Pies grandes (1975)

Lo de 'Pies grandes' casi suena a eufemismo al referirnos a Bud Spencer porque, con Bud, absolutamente TODO es grande, empezando por él mismo. Lo es tanto como para no negársele la posibilidad de tener su propia franquicia en solitario que había inaugurado 2 años antes con Steno dirigiéndole también en 'Piedone lo Sbirro', y cuya sombra se habría de prolongar -en espíritu, que no en el mismo personaje- durante toda su carrera impartiendo ley soberanamente (a hostias, vamos) contra los narcotraficantes y camellos. De hecho Spencer y Steno no se bajarían, durante décadas de colaboraciones, de la misma fórmula de policiaco violento bañado en mensajes conservadores ("¡la violaron y se dió a la droga!") y unos secundarios cómicos que, en las suyas sí, eran inequívocamente transalpinos.
Harry Callahan tenía San Francisco, Shaft a Harlem y, al igual que el segundo, el comisario Rizzo es poco amigo de apoltronarse en Napoles por lo que Steno -siempre capitaneando el barco- se lo lleva con la manta a la cabeza, un compañero retaco -eso siempre funcionaba en las películas de Bud-, el adorable "bambino giapponese" Daygolo, y un fugaz Enzo Cannavale probandose vestiditos y privándose del placer de hacer turismo..
Al Lettieri -Virgil el Turco en 'El Padrino'- sabía perfectamente lo que es vérselas con tipos duros (McQueen, Bronson) o medirse a un ajadísimo John Wayne y, para la ocasión, comparte batallas campales con Bud en una de sus últimísimas apariciones en la pantalla.
Lo dicho, en ésta Bud Spencer se pira a Hong Kong y también se pasa por Bangkok...
¿Kung Fu y Thai Boxing contra Bud?? ¡Pegar con las piernas es de parguelas!