Siete minutos para morir (1989)

Película que cuenta los preparativos y semanas previas al atentado que sufrió Adolf Hitler y otros importantes miembros del partido nazi el 8 de noviembre de 1939 en la cervecería Bürgerbräukeller de Munich por parte del carpintero alemán Georg Elser.

Un mes antes, el 1 de septiembre de 1939, Hitler había invadido Polonia, dando comienzo a la Segunda Guerra Mundial. En la película vemos como los noticieros alemanes informan de este hecho. Conocemos a Georg Elser, un carpintero desempleado que es invitado a instalarse en el bajo de la casa de una mujer pudiente. Éste tiene decidido colocar una bomba en un acto público de Hitler por el aniversario del Putsch de Munich (golpe de estado fallido de 1923) en una cervecería de Munich. Desconocemos las motivaciones de Elser. Al mismo tiempo que construye el artefacto explosivo y consigue los elementos necesarios para su construcción visita la cerveceria donde se producirá el atentado donde se promete con una guapa camarera del local. Este hecho a fin de cuentas será un error.

Así transcurre la película hasta su parte final donde los acontecimientos se precipitan. La tensión narrativa se eleva notablemente, y aunque sabemos que Hitler no murió, el suspense de lo que ocurrirá y como ocurrirá se hace palpable. Queremos que Elser triunfe donde la historia nos dice que fracasó.
En ningún momento Hitler es mostrado, solo vemos sus brazos y sus manos mientras entra entre la muchedumbre de local, saluda y emite su discurso: aquí el plano se vuelve subjetivo a Hitler durante unos momentos.
Sabemos que Elser fracasó; además fué capturado cuando huyó (la huida también tiene una gran tensión narrativa) con su prometida, la camarera de la cerveceria y que juega un papel muy importante en esta historia. Murió ejecutado unos días antes de la liberación del campo de concentración de Dachau, en abril de 1945. No fue ejecutado inmediatamente tras su detención en la frontera suiza y sobrevivió tanto porque Hitler siempre pensó que formaba parte de una conspiración.

"No existe en Alemania ningún monumento dedicado a Georg Elser".

Wagner: ¿Por qué lo hiciste?.
Elser: Alguien tenía que hacerlo.