El gancho fantasma (2008)

Como aficionado al boxeo (que no experto), trato de ver todo biopic que cae en mis manos sobre las figuras de este deporte, que por regla general e independientemente de lo lujosa de su producción suelen dejarme (unas más que otras) un buen sabor de boca.
Hago esta introducción para intentar dejar claro que no es mi aversión por este deporte lo que me hace calificar esta película como el peor biopic que me he tragado sobre una figura del boxeo (real o ficticia), sino lo mal rodada y desaprovechada que ha filmado Robert Townsend (el Spike Lee cutre de la industria, ver filmografía), que desde el arranque en la penitenciaría de Illinois en 1950 y ver a todo un hombre de 50 años, Ving Rhames en el papel de un joven Sonny Liston que en esa época contaba con tan solo 18 años de edad y la rijosidad e ineficacia con la que están filmadas las peleas, no me cupo la menor duda que se trataba de todo un castañazo, que a pesar de todo me la trague entera (al párrafo inicial me remito), más que nada por ver recreados una época y unos históricos hechos.
En resumen y para no extenderme (la ocasión no lo merece) recalcar el enorme, alucinante e inexplicable error de casting (sería curioso saber quiénes y por que han financiado este despropósito) al poner a un tipo de 50 años interpretando todo serio a un joven de 18 (inenarrable la risión que produce en el espectador cada vez que alguien le llama chico a Ving Rhames).

Aficionados y demás locos del boxeo, esto no es Toro Salvaje. Aqui no sale el genio De Niro. Estamos ante una película canadiense y eso quiere decir muchas cosas. Olvidaos del lado oscuro de la fuerza yankee y acercaos a la inocencia canadiense.
La película puede ser emitida en horario de siesta, eso no lo podemos negar. Pero la trama es fluida, y los personajes correctos.
A mi se me ha hecho muy entretenida. Con golpes de acción y muy inocentes pinceladas de comedia romántica. Está claro que no estamos ante los personajes más carismáticos del cine contemporáneo y que el prota podría ser quemado en la hoguera por hacer demasiado bien de niño tonto (quizás demasiado bien) pero tengo que decir que se agradece una película honesta y sin pretensiones a estas alturas de la vida.
Si te gustan las peleas clandestinas, no te la pierdas.