arrow

Woochi, cazador de demonios (2009)

Woochi, cazador de demonios
136 min.
5,5
1.172
Votar
Plugin no soportado
Añadir a listas
Trailer (COREANO)
Sinopsis
Jeon Woo Chi es un mago taoista de la era Joseon que es acusado de un delito y es condenado “eternamente” por una maldición. El sello de esta maldición se romperá 500 años más tarde en la Corea contemporánea, reviviendo la clásica “Historia de Jeon Woo Chi” en los tiempos modernos como un héroe que está listo para erradicar a los monstruos de este nuevo mundo. Aunque lamentablemente Jeon Woo Chi no aprovechó del todo su nueva oportunidad como héroe, debido a que está más interesado en las mujeres y su sensibilidad poética que en la práctica de su prodigioso talento en la magia taoísta. (FILMAFFINITY)
Género
Acción Aventuras Comedia Wuxia
Dirección
Reparto
Año / País:
/ Corea del Sur Corea del Sur
Título original:
Woochi
Duración
136 min.
Guion
Fotografía
Compañías
Links
Premios
2010: Blue Dragon Film Awards (Corea del Sur): 5 nominaciones
8
Acción, humor, aventuras... calidad
Da mucha rabia cuando uno se espera ver una gran película y termina tremendamente decepcionado. Sin embargo, también sucede lo contrario. De cuando en cuando llega a mis manos un título del que no espero gran cosa, pero que acaba enganchándome por completo. Es es caso de Woochi, el mago taoista...

Muy buena peli surcoreana repleta de acción y aventuras que hace que sus dos horas y cuarto pasen en un suspiro. Sus efectos especiales están no desmerecen para nada a los de grandes títulos made in Hollywood. Las escenas de acción tienen mucha calidad y por momentos (sober todo al principio) recuerdan al género wuxia de China y Hong Kong.

La cosa comienza varios siglos atrás, donde la magia y los demonios están a la orden del día. Woochi (Kang Dong-woo)es un aprendiz de mago bastante bribonzuelo que un día descubre que su maestro ha sido asesinado y que le han arrebatado media flauta capaz de invocar demonios. Varios magos capturan a Woochi dentro de de la pintura de un lienzo, pero Woochi se lleva consigo media flauta. 500 años después (en la Corea actual) Woochi es liberado a cambio de que combata contra unos demonios...

Así contado, puede parecer extraño, pero no lo es. No falta el personaje femenino interpretado por Im Soo-jung (Finding Mr. Destiny)

Una de las cosas más originales, es que Woochi, como aprendiz, aún no domina bien la magia y necesita de sus hechizos en forma de pergaminos (los llaman amuletos) que se consumen tras su uso. A destacar también el hecho de poder interaccionar con los elementos dentro de cuadros o dibujos, con lo que ello puede suponer en pleno siglo XXI (carteles por doquier, televisiones...)

Un notable alto que rozaría el sobresaliente de no haber sido por pequeños detalles. Está bien el sentido del humor, con el típico personaje cómico, pero en ocasiones se han pasado un poco, haciendo que desmerezca un tanto. No obstante, un título recomendado para pasárselo bien y disfrutar de un guión original con ritmo, trepidantes escenas de acción, romance, grandes efectos visuales, que ha sido una grata sorpresa para mí.
[Leer más +]
19 de 22 usuarios han encontrado esta crítica útil
6
Los magos ¡no llegaron ayer!
Tras la magnífica Tazza: The High Rollers, Choi Dong-hun se sumerge ahora en la Corea feudal para trasladarnos a la historia de Woochi, un mago que será condenado bajo el sello de una maldición durante cinco siglos. Dong-hun propone con Woochi una extraña y arriesgada mezcla donde un humor que no parece tener sentido del ridículo y una combinación entre la acción más estilizada y el «wuxia» acaparan un primer tramo en el que el guión apenas parece tener bazas, pero el empeño en conferirle una holgura que no requiere, y que ni siquiera se sostiene al no haber prácticamente conflicto que interceda en la trama, lastra unos primeros 45 minutos a los que no se podría tildar de largos, si no más bien de hastiantes; su empeño por empuñar ese desgarbado humor como principal artefacto de un relato que, si bien nos sumerge con destacable pulso gracias a esa poderosa ambientación —sólo echada a perder por unos efectos especiales que dejan algo que desear—, nunca termina de atinar con un tono que acompañe adecuadamente la historia de Woochi, y que además se ve zancadilleado en todo momento por un montaje cuyas virtudes no se atisban en esta estirada presentación, pues interfieren con una tosquedad patente en secuencias que podrían valerse por si mismas sin necesidad un corte tan pronunciado y avasallador.

No es hasta los aledaños de su segundo acto, cuando el cineasta coreano empieza a exponer las virtudes de un film que tan pronto abandona en casi su totalidad ese infructuoso tono humorístico y se percata de que sus capacidades deben concentrarse en la concepción de una mayor fluidez narrativa y un mayor derroche fílmico a la hora de llevar las secuencias de acción, cuando Woochi no empieza a mostrar veradaderamente unas bazas que sorprendentemente no se concentran en jugar con el contexto de dos personajes lejos de su época —que sería lo fácil—, y que prefieren juguetear con las posibilidades que tienen entre manos lanzando una velada crítica a una tierra que, bajo los ojos de Woochi, sólo parece destinada al dolor y a la ruina, así como dosificando todos los espacios para hacer de la acción una virtud diferencial sin necesidad de dirigirse a la ostentosidad que podría tener una cinta como ésta.

Tampoco rechaza Dong-hun, de todos modos, la presencia de Los visitantes ¡no nacieron ayer! (Jean-Marie Poiré) y enarbola varios momentos que lejos de recurrir a los tópicos más pueriles y habituales sí resultan simpáticos por la presencia de un dúo protagonista (incluída la comparsa cómica, que aquí se va sacudiendo esa etiqueta con los minutos) que lleva a buen puerto esas situaciones con una extravagante compostura ante la que uno sólo puede darse por sorprendido y agradecer el gesto. Parece clave en este sentido la maduración de un anti-héroe que desde que amanece en la Corea contemporánea vira su perspectiva con agudeza y prefiere recurrir a la crítica más sutil antes que escandalizar, como hacía en su época.

El último tramo de Woochi termina por dar en el clavo al devolver esa ambientación que ya poseía su arranque, pero en esta ocasión con un tono más negruzco que se diluye acertadamente a medida que nos acercamos a un clímax final donde uno ya se ha deshecho de todos los prejuicios habidos y por haber, y lo único que le queda es disfrutar de unos últimos minutos en los que se eluden estruendosas batallas y se opta por un cierre mucho más acorde con lo visto hasta el momento, donde la historia se superpone a un derroche innecesario y la personalidad no sólo de actores como el protagonista, sino también del recurrente secundario femenino, interpretado por una espléndida Lim Su-jeong, o del malo de turno al que da vida el siempre imponente Kim Yun-seok (The Yellow Sea) terminan por hacer de Woochi una diminuta curiosidad en la que ni el desmedido metraje logra deslucir un título que, contra todo pronóstico, se termina revelando como recomendable, en especial para los fans del género.


Crítica para www.cinemaldito.com
@CineMaldito
[Leer más +]
10 de 11 usuarios han encontrado esta crítica útil
Más información sobre Woochi, cazador de demonios
Fichas más visitadas