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Ride Out for Revenge (1957)

Sinopsis
Cuando un jefe indio es asesinado en una ciudad infestada de odio, un ex sheriff intenta impedir que los indios la ataquen para vengarse. (FILMAFFINITY)
Género
Western
Dirección
Reparto
Año / País:
/ Estados Unidos Estados Unidos
Título original:
Ride Out for Revenge
Duración
78 min.
Guion
Música
Fotografía
Compañías
Links
7
Western de serie B, bastante modesto pero con buen argumento y positiva por ser claramente antirracista.
Modesto western, clara serie B, pero que gusta bastante por tener un buen guión, que siempre va al grano, de forma directa a la clave del argumento, cual es el racismo existente entre parte de las buenas gentes de un pueblo donde habita el hombre blanco, contra los indios, en este caso, de la tribu Dakotas.
Buenos diálogos, estimables escenas de acción y curiosas escenas llenas de tensión donde se manifiesta la corrompida alma humana, como el sermón del sacerdote del lugar en un cementerio, con un mitin lleno de odio hacia el diferente, muy lejos de los mandamientos de Dios nuestro Señor.
Buena presentación y desarrollo psicológico de los diversos personajes y un metraje corto, no llega a los ochenta minutos, donde nada sobra ni falta.
Está francamente bien, con estupendas interpretaciones, sobre todo de Lloyd Bridges componiendo un ser humano abyecto.

https://filmsencajatonta.blogspot.com/
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1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
7
Vencedores o vencidos
Una notable amargura recorre los fotogramas de este pequeño western que considero su principal valor, ya que ofrece una mirada poco transitada para la época. Se palpa una sensación de fracaso, de suciedad visceral por parte de casi todos los personajes de la película que se sienten afectados por la enfermedad contagiosa y degenerativa que deviene después de una guerra, el odio y que afecta a todos por igual, indios y colonos, sin que en el guion se tome esta vez partido por ninguno de ellos, fuera de nuestro protagonista cuyo juicio deviene en algo más sereno y equilibrado porque está enamorado de una muchacha india.
Discursivamente hablando, a esta cinta le sobran buenas intenciones pero le falta imaginación y presupuesto.
Fuera de la natural situación de hallarnos ante una ciudad carcomida por la ponzoña rencorosa de quien ha sufrido la pérdida de familiares en la recién acabada guerra contra los cheyenes, la película parece querer reflexionar acerca de la suma importancia que tiene en la preservación de la paz, el trato que reciban los vencidos por parte de los vencedores, no sólo para asegurar un armisticio sólido y duradero, sino como única forma de sanar las propias heridas que corroen, amargan y causan un daño infinito y también para impedir que las futuras generaciones hereden ese dolor y ese odio rencoroso y mezquino.
Claro que para eso es necesario que los líderes firmantes de la paz sean personas sabias, juiciosas, tolerantes y con amplia visión de futuro. Alma de líderes en suma.
Y no como lo que nos encontramos aquí. Un capitán del ejército ( y que debía de estar muy necesitado para contratarlo tal y como asevera Calhoun en una escena), responsable de la zona (Jeff Bridges), borracho, lujurioso, cobarde, de pocas luces, mezquino y traicionero, un dechado de virtudes en suma, a quien el glorioso gobierno de los EEUU había confiado el cargo.
Con semejante personaje como líder en una ciudad que ya de por sí es un polvorín lleno de prejuicios raciales, los espectadores en seguida adivinamos que la bomba está para estallar.
El primer damnificado Calhoun, sheriff de la ciudad y el único hombre predispuesto a tratar de encontrar un entendimiento entre indios y blancos, perderá su placa por haber perdido la confianza de todos sus habitantes por sus amores con la india.
Las idioteces continúan. El viejo jefe indio partidario de negociar una paz digna para con todos viajará a la ciudad con su hijo para solicitar al ejército víveres, ropa y que les permitan continuar viviendo en sus viejas colinas, hogar de sus ancestros desde siempre.
No saldrá vivo de allí, claro. Una bala perdida quitará de en medio al único eslabón que mantenía la frágil paz de las tierras. El nuevo jefe, su hijo, no tendrá tantos miramientos ni escrúpulos para con los blancos.
Mientras, la relación amorosa entre Calhoun y la india se resiente. Los muros amenazantes de una nueva guerra parecen levantarse otra vez entre ellos. El o estás conmigo o contra mí se repite como una sonatina para ellos. ¿Cómo se puede ser leal a un pueblo y amar a tu enemigo al mismo tiempo?.
Y, para colmo, Gloria Grahame entra en acción. Su papel es pequeño, casi, casi, testimonial, pero no deja de tener sus consecuencias, Gloria ama a Calhoun y es rechazada por él, si creen que la chica se va a quedar con un palmo de narices están muy equivocados.
Con respecto a la acción en este film no hay mucho que destacar excepto cierta imaginativa escena del niño caminando por la noche por el pueblo con la amenaza de los indios agazapados y el sonido de percusión realzando la sensación de peligro. La fotografía es buena, esa escena me ha gustado mucho.
Un combate a cuchillo entre Calhoun y Pequeño lobo es apenas toda la acción que este western puede ofrecer, sus medios son muy limitados y el director no sabe sustituirlos ni disimularlos.
En conjunto se deja ver, más en su principio que en su final. Ya os digo, la atmósfera malsana, carcomida y enferma de toda esa población incluida el niño (y !atención, el reverendo!) está muy bien escenificada, junto con algunos diálogos ilustrativos acerca de ello, es lo que me ha resultado más interesante de ver. Se parece mucho a la realidad prejuiciosa de muchas sociedades.
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