La venganza de los cheyennes (1975)

Todo es muy raro en esta cinta. Desde el mismo título en español. Ni hay venganzas ni mucho menos creemos que se trate de indios cheyenes, pues los que salen parecen sacados de la película de "Sinuhé el Egipcio" o de "La tumba del faraón". Tampoco los extraños paisajes que se muestran son característicos del western.
Y es que en realidad se trata más bien de un telefilm de aventuras, de aventurillas, con un niño de blondas melenas, Sam (Petersen), un perro y un anciano simpaticorro y cascarrabias, Russian (Boone), como protagonistas. Todos en busca de la hermana del primero, Charlotte (Blanch), que ha sido raptada por los indios.
En el fondo subyace el debate sobre la posibilidad de dar la vida por otra persona, desde una perspectiva religiosa. Y es que al comenzar la obra, un vecino reclama la presencia de la madre de los jóvenes pues en su rancho hay un caso de cólera. Marcha la señora y sus hijos se plantean el riesgo que corre de adquirir la enfermedad y de traerla luego a su casa.
La cinta les ofrecerá a ambos la oportunidad de dar respuesta a esa cuestión exigiendo su generosidad (spoiler).
Al margen de esta idea muy poca cosa más. Una especie de telefilm con guion disperso, deslavazado y escasamente lógico, nulo análisis de los caracteres de los personajes, pésima ambientación y caracterización y un color horroroso.
Parece destinada a un público infantil a no ser por la escena inicial del baño de la muchacha. En cualquier caso nos parece una mala película que no recomendamos.

Pasable western de serie B donde los indios más parecen egipcios , con un jefe calvo en plan faraón. Más que cheyenes, podría tratarse de una tribu de indios sudamericanos de estilo azteca emigrados a Norteamérica, de esos que practican sacrificios humanos.
Al final parece más bien una película de aventuras juvenil con chaval y viejo protagonistas, y una estética muy setentera.