Ahí viene Martín Corona (1952)

Película en blanco y negro que se podrían encuadrar en cine del oeste mexicano, musical, pues al estar protagonizada por Pedro Infante canta sus canciones. Por supuesto que Martín Corona es Pedro Infante y Sara Montiel hace de Rosario una espoñola de Sevilla y que habla con acento sevillano en toda la película presentando a una Sara Montiel que llamamos "pre-último cuplé". El personaje fue creado especialmete para ella, una española que va a México a cobrar una herencia pero el administrador se lo ha gastado todo y se hace pasar por una bailaria y cantante andaluza llamada Carmen Linares, así que canta tres canciones andaluzas. Pedro Infante (Martín Corona) le ayuda a recuperar su hacienda y terminan enamorados. Ese mismo año se filmaría la continuación por el mismo director y actores principales.

Western mexicano musical compuesto a mayor gloria de Pedro Infante, en el que una espléndida y jovencísima Sara Montiel le come la partida claramente.
La historia trata de una joven sevillana de rompe y rasga, Rosario Medina (Montiel), que marcha a México para hacerse cargo de un rancho que hereda de un tío suyo. Por toda compañía lleva a un apocado tutor, Serafín Pérez (Castelló). Engañada y estafada por Emeterio el ruin administrador (Silvestre), solo contará con la ayuda del célebre Martín Corona (Infante) y su fiel escudero Piporro (González).
El resto, ya lo dice el famoso corrido que cantan al valiente pistolero, "Ahí viene Martín Corona, escóndanse los malvados, ya saben que el no perdona, que siempre trae muchas balas pa'todos los desalmados". Y es que, como remacha Piporro, "Los hombres son desalmados porque no son hombres completos".
La trama naturalmente está hecha a medida de los dos protagonistas por medio de un guion bastante sencillo. Digna fotografía en blanco y negro. Mejor está la realización que mima la parte musical con momentos brillantes como las rondas nocturnas con muy bellas canciones, el número de la archifamosa "Carta a Ufemia" o la briosa actuación de Sara en el escenario. Buena mezcla del folclore andaluz y mexicano.
Nos quedamos sobre todo con la escena del carro cargado de paja y, especialmente, con la interpretación de la bellísima copla "¡Para el carro!" que inmortalizó Concha Márquez Piquer en "La Dolores" de Florián Rey (1940), dedicada a aquella famosa mesonera bilbilitana que ofrecía su vino de Cariñena para "Que ruede de boca en boca mi estampa de mesonera, de Calatayud a Daroca lo mismo que una bandera".
Muchos toques hispanos como la baraja, la presencia de los gitanos patilludos que se apropian de lo ajeno al menor descuido, las coplas, el habla de la tierra de María Santísima ...
Los personajes, estereotipados, quedan al menos bien dibujados. Destacada actuación de los actores de reparto, especialmente Serafín que acompaña al piano a Rosario en algunas piezas y sobre todo el buen Piporro. Sobre ambos descansan los discretos toques cómicos de la obra.
Cinta musical que casa muy bien la copla española y los corridos mexicanos, con algunos toques de comedia y de melodrama. Todo desarrollado en el ambiente del western mexicano.
Buena película que recomendamos sobre todo a quienes gusten de la copla española y de la música popular mexicana, lo mismo que a los seguidores de Infante y de Saritísima que está guapa de verdad.