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Four Seasons of Children (1939)

Four Seasons of Children
141 min.
7,4
70
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Sinopsis
Dos niños son agasajados por un anciano a quien no conocen. Pronto descubren que se trata de su abuelo, un adinerado empresario que una vez repudió a su hija por haberse casado con un hombre que no era de su agrado. (FILMAFFINITY)
Género
Drama
Dirección
Reparto
Año / País:
/ Japón Japón
Título original:
Kodomo no shiki (Four Seasons of Children)
Duración
141 min.
Guion
Música
Fotografía
8
Un año inolvidable
Hiroshi Shimizu alcanzó ya en sus primeras películas una perfección formal fuera de toda toda, pero es en esta Kodomo no shiki (Cuatro estaciones de niños) donde esa perfección formal se complementa con una perfección narrativa que el japonés ya había rozado en títulos como Children in the wind. En el caso que nos ocupa, las más de dos horas de metraje se suceden sin altibajos, con una fluidez tan líquida y placentera como la del agua que corre por los ríos de sus películas.

Es, también, una obra que se (retro)alimenta del universo ficcional previo de su director, enriqueciéndolo y ampliándolo: vuelven los entrañables personajes de Sampei y su familia, con ligeras variaciones, en una trama que discurre a lo largo de las cuatro estaciones del año, tiempo en el que se nos revela la grandeza del ser humano. Shimizu vuelve a captar con mano maestra la pureza de la infancia para contarnos que es en esta etapa vital, la más importante, donde sucede todo lo que nos moldeará de cara al futuro.

Cuatro estaciones de niños habla de la responsabilidad de la educación, de aprender a no proyectar en nuestros hijos nuestras propias miserias. De no enturbiar, en definitiva, su bendita inocencia con nuestros problemas y nuestra mirada adulta y materialista. Su sensibilidad y su humanidad se contagian al espectador rápidamente, emocionándole y descubriéndole la bondad y la luz que alienta en cada uno de nosotros. Una joya que te hacer -aunque sólo sea por breves momentos- ser mejor persona, ser más sabio
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12 de 12 usuarios han encontrado esta crítica útil
9
El abuelo de Sampei
Hiroshi Shimizu cuenta, junto a Mikio Naruse, con una de las filmografías más interesantes pero lamentablemente desconocidas del cine japonés, tal vez porque no hicieron peliculas de samuráis o de temática medieval, pasaporte obligatorio con el que el cine japonés se coló en Europa en los años 50, sino que buena parte de sus esfuerzos se dedicaron a hablar fundamentalmente de personas y, en especial, mujeres y niños.

Basada en una novela de Tsubota Joyi, volvemos a encontrar en esta película al personaje de Sampei, este pequeño rebelde y sensible al que vimos en “Niños en el viento” (1937) en cuya vida aparecerá ahora su abuelo, que había repudiado a su madre por casarse sin su consentimiento. Como en la anterior película asistiremos a sus peripecias junto a su hermano Senta, en un conjunto de pequeñas y grandes anécdotas entre encuentros y enfrentamientos familiares, recuerdos o preocupaciones económicas, sin excluir la tragedia que invariablemente aguarda a la vuelta de la esquina.

Dividida en cuatro episodios correspondientes a cada estación del año Shimizu confronta dos mundos paralelos, el de los niños y el de los adultos, que constantemente se entrecruzan sin terminar de comprenderse del todo uno al otro. La película transcurre con la fluidez que urge de la sencillez, la naturalidad de escenarios y los personajes y la poética habilidad de Shimizu, a través de una dinámica cámara que explora los recovecos e interiores pasando de planos fijos a expresivos travellings, bellísimas elipsis y momentos de una inexplicable belleza puramente sensitiva.

Shimizi explora el mundo de los niños, un mundo que se mezcla con el de los adultos pero en el que cada uno conserva sus reglas, obligaciones y rituales. Para Shimizu los niños son más inteligentes que los adultos porque resuelven más satisfactoriamente sus disputas. Senta y Sampei consideran injusto e incomprensible el mundo de los adultos lleno de prejuicios y orgullo. Es cierto que Shimizu idealiza a la infancia, verdadera obsesión de su filmografía, pero lo hace sin un asomo de ñoñería ni sentimentalismo.

Mizoguchi decía que él y Ozu hacían películas después de un duro trabajo pero que Shimizu era sencillamente un genio.
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4 de 4 usuarios han encontrado esta crítica útil
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