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El maestro que prometió el mar (2023)

El maestro que prometió el mar
105 min.
7,2
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Sinopsis
Ariadna (Laia Costa) descubre que su abuelo busca desde hace tiempo los restos de su padre, desaparecido en la Guerra Civil. Decidida a ayudarlo, viaja a Burgos, donde están exhumando una fosa común en la que podría estar enterrado. Durante su estancia allí, conocerá la historia de Antoni Benaiges (Enric Auquer), un joven maestro de Tarragona que antes de la guerra fue profesor de su abuelo. Mediante un innovador método pedagógico Antoni inspiró a sus alumnos y les hizo una promesa: llevarlos a ver el mar.
Género
Drama Basado en hechos reales Enseñanza Años 30 Colegios & Universidad
Dirección
Reparto
Año / País:
/ España España
Título original:
El mestre que va prometre el mar
Duración
105 min.
Guion
Música
Fotografía
Compañías
Premios
2023: Premios Feroz: Nominada a mejor actor (Auquer) y actriz de reparto (Gavasa)
2023: Premios Goya (España): 5 nominaciones
2023: Premios Gaudí (Academia del Cine Catalán): Premio del Público. 7 nominaciones
8
Una película necesaria
Patricia Font se atreve con una temática compleja y dolorosa, con la ambición de abordar dos líneas narrativas cada una de las cuales tiene entidad suficiente para convertirse en una película distinta: el papel de los maestros republicanos que llevaron al aula la innovación educativa en España, y la búsqueda de los restos de tantos represaliados cuyo paradero sigue siendo desconocido.

El perfecto ensamblaje de ambas tramas convierte a “El maestro que prometió el mar” en una película necesaria, que no se parece a la maravillosa “La lengua de las mariposas” más que en el contexto y en la presencia de un inolvidable maestro; ni a “Madres paralelas” que reivindica la memoria histórica española de manera mucho más forzada con dos tramas que en lugar de estar conectadas parecen superpuestas. Por citar solo dos ejemplos de obras de ficción que me vienen a la cabeza. Documentales sobre esta época en la misma provincia como "Desde que el mundo es mundo" ofrecen una perspectiva muy distinta.

La película deja en el espectador una carga de emoción abrumadora que siembra el silencio en la sala hasta que terminan los últimos títulos de crédito y el negro rotundo apaga completamente la pantalla; nos cuesta volver al presente. La esperanza truncada por tantos asesinatos nos lleva a soñar con la evolución de nuestro país sin tantos años de dictadura, y con tantos maestros como Antonio Benaiges, que podrían haber sido una potente palanca de transformación de la sociedad española.

Los mecanismos de identificación con los personajes de los guiones cinematográficos que habitualmente nos permiten encontrar un protagonista claro aquí se dividen entre la joven que ayuda a su abuelo a encontrar los restos de su padre, y el maestro asesinado. En cualquier caso hay un valor simbólico claro en ambos personajes, que funcionan como arquetipos, y en su peripecia. Matar a un maestro que se entrega a su alumnado, que se preocupa por su futuro, que les hace pensar, soñar, expresar sus ideas e imprimirlas en sus propios cuadernos, que les invita a creer en la libertad, que se enfrenta al cura para apartar la Iglesia de la escuela pública, que utiliza métodos innovadores … significa matar un modelo social, una forma de convivencia, una manera de vivir. En la película Antonio Benaiges representa a todo un colectivo de docentes que llegaron a jugarse la vida por los principios de la Segunda República; así como Ariadna representa a una generación que necesita encontrar respuestas a las preguntas sobre sus orígenes y que considera un derecho intentar recuperar los restos de sus antepasados.

Aunque su puesta en escena es sobria y su estilo narrativo se atiene a las convenciones del género Patricia Font cuenta mucho en muy poco tiempo. A base de símbolos, metáforas y pinceladas de guión que se retoman más adelante cobrando todo su significado, consigue concentrar gran cantidad de elementos en su película: la ausencia de un crucifijo en el aula del que queda un cerco en la pared, la llegada al mar como promesa de futuro (cómo no recordar a Antoine Doinel en el final de los Cuatrocientos golpes), la intervención del Inspector como estrategia represora ineficaz (con actitudes similares al de Hoy empieza todo), … Hay mucho que pensar después de ver esta película.

Enric Auquer dota de una gran autenticidad el relato cada vez que aparece en pantalla, componiendo una actuación muy emotiva con la que encarna un ideal de docente, un modelo de compromiso con nuestra profesión, capaz de despertar en su alumnado esa luz interior que los docentes intentamos encender; o deberíamos. De su magisterio ejemplar destacaría el momento en el que convence a su alumno menos aplicado de la utilidad de aprender a escribir porque así podrá contarle a su padre, al que añora, que quiere saber de él. Dotar de sentido el aprendizaje es la estrategia más potente para motivar al alumnado; solo así se entiende cómo acaba la secuencia en la que llega el Inspector al colegio con la intención de demostrar la ineficacia de los métodos empleados por Benaigues. También son muy destacables sus profundas convicciones pedagógicas y su paciencia a la hora de explicar a la familia su manera de proceder. El impacto que consigue producir en su entorno se evidencia con las autorizaciones que reúne para una salida extraescolar que ofrece a su alumnado; consigue que las familias crean en su trabajo.

La película evidencia de forma natural la dimensión política que hay en la acción docente, en la labor de tantas maestras y maestros. Es imposible inculcar la defensa de los Derechos Humanos, el rechazo de la injusticia y de la desigualdad, el respeto a la ley democrática, desde la neutralidad ideológica. La escuela en una democracia es necesariamente progresista y debe combatir activamente cualquier forma de intolerancia y de violencia. También hoy día. Por otra parte, los funcionarios/as públicos deben asumir el compromiso de hacer respetar la legalidad vigente, los principios de la República, frente a los intentos de injerencia de los poderes fácticos.

Y no por obvio es menos meritorio: trabajar con tantas niñas y niños en una película es un enorme reto, y el resultado es muy creíble. Sentimos que esta podría ser la escuela de Bañuelos de Bureba en 1936.
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76 de 90 usuarios han encontrado esta crítica útil
7
Aquel cuaderno escrito por un niño de como él imaginaba como sería el mar...
Una entrañable película de Patricia Font que adapta la novela homónima de Francesc Escribano con guion de Albert Val, donde se nos relata unos hechos acaecidos con la victoria del General Franco tras la guerra civil, donde hubo una purga de personas señaladas que tenían ideas diferentes y que fueron ejecutados sin ningún tipo de miramiento.

El joven profesor de Mont-roig del Camp (Tarragona), Antoni Benaiges (un estupendo Enric Auquer) llega a un pueblo de Burgos (Bañuelos de Bureba) para hacerse cargo de la escuela, anteriormente lo hacía un cura bastante incompetente con mucha mano dura. Pocos niños acuden diariamente, por lo que tendrá que conseguir con su nueva manera de enseñar que vengan todos. Rápidamente, se hace querer por los alumnos, sus ideas de aprendizaje son pioneras y revolucionarias para la época, se basa en la participación activa de los niños y el uso de la imprenta para hacer cuadernillos con sus trabajos, esta nueva forma de enseñanza resulta divertida para los pequeños. Es más, el profesor está organizando una excursión para ver el mar, ya que ningún niño lo ha visto nunca. Eso hará que esas ideas tan avanzadas comiencen a tener críticas por algunas personas del pueblo.

A finales de julio de 1936, el maestro desapareció. Durante más de 75 años, su trabajo y personalidad permanecieron en la intimidad del recuerdo de sus antiguos alumnos y su familia, hasta que, en agosto de 2010, el descubrimiento de una fosa común de fusilados en Bañuelos, (donde por cierto no se encontraron sus restos) recordó la figura de este carismático maestro y la promesa que no pudo cumplir.  

Por otro lado, tenemos la historia actual de Ariadna, una mujer que busca a su bisabuelo desaparecido en la Guerra Civil, papel interpretado por Laia Costa, que parece haberse encasillado un poco en este tipo de personajes. Esta parte me gusta algo menos.

Todo un homenaje a estos maestros de pueblo tan queridos de aquella época, puede apreciarse en esta entrañable historia con la que si eres de corazón blando soltarás una o más lágrimas.
Destino Arrakis.com
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40 de 50 usuarios han encontrado esta crítica útil
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