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Marlon Brando, un actor llamado deseo (2014)

Marlon Brando, un actor llamado deseo
90 min.
6,8
345
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Trailer (INGLÉS)
Sinopsis
Diez años después de su muerte, este documental se adentra en la personalidad excepcional de Marlon Brando yuxtaponiendo todas las facetas de su carácter, a través de una serie de archivos y fragmentos seleccionados de sus apariciones más emblemáticas. (FILMAFFINITY)
Género
Documental Documental sobre cine
Dirección
Reparto
Documental
Año / País:
/ Francia Francia
Título original:
Marlon Brando: An Actor Named Desire (Marlon Brando: un acteur nommé désir)
Duración
90 min.
Compañías
9
El rostro impenetrable
No sabría decir si Brando ha sido el más grande actor estadounidense del siglo veinte. Es muy probable que así fuera. Que su película cumbre, "El padrino", haya resultado elegida por una mayoría como la mejor de la historia (opinión que no comparto en absoluto, sin que en ello suponga un menoscabo en mi admiración por el talento del actor), dice mucho del poder que ese hombre ejercía (y sigue ejerciendo tras su muerte) en el mundo cinematográfico.
Y lo más sorprendente es que Marlon daba la impresión de estar de vuelta de todo aquello. Y es que nunca supo realmente lo que quería ser pero se decantó por la actuación porque se dio cuenta de que era lo único que sabía hacer de verdad. De un modo instintivo, visceral, sensual, atormentado, peligroso, imprevisible, tal como él era, así que no le suponía demasiado esfuerzo. Carecía de disciplina, no se le daba bien memorizar textos y él mismo reconocía que su profesión no le apasionaba, incluso a veces le aburría. El rostro, el cuerpo y el don actoral, todos ellos los atributos que lo convirtieron en uno de los más laureados del celuloide de su tiempo, le abrían las puertas, pero a él la fama lo agobiaba, no le interesaba codearse con la flor y nata, ni siquiera estaba seguro de seguir dedicándose a algo que, salvo raras excepciones, no le llenaba. Mas la dicotomía del rebelde, la otra cara de su lado salvaje, era la de admitir que, como todo hijo de vecino, necesitaba el dinero, así que asumió con descaro que continuaba aceptando papeles por la pasta que le pagaban. Y como Brando era Brando, él ponía la mano y le plantaban en la palma millones de dólares aunque sólo saliese en una escena de diez minutos como mucho en toda la película. Supongo que en eso consistió su relación de amor-odio con el cine, sus ciclos inestables, sus idas y venidas de fiera que no tarda en sentirse enjaulada y tiene que volar, pero siempre acaba volviendo a la jaula cuando se le acaba el sustento, el tiempo justo para aprovisionarse y marcharse de nuevo. Culo de mal asiento cuya leyenda muchos matarían por alcanzar, tantos que sudan sangre y mendigan de cásting en cásting una oportunidad remota, y sin embargo el turbulento paleto de Nebraska al que lo único que parece interesarle realmente son las mujeres, llega y besa el santo como quien dice.
El hijo díscolo y mimado de Hollywood se metió en el bolsillo a medio mundo y le daba igual. Quizás en eso consistía una parte de su encanto. Nunca un amante es tan perseguido como cuando se hace de rogar y se muestra desdeñoso e indiferente. Y eso Marlon lo dominaba con una naturalidad desarmante.
Amante insaciable e inconstante, como lo era con todo, hoja sin destino ni rumbo, vivió como si no hubiera mañana, pero lo hubo, a su pesar, y vino a cobrarle sus deudas.
Ahora que me paro a reflexionar, me pregunto si el título de la extraña e inquietante película de David Lynch, "Mulholland Drive", lugar donde Brando residía cuando no se escapaba a Tahití, puede tener mucho que ver con el hecho de que él vivía en esa prestigiosa zona de Los Ángeles, y con la circunstancia de que el catalogado por muchos como el más excelso intérprete de su tiempo no dudara en verter una visión cínica y condenatoria del aplastante universo que rodea al cine. Que es ni más ni menos lo que hace Lynch en su película: desbaratar el mito del estrellato, de las enormes letras blancas que, en la archiconocida colina de la ciudad cinematográfica por excelencia, abanderan los sueños de millones de incautos.
Y que aún despreciando el mito, incluso abiertamente, no pueden evitar caer en las garras de su fascinación, de la atracción de su brillo, de su abundancia, de su exceso, y los rebeldes y renegados pródigos casi siempre regresan porque el sabor de ese veneno es rico y saciante a la manera vertiginosa en que lo es la farándula, una droga de efecto inmediato y potente que al día siguiente te deja tirado en una biliosa resaca.
De ese modo Marlon Brando vivió en su oscilación continua entre la fama y la evasión, entre el encanto y la amargura, de mujer a mujer y una docena de hijos a los que hizo lo mismo que su padre le había hecho, ser un extraño inalcanzable que nunca les ofrecería un hogar.
Entre la luz y la sombra, dio bandazos hacia los extremos y probablemente nunca se paró apenas, porque no estaba hecho para permanecer en ninguna parte.
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17 de 18 usuarios han encontrado esta crítica útil
6
Marlon.
211/15(11/07/20) Con motivo del 16 aniversario de la muerte del mítico actor Marlon Brando Jr. (3 de abril de 1924 - 1 de julio de 2004), he querido dedicarle mi humilde homenaje con la visión de este documental francés sobre su convulsa vida El actor nacido en Omaha fue un actor y director de cine (tras marcharse Stanley Kubrick por desavenencias con el intérprete, Brando dirigió como única vez en esta labor “El rostro impenetrable”) estadounidense con una carrera de 60 años, durante la cual ganó el Oscar al Mejor Actor dos veces. Es bien considerado por su influencia cultural en la película del siglo XX. Brando también fue un activista por muchas causas, especialmente el movimiento de derechos civiles y varios movimientos de nativos americanos. Tras haber estudiado con Stella Adler en la década de 1940, se le atribuye ser uno de los primeros actores en llevar el sistema de actuación y el método de actuación de Stanislavski, derivado del sistema de Stanislavski, al público en general.

Mis valoraciones van para el documental de Philippe Kohly, que sigue una estructura clásico cronológica, donde diferentes personajes que lo conocieron dan su visión del legendario actor. Desde sus amigos, el director que lo encumbró Elia Kazan, Robert Duval que lo conoció en su etapa madura, una de sus muchas amantes como fue Rita Moreno, el DP Vittorio Storaro, o el director Bernardo Bertolucci (que lo dirigió en la polémica “El último tango en París”), también apareciendo Brando en imágenes de archivo. Donde se hace un análisis del Mito ahondado en su relación edípica con su madre, en contraposición a su odio a su padre, en su impactante eclosión en Hollywood con esa apariencia de rebelde, en su compromiso político con las causas de las minorías, en sus problemas de disciplina propios de un divo caprichoso, en su poco amor a la profesión que le dio fama (no se aprendía los textos), a la que consideraba algo prescindible (rechazó el Oscar por su Vito Corleone de El Padrino”) y a la que solo se dedicaba por dinero, también se aborda su problemática familiar con sus mujeres y muchos hijos. Como tampoco se adentra en su técnica interpretativa del Actor´s Studio.
Entretenido documental, que no descubre nada que no se supiera, es un repaso superficial a su vida, que quizás necesitara de más metraje. Pues por ejemplo solo se roza su bisexualidad, y con ello solo se deja en apunte de pie de página sus relaciones homosexuales, se nos habla de que repudiaba lo que hizo Kazan delatando a compañero en la Caza de Brujas, pero sin embargo volvió a trabajar con el director (¿?), no se nos habla de su experiencia como director en “El rostro impenetrable”, no se habla de la polémica cinta “Reflejos en el ojo dorado”, se toca de un modo complaciente su papel en “El último tango en París”, cuando fue bastante perverso el modo en que entre el director y el actor trataron a la co-protagonista Maria Schneider, apenas se roza los problemas que dio Brando durante “Apocalypse Now” (bien expuesto en el documental “Corazón en tinieblas”). No es que no se le den relieve a alas aristas de Brando, pero parece cohibido para mostrar en su amplitud a un tipo complejo.

Me quedan los dos mejores momentos del documental, los que me sacan de lo funcional. Me refiero al tramo en que es entrevistado en una ronda y no hace el galán de Brando más que piropear a sus reporteras, y encima cuando sale a la calle pide a la cámara que enfoque a una bella afroamericana que pasea aun niño por la calle, haciendo incluso parar a la joven para que la filmen junto a él, mostrando un tipo descarado y mujeriego; El otro buen momento es la entrevista que ya en la vejez de Brando le hacen, y él comenta que ahora se dedica a intentar dar con el sentido de la vida (o algo más o menos así dice), y a continuación dice que pasa horas viendo a hormigas entrar y salir de su hormiguero (¿?).

Me queda un documental académico, ameno, pero sin ser incisivo, siendo sobre todo recomendable a lso fans del actor (entre los que me cuento). Fuerza y honor!!!
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3 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
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