- Sinopsis
- Un vendedor de globos, narra cuatro historias en las que el protagonista es el amor. La primera es sobre un payaso y un niño que actúan juntos en la calle. La segunda historia es sobre cómo el marido de una mujer rica pone a prueba su amor. La tercera trata sobre una empleada de cabaret. Y la cuarta historia sobre un marido infiel. (FILMAFFINITY)
- Género
- Drama Romance Crimen
- Dirección
- Reparto
- Año / País:
- 1955 / México
- Título original:
- Amor en cuatro tiempos
- Duración
- 92 min.
- Guion
- Fotografía
- Compañías
Premios
1955: Premios Ariel: Nominada por Mejor Banda Sonora
EL DILEMA, EL ESPEJO, LO ABSOLUTO Y LA REALIDAD
26 de julio de 2017
Cuatro episodios relatan otras tantas formas de ver el amor desde puntos de vita totalmente diferentes.
El primer tiempo es el del dilema.
De fuerte carga social y costumbrista, la finura de su percepción psicológica resulta admirable y la historia posee ternura, sensibilidad pero también encierra el germen de lo terrible.
El segundo tiempo es el del espejo
El hastío, la esclavitud y el desencanto pertenecen al mundo de las sensaciones que aparecen en la pantalla como si un espejo las hiciera visibles a los ojos del espectador. Suavidad y buenos modales con carga de profundidad.
El tercer tiempo es el de lo absoluto.
Melodramática, pulcra y con moralina para gentes de bien, la historia se perfila en los cánones del todo o de la nada nada y se resuelve en clave de lo absoluto.
Como si no supiéramos que lo absoluto no existe.
El cuarto tiempo es de la realidad.
La vida acostumbra a jugar los mil roles de la apariencia y el buen cineasta sabe descubrirlos, los comprende, los pasa por el tamiz de la fabulación y los vierte al celuloide como un arte.
Entonces el mensaje adquiere valor de ilustración perenne.
El primer tiempo es el del dilema.
De fuerte carga social y costumbrista, la finura de su percepción psicológica resulta admirable y la historia posee ternura, sensibilidad pero también encierra el germen de lo terrible.
El segundo tiempo es el del espejo
El hastío, la esclavitud y el desencanto pertenecen al mundo de las sensaciones que aparecen en la pantalla como si un espejo las hiciera visibles a los ojos del espectador. Suavidad y buenos modales con carga de profundidad.
El tercer tiempo es el de lo absoluto.
Melodramática, pulcra y con moralina para gentes de bien, la historia se perfila en los cánones del todo o de la nada nada y se resuelve en clave de lo absoluto.
Como si no supiéramos que lo absoluto no existe.
El cuarto tiempo es de la realidad.
La vida acostumbra a jugar los mil roles de la apariencia y el buen cineasta sabe descubrirlos, los comprende, los pasa por el tamiz de la fabulación y los vierte al celuloide como un arte.
Entonces el mensaje adquiere valor de ilustración perenne.
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