mano usando el cine como arma de propaganda...

En fin. Cine y política. Menudo coñazo. Menos politiqueo y más pelis de género, cojones.
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