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Simple Men (1992)

Simple Men
105 min.
6,8
1.097
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Trailer (INGLÉS)
Sinopsis
Otra singular comedia de Hal Hartley. Una road movie de argumento muy simple: dos hermanos que buscan a su padre se encuentran por el camino con unos personajes tan inadaptados y excéntricos como ellos. (FILMAFFINITY)
Género
Drama Romance Comedia Cine independiente USA
Dirección
Reparto
Año / País:
/ Estados Unidos Estados Unidos
Título original:
Simple Men
Duración
105 min.
Guion
Música
Fotografía
Compañías
Coproducción Estados Unidos-Reino Unido-Italia;
Links
Premios
1992: Festival de Cannes: Nominada a la Palma de Oro (mejor película)
1992: Premios Independent Spirit: Nominada a Mejor actriz secundaria (Sillas)
"Preciosa"
[Diario El Mundo]
"Surrealismo independiente a lo Hartley. (...) La secuencia del baile, magistral"
[Cinemanía]
3
3
Positiva
0
Neutra
0
Negativa
9
"There's no such thing as adventure. There's no such thing as romance. There's only trouble and desire."
Hace aproximadamente dos años, tuve mi (hasta ahora) único acercamiento al cine de Hartley. La casualidad se alió conmigo y me aproximé a uno de los alegatos de cine independiente norteamericano más brillantes de cuantos haya podido ver. Empecé con "Trust", y allí descubrí como el humor y la tragedia, se entremezclaban con unos tintes ácidos y tejían una hipnótica red de la que era, no difícil, sino imposible salir. Sus personajes, sus diálogos, la particularidad de sus acciones, de sus relaciones, todo era brutal en "Trust", como un aluvión de sensaciones recorriéndote el cuerpo de las que era casi imposible separarse. De ella, y en apenas un día, sonsaqué el que, posiblemente, sea uno de mis testimonios más sinceros ante un film de esas dimensiones.

Sin embargo, y pese al efecto que había surtido en mi la segunda obra de Hartley, nunca me había vuelto a aproximar a su cine: quizá era porque temía que el hechizante efecto de "Trust" se rompiera, puede que quisiera volver a acercarme a ella para cerciorarme de si lo que había observado era fruto de mi condición el día en que la vi, o de la propia fascinación con que me sacudió, probablemente nunca quise desprenderme de aquellos momentos, en los que atisbe a observar un leve reflejo de Mathew en mi, en que me sentí cautivado por Maria, pero eran tantas las dudas, y tales los miedos, que sólo ha podido suceder, en un acto impulsivo, el hecho de encontrarme con "Simple Men".

No sé yo si "Simple Men" será la cumbre del cine de Hartley, de hecho, ni siquiera podría atestiguar de que fuentes bebe, cuales son sus referencias o si, a día de hoy, mantiene intactas las cualidades que hicieron, como mínimo, de sus primeras obras un torbellino de evocación, sin embargo, lo que sí sé, es que pocas veces tiene uno la ocasión de encontrarse con un cine sentido, que huye del artificio y de la banalización, y colisiona de frente, cara a cara, con las emociones más puras que puede dejar este arte.

Así, y escogiendo otro relato donde personajes perdidos que buscan, y jamás parecen encontrar, Hartley les dota de un nuevo y sublime ejercicio de carácter: no sólo sus protagonistas, como ya sucediera en "Trust", se nos presentan con una franqueza digna de elogio, sino cada uno de sus diálogos irradian sinceridad, nos destapan sus entrañas, y desvelan su sentir como si de una rotunda declaración de intenciones se tratase, cuando no es más que una amalgama de respuestas ante esos instantes rotos, que dan forma a una vida (casi) descompuesta del todo.


(Finaliza en el Spoiler)
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33 de 36 usuarios han encontrado esta crítica útil
10
¿Enamorarse o pensar con la polla?
Primero quiere escocés, luego lo veremos con cerveza y rematará con una botella de Jim Beam a morro. El ladrón traicionado deambula entre contradicciones alcohólicas y vitales ¿Sabes cuando alguien te deja, esas locuras y estupideces que puedes llegar a sentir, decir y hacer? él las dignifica con la entereza con la que encaja bofetadas mientras no tiene un dólar en el bolsillo.

Empieza con un robo. Las situaciones se van sucediendo con absoluta naturalidad: una antigua estrella del deporte reconvertida en prófugo revolucionario. Una monja revolcándose en el suelo con un policía. Un ataque de epilepsia en pleno campo. Una moto estropeada. Un gasolinero distorsionando su guitarra a la espera de clientes. La niña de azul en el colegio de monjas que está loca por Paco...

¿Y qué fue de Paco? Efectivamente, ni el recuerdo de su sombra, ni el olor de su tabaco. El gafitas y su hermano, buscando a su padre como una aguja en un pajar, van a encontrarse con dos mujeres que esperan, con ánimos y deseos totalmente diferentes, a dos hombres. Una desea que llegue su amor, que no la haya dejado en el camino. La otra no quiere que venga, con ese miedo tan americano a los ex-convictos.

Y entre esperas e indagaciones, se suceden los diálogos ¿Intrascendentes? Se habla de Madonna, de embragues, de medallas religiosas, de grupos de rock, de árboles y plantas ¿Plúmbeos? Se habla de sentimientos, de deseos, de necesidades, de desengaños. El amor en todas sus vertientes, sugerido o mostrado: amor loco, amor para toda la vida, el sexo por el sexo, amor platónico, amor rechazado, amor distante, y, por encima de todos, el amor como sufrimiento y padecimiento. Lo dice el policía, en una de sus escasísimas intervenciones: Como clavarse un puñal en la frente otra vez, eso es enamorarse.

Todos esos diálogos, tan importante y absorbentes, no constituyen una molesta verborrea. Hay muchos silencios, no hablan rápido, escuchan música o se asustan entre susurros. Aún queda espacio para que Hartley introduzca una situación que en "Flirt" desarrollará al máximo, como es la repetición de frases y palabras en contextos diferentes. Un recurso más del director para mostrar esa sociedad donde las relaciones entre personas siguen repletas de tanto dolor como magia.
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16 de 19 usuarios han encontrado esta crítica útil
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