Sólo el más fuerte (1993)

Nunca entenderé cómo “Mark Dacascos” no alcanzó un éxito similar al de sus homólogos en el cine de acción (Chuck Norris, Steven Seagal, Van Damme, etc.). Era más joven y actuaba mejor. Pero sobre todo su manera de pelear era la más acojonante que haya visto en una película de artes marciales (incluyendo tanto films occidentales como orientales).

Sí, señoras y señores, “Mark Dacascos” consigue realizar sin problemas y sin ayuda las acrobacias que otros actores hacen utilizando cables y trucos informáticos.

Para protagonizar el film el joven actor se preparó durante varios meses con maestros (mestres) de capoeira en Brasil. Cosa que tampoco le resultaría difícil pues ya era experto en kung fu y acrobacias.

En cuanto a la película, por lo que al guión se refiere el resultado es muy sencillo:

Louis Stevens es un boina verde del U.S. Army destinado en Brasil y que en su tiempo libre se dedica a participar en “rodas” de capoeira. Tras licenciarse en el ejército regresa a su antigua escuela en Miami para impartir clases de educación física a un grupo de chavales marginales.

No es que la historia sea una maravilla, la verdad, pero al mismo tiempo se me antoja más entretenida que otras muchas películas, no sólo de artes marciales sino también, de los típicos dramas de profesores con alumnos problemáticos.

Por lo que a los actores respecta, siendo la mayoría mediocres cumplen su cometido.
Ídem con la dirección y fotografía.

Mención aparte se merece la magnífica y cañera banda sonora, compuesta por canciones utilizadas en capoeira remezcladas con música rap y hip hop.

Aunque sin duda el verdadero protagonista de esta película, es el vertiginoso arte marcial brasileño de orígenes africanos. Puede que hoy en día los combates no impresionen tanto pero os aseguro que en el año del estreno del film (1993) se te podían salir los ojos de las órbitas contemplándolos. Especialmente en las “rodas” preparadas por auténticos profesionales.

De obligada visión para los amantes de la capoeira.

Roda: Lugar donde se lucha amistosamente sin contacto. Los practicantes forman un círculo cerrado formado por luchadores y músicos.

Principios de los noventa, Mark Dacascos es uno de los fallidos intentos en el género actioner de ser relevo de Stallones y Schwarzeneggers varios, quedándose por el camino y teniendo que conformarse con ser una estrella en el formato doméstico. De todas maneras, alguna vez tuvo alguna ocasional oportunidad de brillar en pantalla grande, siendo protagonista de un par de largos de Christophe Gans -Crying Freeman (1995) y El Pacto de los Lobos (2001)-. Sólo el Más Fuerte (1993) es la película que le puso en el mapa.

El director y guionista es Sheldon Lettich, ejerciendo esa labor en pocas películas, seis de ellas con Jean-Claude Van Damme, algunas de las que le dieron la primera fama al intérprete belga -Contacto Sangriento, Lionheart, Doble Impacto-. Con Mark Dacascos trató de repetir jugada y no le salió bien, fracaso en taquilla y malas críticas -entre ellas un 0% en Rotten Tomatoes como se encarga de recordar la Wikipedia-. A Dacascos solo acompaña otra cara algo conocida, Geoffrey Lewis -padre de Juliette Lewis- visto en Infierno de Cobardes o Los Renegados del Diablo entre muchas otras.

Simple y visto argumento. El ex boina verde Louis Stevens (Dacascos) vuelve a su Miami natal a pedir trabajo en el instituto donde fue educado. Allí, un amigo profesor (Lewis) le hace saber que no hay trabajo para él; los estudiantes prefieren traficar a coger un libro. Las dotes del protagonista en el arte marcial del Capoeira le convencen de lo contrario. En una junta escolar Stevens obtiene a los doce alumnos más conflictivos para tratar de revertir la situación; con el Capoeira aprenderán el respeto, a mantenerse ocupados, lejos de las calles y el crimen.

Rebelión en las Aulas (1967) + Karate Kid (1984) + Capoeira = Sólo el Más Fuerte. Esta película, al igual que la reciente Man of Tai Chi (2013), no trata de vender un gran argumento por mucho que al final se dé un buen mensaje a la muchachada, esto de lo que va es dar hostias como panes. Mark Dacascos de esto sabe mucho y se muestra durante la hora y media que dura el film como un portento físico, un superclase en las artes marciales. Solo por la cabriolas que hace y cómo están recogidas en el abusivo slow-motion ya vale la pena ver la peli. Además, aunque no tuvo oportunidades para ello, es mejor actor de lo que parece.