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¡Venga alegría! (1923)

¡Venga alegría!
60 min.
7,0
302
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Escena (MUDA)
Sinopsis
Un joven millonario hipocondríaco viaja con su guapa enfermera y su servicial mayordomo a la imaginaria isla sudamericana de Paradiso. Pero, a pesar de su nombre, la isla no es lo que cabría esperar. (FILMAFFINITY)
Género
Comedia Aventuras Romance Cine mudo Mediometraje
Dirección
Reparto
Año / País:
/ Estados Unidos Estados Unidos
Título original:
Why Worry?
Duración
60 min.
Guion
Fotografía
Compañías
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10
Cojan unos cocos, un puro, un cañón y un tambor
9 de cada 10 veces diría que el gag más fascinante de Harold LLoyd es el del final de Venga alegría. No cuando Harold Lloyd sabe que es padre y John Aasen policía para todos los coches para que pase. El que digo va más allá de la expresión con palabras. Es la culminación de la pantomima de un Lloyd que está por encima del bien y del mal. Cojan unos cocos, un puro, un cañón, un tambor y verán que en manos de Harold Lloyd la convertirá en la cima de su arte. Y el arte de Harold Lloyd es inigualable para los mortales. El que lo superó era un extraterrestre.
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22 de 24 usuarios han encontrado esta crítica útil
9
Algo más que humor.
Película recomendada por el señor Chaplin pasa a ser recomendable.
Cinta indispensable para conocer el cine desde los inicios: los argumentos de equívocos entre los personajes, persecuciones disparatadas (algunas al son de pasodobles españoles dirigidos por el señor Israel, incluyendo el famoso de Las bodas de Luis Alonso) y caídas aparatosas.
Los efectos especiales parecen fáciles pero tienen su laboriosidad, y su mérito por tanto. Hay que ver al gigante agradecido arrancar y posteriormente llevar en alto el balcón, con su amigo Harold el millonario en él, para acercarlo al otro donde estaba el malo de la peli con la asustada enfermera. Un logro.
Las escenas cómicas con las explosiones y las correrías de los revolucionarios de un lado para otro podrán igualarse en el tiempo pero no superarse porque son perfectas y logran, como digo, que parezcan sencillas y naturales pero se nota el arduo trabajo de la dirección.
Una curiosidad: En algunas imágenes, como en la presentación de los personajes malvados, he creído ver en ellas cierta similitud a las viñetas de los primeros álbumes de George Remi, como si se hubiera fijado en ellas a la hora de diseñar sus fabulosas creaciones, tanto las del Oeste americano como las que transcurren en Sudamérica: La oreja rota (serán imaginaciones).
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17 de 17 usuarios han encontrado esta crítica útil
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