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Dioses y monstruos (1998)

Dioses y monstruos
105 min.
7,1
8.885
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Sinopsis
Relato de los últimos días de vida del realizador James Whale, autor de Frankenstein. En principio su única compañía en esos momentos es su ama de llaves, pero pronto entabla relación con su nuevo jardinero, un apuesto joven al que confía su historia en el Hollywood de los años 30 y por el que se sentirá irresistiblemente atraído. (FILMAFFINITY)
Género
Drama Cine dentro del cine Homosexualidad
Dirección
Reparto
Año / País:
/ Estados Unidos Estados Unidos
Título original:
Gods and Monsters
Duración
105 min.
Guion
Música
Fotografía
Compañías
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Premios
1998: Oscar: Mejor guión adaptado. 3 Nominaciones: actor (McKellen) y actriz sec. (Redgrave)
1998: Globo de Oro: Mejor actriz de reparto (Lynn Redgrave). 3 nominaciones
1998: Nominada Premios BAFTA: Mejor actriz secundaria (Lynn Redgrave)
1998: Festival de San Sebastián: mejor actor (Ian McKellen), premio especial del jurado
1998: National Board of Review: 2 premios: Mejor película y actor (McKellen)
"Obra maestra, dolorosa y épica obra de arte, implacable y piadoso retrato de la soledad"
[Diario El Mundo]
"Excepcional"
[Diario El País]
9
8
Positiva
1
Neutra
0
Negativa
8
Los sueños de la soledad crean monstruos
Año 1816. Villa Deodati, Suiza.

Lord Byron lee cuentos de fantasmas para sus amigos Percy y Mary Shelley y su médico, John Polidori. Es de noche. El romántico petimetre británico propone un reto: que cada uno aporte una historia de terror.

Se desconoce cuáles fueron los cuentos y si fueron contados aquella noche. Pero se sabe que Frankenstein, el concepto de Frankenstein, nació allí.

¿Qué clase de noche fue aquella? ¿Habría viento, lluvia, niebla? ¿Qué soñó la hija de Mary Wollstonecraft cuando posó su cabeza en la almohada y fermentó al abrigo de lo onírico los fantasmas de su amigo Byron y las conversaciones "científicas" de Polidori y Percy Shelley?

Fuera cual fuera la llama que prendió la mecha, la criatura, aunque todavía no tenía nombre (y en realidad, nunca lo tuvo) estaba preparada para empezar un arduo camino que la llevaría desde el terror, el mito, hasta la tristeza: la alegoría. Se han precisado dos siglos para entender que Mary Shelley no escribió una novela de terror, sino una novela sobre alguien diferente que está terroríficamente solo.

Existen muchas películas que hablan del monstruo Frankenstein pero sólo conozco dos que traten sobre su verdadera naturaleza.

La primera es "Remando al viento" y trata el mito a través de Mary Shelley, creadora del monstruo; la segunda es "Dioses y monstruos" y trata el mito a través de James Whale, director de las películas más conocidas sobre Frankenstein.

Son dos películas muy diferentes en la forma pero muy complementarias en el fondo. Ninguna de las dos es una historia de Frankenstein, pero sí una historia de la soledad del monstruo. Ella, feminista, hiperestésica, escritora y filósofa a principios del siglo XIX; él, director de cine, hedonista, gay en el Hollywood de los años 30. En "Remando al viento", ella ve levantarse como un fantasma la forma de su propia idea y en "Dioses y monstruos" él es quien contempla la idea disolverse en las cenizas de sus propios fantasmas.

"¡Despiadado creador! Me has dado sentimientos y pasiones, pero me has abandonado al desprecio y al asco de la humanidad."
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63 de 65 usuarios han encontrado esta crítica útil
9
Admirable, sensible y conmovedora
Las historias de personajes acabados, perdedores y humillados, pero con una gran lucidez siempre ha interesado en el cine. Esto es lo que fue James Whale, director repudiado por no ocultar su homosexualidad dentro de un Hollywood cínico e hipócrita, que le marginaba mientras otros como el se mantenían dentro del armario.

Esta esplendida película de Bill Condon nos ofrece una fantasía de lo que pudieron ser sus últimos días de vida, la compleja relación que mantiene con su jardinero, un muchacho con pocas luces pero ansioso de aprender cosas de alguien que de verdad puede catalogarse como artista. La admiración del jardinero es respondida por Whale en forma de deseo, para acabar siendo una amistad basada en la pura necesidad. Esa necesidad se ve reflejada en su intenso clímax final, donde los personajes se desnudan interiormente para dejarnos ver sus miserias y sus frustraciones.

El trabajo de la pareja de actores es impresionante. Se habla mucho de la magistral interpretación de Ian Mckellen, pero también Brendan Fraser está genial.
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60 de 64 usuarios han encontrado esta crítica útil
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