El increíble profesor Zovek (1971)

El cine mexicano de fantasía y terror ha tenido algunos personajes que han jugado con los limites de la cuarta pared, de lo que es y no es real, combinando hechos biográficos reales con eventos ficticios. Principalmente han sido los luchadores mexicanos, como Santo, Blue Demon y tantos otros, los que, siendo personajes reales se enfrentaban a zombies, vampiras, hombres-lobo, mafiosos, alienígenas y demás peligros. Nada de esto era real, pero ellos sí lo eran.

Así, a principios de los 70, alcanzó en México la popularidad un artista llamado "profesor Zovek". Un artista que bebía de la fama de mentalistas y presuntos telépatas, de moda gracias al israelí Uri Geller, así como de las religiones alternativas procedentes del hyppismo como el misticismo tibetano y las artes marciales orientales, de moda gracias a Bruce Lee. Todo ello lo usaba Zovek, de nombre real Francisco Javier Chapa del Bosque, un escapista y mago al más puro estilo Houdini, que publicitaba poseer presuntos poderes telepáticos, ser experto en artes marciales y haber estudiado en el Tibet. Su fama fue tal que incluso lo recuerdan en el filme "Roma" (2018, A. Cuarón). Desgraciadamente, disfrutó poco de su fama ya que en 1972 murió trágicamente al caer de un helicóptero cuando estaba participando en uno de sus espectáculos. Zovek, tan solo pudo rodar dos filmes, el que tenemos entre manos y otro que se finalizó póstumamente.

Este filme está pensado a mayor gloria de Zovek y servía de presentación fílmica del personaje, del que luego quizás pensaban rodar más entregas. Pertrechado como si fuese el personaje de cómic italiano "Zagor", vestido como de Davy Crockett, Zovek es un escapista, pero también un émulo de personajes de novela pulp como "El hombre de Bronce" que, con sus poderes paranormales, detecta algo raro en el accidente de un avión, sin supervivientes. Zovek tiene dos servidores, una chica y un conductor personal encarnado por el humorista "Tin Tan", para hacer de contrapunto humorístico y de gancho. Como "El hombre de Bronce", Zovek tiene vastos conocimientos científicos.

El malo al que se enfrenta es una especie de mad doctor con capa que recuerda al Doctor Moureau. Aunque pretende hacer no-se-qué con la física cuántica, en sus ratos de ocio crea monstruos a partir de humanos y los encierra en sus mazmorras, entre ellos unos enanos caníbales que dan repelús. Obviamente, Zovek se enfrentará al malo, sus secuaces y a todos los monstruos en su guarida en un fin de fiesta propio del cine de terror de aquellos años.

Todos los combates vistos hoy en día son bastante torpes e ingenuos en cuanto a coreografía, y excesivamente largos. Las poses de Zovek, sus puestas en guardia, parecen las que harían los niños viendo una peli de Hong Kong. Nada tienen que ver con las peleas de Santo. Y el combate final con un monstruo, está aderezado con una espantosa banda sonora jazzística que no pega ni con cola y que te saca por completo del filme.

El filme, de presentación del personaje, es un sencillo filme de terror de serie Z con ciertas ínfulas, pero cuyo resultado es similar a la fantaciencia española y los filmes de Paul Naschy.