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Testigo Silencioso (1978)

Testigo Silencioso
105 min.
6,9
1.740
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Disponible en:
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Trailer (INGLÉS)
Sinopsis
Días antes de navidad, un ladrón disfrazado de Santa Claus (Plummer) ve frustrado su asalto a un banco. Un humilde contable (Gould) se queda parte del dinero sin que nadie se percate, excepto el atracador. Al verlo, éste le persigue para que le dé su botín. (FILMAFFINITY)
Género
Thriller Intriga Robos & Atracos Navidad
Dirección
Reparto
Año / País:
/ Canadá Canadá
Título original:
The Silent Partner
Duración
105 min.
Guion
Música
Fotografía
Compañías
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8
UNA JOYA DORMIDA EN EL OLVIDO
Hacía bastante tiempo que deseaba ver esta película y al fin lo he logrado.Tenía escasas referencias acerca de ella, sólo un par de buenas críticas que había leido y la recomendación de un gran amigo cuya opinión es para mi de notable fiabilidad. Pues bien, la espera ha merecido la pena.El socio del silencio es una gran película que te deja, tras un primer visionado, un cierto regusto a diferencia y originalidad.El guión, firmado por un primerizo Curtis Hanson, es de una inteligencia y un saberhacer primorosos. Sus pequeñas dosis de humor y cinismo se combinan a la perfección con hermosas historias de amor entrecruzadas y ciertos giros dramaticos no exentos de sexo y violencia. Si a ello unimos sus interesantísimos personajes desarrollados con las grandes interpretaciones de un soberbio Elliott gould,un aterrador Christopher Plummer y una deliciosa Susannah York, ¿que más se puede pedir?
Tambien me gustaría destacar a la atractiva Celine Lomez, una actriz totalmente desconocida que borda el papel de enigmática femme fatale en esta sorpendente y meritoria joya que sigue dormida en el olivido, aunque no para aquellos que hemos tenido la suerte de verla.
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44 de 49 usuarios han encontrado esta crítica útil
7
UN THRILLER MUY ANALÓGICO
El diseño de los setenta hoy está de moda. Ya no es ningún secreto que los diseñadores de Apple se hincharon a copiar de la línea de pequeños electrodomésticos de la casa Braun. Basta con escribir las dos marcas en el buscador de imágenes de Google para sorprenderse de su desvergüenza.

“Testigo Silencioso” hace acopio del diseño de aquellos años en que se hacían lámparas de plástico blanco y metales cromados. Si te gustan, fíjate en todas las de la sucursal bancaria, no tienen desperdicio. En esta misma línea documental, “Testigo Silencioso” es una de las últimas películas en que a un maquinorro inmenso, que escupe tarjetas de cartón agujereadas, se le llama “computadora”; y, quizás, también la última en que las cámaras de seguridad de un banco grababan en en Super 8 la mal domada virilidad de los hombres de los setenta. A Elliot Gould le viste en esta película “The Male Shop, L.T.D”, ¡poca broma!

Claro que, todo esto se ve en un segundo visionado, cuando ya se conoce la trama, que es lo mejor de la película. Abordar el film sólo por su estética y atrezzo sería un poco tonto, y más teniendo en pantalla a Elliot Gould y a Christopher Plummer. El primero interpreta a Miles Cullen, empleado de banca que combina atractivo y timidez con su capacidad para adelantar las jugadas de su malvado antagonista Plummer, atracador, maníaco sexual, asesino y un pelín sarasa.

Verán que el protagonista es aficionado al ajedrez, seguramente para acentuar su sentido de la inteligencia y la anticipación. En la segunda mitad de los setenta estaba muy de moda en los EE.UU. y fue todo un “boom” (económico, incluso), desde que Bobby Fisher consiguiera el campeonato mundial de ajedrez arrebatándoselo a los soviéticos.

La película es un thriller interesante, con sus dosis de humor e ironía: hay que fijarse en la cara de Elliot Gould cuando una periodista le pregunta si cree en Santa Claus… El film también tiene un buen ritmo que, quizás, se embarulla un poco hacia el final, presentado un desenlace un poco absurdo… pero bueno, es lo de menos.

Divertida aparición de un joven John Candy en un papel secundario. El día en que murió se acabaron de desvanecer mis esperanzas de verle interpretar algún día a Ignatius J. Reilly, papel para el que había nacido.

La banda sonora corre a cargo de Oscar Peterson, el pianista que tenía seis manos en cada dedo, y pone el toque “cool” que la película no deja de perseguir en todo momento. Hoy las máquinas ya ganan a los ajedrecistas humanos, pero aún no hay sintetizador que iguale al trío analógico que montó el gran Oscar Peterson en los setenta. Ni lo habrá.
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17 de 20 usuarios han encontrado esta crítica útil
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