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Decoy (1946)

Decoy
76 min.
6,9
156
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Sinopsis
Traicionada por su amante, una despiadada asaltante (Jean Gillie) no repara en medios para recuperar el botín que su ex le quitó, y destruye a todo (y todos) lo que se pongan en su camino... (FILMAFFINITY)
Género
Cine negro
Dirección
Reparto
Año / País:
/ Estados Unidos Estados Unidos
Título original:
Decoy
Duración
76 min.
Guion
Música
Fotografía
Compañías
Links
8
Simple Aritmética
Pertenece “Decoy” a esa serie de películas que, con el paso del tiempo, han escrito su nombre en el catálogo de oro del mejor noir americano. Y, sin duda, por méritos propios. Al verla no puede uno sino recordar a “Detour”, a la trilogía negra de Mann o a las obras maestras de Joseph H. Lewis: serie b, poco metraje, rodada en estudios poco glamurosos y ritmo, mucho ritmo.

Y así es como comienza el film. Con un plano secuencia inolvidable que nos anticipa el final de la trama. Sin embargo, y a pesar del flashback, el espectador no encontrará sentido a esa introducción hasta los últimos fotogramas que coinciden con el desenlace de una historia llena de personajes atormentados y comportamientos arrebatadores. Margot Shelby es una femme fatale que consigue en un asalto, junto a su amante Frank Olins, un botín de cuatrocientos mil dólares. Pero Frank es detenido, acusado del asesinato de un policía y condenado a muerte. Ya en el corredor, esperando el inevitable momento, Olins se negará a dar el paradero del botín a Margot quien se verá obligada a urdir un plan para sacar a su ex de allí y así poder conseguir el tan ansiado dinero. Para ello no vacilará en embaucar, engañar y traicionar a todo tipo de hombres: desde el implacable sargento “Jo Jo” Portugal, al médico de prisión y protagonista de la portentosa escena de apertura ya comentada, Dr Craig, pasando por el frío y calculador hampón Jim Vincent. El final servirá para, además de hacer encajar al espectador todas las piezas, elevar a irrefutable aquello de “juego de manos, juego de villanos”.

Con una puesta en escena clásica y acompañada de un soniquete musical espléndido y estiloso, el film flojea en algunas interpretaciones, principalmente en la parte correspondiente a Jean Gillie (Margot shelby) quien en ocasiones transforma su irracional comportamiento en alguna escena bastante estridente y fuera de sitio. Esto, sin embargo, no merma en un ápice la trepidante historia que filma con mucho oficio un desconocido Jack Bernhard, director habitual de thrillers policíacos, y quien se sobrepone al insuficiente desarrollo de cada uno de los personajes para terminar rodando una obra que, a día de hoy y para los amantes del género, supone un encuentro magnífico con el mejor noir de los cuarenta.
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10 de 10 usuarios han encontrado esta crítica útil
8
No diga "femme fatale", diga Margot Shelby.
400.000 dólares robados, y el conductor del camión blindado que los transportaba muerto, su autor, Frank Olins (Robert Armstrong), un tipo duro encoñado de la ambiciosa Margot Shelby (Jean Gillie) que cometió el delito para satisfacer las ansias de dinero de la rubia en cuestión, esperando la inyección letal y creyendo que ese botín del que él solo conoce su paradero, moverá a rubia y conocidos del lumpen a sacarle de prisión, mientras la ambiciosa dama en cuestión utiliza a Jim Vincent (Edward Norris), un gánster también encoñado de ella, para intentar con un plan descabellado sacar a Frank de la cárcel y hacerse con el dinero, y el duro sargento de la policía Joseph Portugal (Sheldon Leonard) observa ojo avizor por donde tiran tan peculiar grupo.

Súmese a los anteriores personajes, al Dr. Craig (Herbert Rudley), un medico con consulta propia que 2 días a la semana ejerce como doctor en la prisión, la acertada y artesana mano narrando la historia con pulso, a través de más de uno y más de dos planos y enfoques realmente sembrados, de su director Jack Bernhard (un absoluto desconocido para el que esto escribe, pero que tras lo aquí visto y las notas que atesoran más de una de esas 12 producciones dirigidas en los 4 años de su corta carrera, me han dejado más que predispuesto para ver todo lo que pueda y consiga de este hombre), el imaginativo y pulp guión de Nedrick Young (implicado nada más y nada menos que en el de esa obra maestra llamada "El tren 1964" que rodó el maestro John Frankenheimer sustituyendo a Arthur Penn), adaptando la vacilona y también pulp historia surgida del magín de Stanley Rubin, y las buenas fotografía, banda sonora y edición, y tenemos, envuelto en una de esas modestas y frecuentes por la época serie B noir con argumento de canónica historia pulp, una muy entretenida y vacilona película con femme fatale de por medio que una vez vista te queda grabada en la mente para los restos, parafraseando a ese mantra repetido varias veces por Margot desde las escenas con las que arranca la historia que veremos a modo de largo flashback, "todo es cuestión de aritmética", es decir de ir utilizando y desechando cuento hombre se ponga en su camino para saciar su infinita ambición (la escena que cierra la película es la una de las más poderosa describiendo a una ambiciosa "femme fatale" que recuerdo haber visto).
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6 de 6 usuarios han encontrado esta crítica útil
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