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El Señor Sapo (1949)

El Señor Sapo
33 min.
5,5
790
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Disponible en:
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Trailer (ESPAÑOL)
Sinopsis
Un alocado sapo llamado J. Tadeus es aficionado a los coches. Por esta razón, no duda en cambiar su lujosa mansión por un excelente automóvil. Lo que no sabe es que éste ha sido robado, por lo que le toman por el ladrón y le condenan a prisión. Sus amigos trazan un plan para encontrar al culpable, restablecer el honor de J. Tadeus y sacarle de la cárcel. Inicialmente se editó en España junto a "La leyenda de Sleepy Hollow", si bien luego ambas fueron editadas por separado. (FILMAFFINITY)
Género
Animación Comedia Infantil Mediometraje
Dirección
Reparto
Animación
Año / País:
/ Estados Unidos Estados Unidos
Título original:
The Wind in the Willows (The Adventures of Mr. Toad)
Duración
33 min.
Guion
Música
Fotografía
Animación
Compañías
Grupos
El viento en los sauces Adaptaciones de Kenneth Grahame
Links
Premios
1950: Globos de Oro: Mejor fotografía (color)
8
Aventuras literarias en estado de gracia (parte 2)
[...] En primer lugar hay que conocer que “El viento en los sauces” del escritor Kenneth Grahame (1908) fue adquirida por Walt Disney en 1938, poco tiempo después de rodar “Blancanieves y los siete enanitos”. James Bodrero y Campbell Grant le presentaron la idea a Walt de que el cuento podría ser llevado a la gran pantalla pero el tema de la animación antropomórfica no convencía, en un principio, al propio Disney debido a que no creía que la técnica fuese a tener éxito en aquellos momentos. Aún así adquirió los derechos para crear una película propia más adelante. En 1941 se terminó un guión y gran parte del equipo de “Bambi” trabajó en el proyecto pero debido a la guerra y a la inmersión de los estudios en cortos propagandísticos se tuvo que dejar estancado. Hay que sumarle que la calidad de los dibujos resultantes no estaba a la altura de los grandes títulos pero se recuperó el proyecto quitándole escenas del guión y acabó convirtiéndose en un mediometraje, dejándolo como título final en la última entrega de los 6 títulos que formaban parte de las “películas paquete”.

Se pensó en llamarla desde un principio “Tres personajes fabulosos”. Los integrantes iban a ser “Mickey y las judías mágicas”, “El señor Sapo” y “Gremlins”. Este último título, basado en unos pequeños duendes creados por el escritor Roald Dahl en 1943 para la propia Disney como propuesta para un largometraje, fue desechado. Debido a la cancelación de esa parte pasó a llamarse “Dos personajes fabulosos” pero el mediometraje de Mickey pasó a formar parte de otro título, asociado esta vez con el osezno circense Bongo. Ya en 1946 se empezó la producción animada del clásico de la literatura estadounidense “La leyenda de Sleepy Hollow” (o también conocida como “Las aventuras de Ichabod”, 1820) de Washington Irving. Al no contar con una duración suficiente para poder considerarse un largometraje en Disney tuvieron la decisión de emparejar sendas obras y acabar formando el largometraje con el título definitivo de “La leyenda de Sleepy Hollow y el señor sapo”. Huelga decir que de todos los filmes que conforman la segunda (e irregular) era de los clásicos animados Disney éste sería el más destacable y el más acertado por su empaque, su tono y su forma, con permiso, claro está, del que respecta al de “Mickey y las judías mágicas”.

En referencia al título que aquí nos ocupa, “El señor sapo“, indicar que se contrató al archiconocido Basil Rathbone como narrador de la historia. Su acento británico encajaba a la perfección con el estilo elegante y sofisticado de la obra animada. Sin ir más lejos uno de los personajes, Rata, lleva una indumentaria y porte muy a lo Sherlock Holmes, en honor a su personaje más característico pues Rathbone se hizo famoso interpretando al famoso detective. En este mediometraje todo está enfocado en las alocadas peripecias del protagonista en cuestión: J. Thaddeus Toad, más conocido como el señorito Sapo. Éste es un ser engreído, encantado de conocerse, descontrolado, vividor, derrochador pero deseoso de correr grandes juergas sin reparar en la fortuna dilapidada y desobedeciendo en todo momento los consejos de sus buenos amigos (Rata, Topo y Mac, el contable de Toad). Los tres, a pesar de las circunstancias, no están dispuestos a dejar que Sapo siga malgastando su fortuna, vaya por esa vida de desenfreno, sin control y a su vez deje en mal nombre la honorabilidad de Toad Hall, uno de los lugares que da prestigio a la localidad. Lo más divertido del caso es que los personajes, desde el primer instante, están muy definidos.

El ritmo no para en ningún instante y en los primeros segundos la película hace una presentación de todos ellos para centrarse lo antes posible en el meollo de la trama. La última locura de Sapo es ir, sin control alguno, por los campos en un carromato tirado por su nuevo amigo el caballo Cirilo Mientepoco. El equino es de raza gitana pero para romper un poco el estereotipo relacionado con dicha raza lo presentan como un personaje honrado y honesto. A través de canciones y algarabía se dará paso al estilo bienaventurado y juerguista del señorito Sapo. En un momento concreto el caprichoso bon vivant se quedará prendado por un automóvil de alta velocidad. Eso hace que pierda la cabeza y no cese en su empeño hasta que no tenerlo en su poder. Lo interesante del mediometraje es que durante todo el metraje va navegando por distintos géneros: el costumbrismo en los primeros instantes, las aventuras alocadas cuando vemos a Sapo con Cirilo cantando y viviendo la vida a tope entre los campos, el cine de juicios donde el batracio tiene que demostrar su inocencia pues es acusado de robar el famoso coche y como a su vez es juzgado y sentenciado a ser encerrado en la cárcel al demostrarse que así ha sido. Luego se demostrará las verdaderas razones y el complot del que ha sido víctima por culpa de una vida disoluta, cargada de excesos y que en parte es una especie de moraleja sobre que el desenfreno no lleva a buen puerto.

- continúa en spoiler -
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4 de 4 usuarios han encontrado esta crítica útil
4
Invita poco
A mí de siempre me han gustado mucho las pelis de dibujos, y las de Disney más si cabe. Pero desde el primer momento en que se aparece el tal Mr. Toad delante nuestra, se me quitan todas las ganas de prestarle atención. Porque es un personaje repelente y nada entrañable (uno de los usuales requisitos de los personajes animados). De mitad hacia adelante la cinta gana algo de interés, pero en general, no tiene la calidad de los grandes clásicos de esta factoría.
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4 de 16 usuarios han encontrado esta crítica útil
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