Atraco en la jungla (1976)

Gordon Hessler fue un director eminentemente televisivo en series de acción, y por acción en esta película que no quede. El problema es que a pesar de sus imágenes de carácter añejo, su calidad deja bastante que desear. Para espectadores no muy exigentes que valoren más el plan anecdótico que exclusivamente la puesta en escena, Atraco en la jungla puede tomarse como una curiosidad.
El argumento apenas se sostiene pero como digo, para un amigo de las raras avis como un servidor, es un ejercicio de discernimiento.
Esta producción hispano venezolana cuenta con el famoso Robert Vaughn, un actor poco valorado a mi entender porque terminó trabajando en este estilo de películas a granel y en televisión, pero lo que cuenta es que tuvo sus momentos de gloria y fue aclamado por ello cuando dio vida al agente Napoleon Solo, el siempre recordado El agente de CIPOL de los años 60 y al que hace poco hicieron su homenaje a la serie llevándola al cine, pero en otro plan. Una serie que habrá que pescarla de algún lado. Su pareja en la acción fue el agente Illya Kuryakin interpretado por David McCallum y recordemos que la popularidad que tuvieron hizo que ambos trabajaran juntos en La gran evasión (1963).
Robert Vaughn protagonizó otra serie en los 70 también de acción, Los protectores. Protagonizó y participó en memorables películas y terminó siendo un artista invitado en todas las series americanas que se dieran por televisión, como hemos dicho. En esta película trabaja con Simón Andreu y forman una pareja inédita. El caso es que funcionan y se llevan bien porque Robert Vaughn está sencillamente de lo más simpático y Simón Andreu no se queda a la zaga, me ha parecido extraño estos dos elementos interactuando pero ha resultado. Recordemos que Simón Andreu participó dignamente en Muere otro día (2002) con Pierce Brosnan.
La película quitando lo principal que es la calidad, tiene a sus actrices atrayentes, bastantes escenarios, incluyendo uno de cine, y una alocada acción en la que participan grupos diferentes con sus clásicos roles y todos tras una máscara de oro inca de diez millones de dólares.