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Un vistazo a El Padrino (1990)

Un vistazo a El Padrino
73 min.
7,2
355
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Documental completo (INGLÉS con subtítulos en ESPAÑOL)
Sinopsis
Documental sobre el rodaje de la trilogía "El Padrino" de Francis Ford Coppola. Contiene las discusiones con Mario Puzo sobre el guión, la elección del extenso reparto, las decisiones tomadas con Gordon Willis y Nino Rota, la entusiasta recepción del público y de la crítica, las conclusiones a las que llegaron todos los responsables veinte años después... (FILMAFFINITY)
Género
Documental Documental sobre cine
Dirección
Reparto
Año / País:
/ Estados Unidos Estados Unidos
Título original:
The Godfather Family: A Look Inside
Duración
73 min.
Guion
Música
Compañías
7
"Robert Redford habría pasado por italiano del norte"
Existen los 'making of' rutinarios, promocionales y aquellos 'making of' que se mojan, que afloran detalles e indagan en las parcelas más delicadas y de más enjundia de una producción cinematográfica. Personalmente encuentro más sabrosos aquellos que profundizan en la escritura (y reescrituras) del guión y en el casting de actores (la selección, las pruebas, los ensayos, la relación entre actores y director, etc...)

Este documental es de los que se moja con El Padrino I, y al mismo tiempo es puro material promocional de El Padrino III. Lógico si miramos que el año de su estreno y del documental coinciden, 1990. De El Padrino II se habla poco, mayormente de su famoso montaje en paralelo.

En el caso de El Padrino I al ser una adaptación no tiene mucha miga hablar del guión. Es sabido que Hollywood estaba en la peor crisis de su historia, la Paramount tenía los derechos de una novela todavía sin publicar, y querían un director italoamericano para hacer rápido una película medio barata sobre la mafia. A Coppola le costó aceptar el proyecto, y siempre lo vio como un trabajo de encargo, un profesional que pone su mejor empeño y habilidades al servicio de una adaptación.

Aunque cada vez le ve más interés al hecho de hacer protagonista absoluto a una familia, desde sus protagonistas hasta los invitados a una boda. Ese enfoque hará que el público medio pueda sentir una gran cercanía e identificación; aunque se dediquen al crimen se comportan como una buena y tradicional familia. Si además le añadimos un toque costumbrista y folclórico, en un país lleno de minorías desarraigadas, el resultado sería un efecto espectacular sobre la mentalidad americana, después de El Padrino por primera vez se podía estar orgulloso públicamente de tener orígenes extranjeros.

Despojada de sus grandes temas y el disfraz de la cultura italoamericana, la trama es simple: una historia de sucesión, de un rey con tres herederos. Coppola no esconde su admiración hacia Shakespeare, y en El Padrino además de puro cine hay reminiscencias de la tragedia y el teatro. No es casualidad que guste tanto cuando los temas de herencias y sucesiones ya se encontraban entre los más recurrentes de la mitología griega, han obsesionado a los hombres desde hace miles de años, y no en vano han articulado sus sistemas legales, económicos y sociales.

Y entonces la novela se convierte en un éxito inesperado y sensacional, y pone todo el peso sobre los hombros del director. Ahora los productores miran con lupa el proyecto y les parece una mala apuesta un director sin experiencia con grandes producciones. Sus temores se confirman cuando les presenta los actores que tiene en mente. La estrella conflictiva y caída en desgracia Marlon Brando, y un puñado de actores jóvenes y desconocidos…

Sin duda son premonitorias las enormes dudas de los ejecutivos respecto de Al Pacino, quien se sabía con un pie y medio fuera durante el rodaje. Era soso y aburrido, querían a Robert Redford. Quizás no entendieron que Michael no es el protagonista hasta que las circunstancias le obligan a serlo. Esa es su historia dentro de la película, esa es la relación de su personaje con su familia, pasa de estar fuera a estar dentro, se ve en la puesta en escena, de estar sentado a un lado, apartado, mientras Sonny, Tom y Clemenza discuten y planean, a acabar más tarde en el centro y presidiendo.

En el rodaje todo cambió a partir de la escena del encuentro con Sollozzo en el restaurante, los productores por fin dejaron en paz el tema Pacino. Todo cambia también en la trama con esa escena, durante los primeros 30-40 minutos, el protagonista es Vito (Brando), luego Sonny y poco a poco Michael actúa y toma la iniciativa (incluso en Sicilia saborea los dulces del estatus y el poder, toma lo que se le antoja, de querer ser complacido por los demás). Finalmente Michael “heredaría”, narrativamente también, el protagonismo total con la muerte de su hermano y de su padre.

Aunque nunca dejarían de desconfiar de Coppola, a quien acusaban de darle un estilo y planteamiento demasiado clásico a una película que exigía rentabilizar los gustos del nuevo público dominante, los jóvenes. Incluso le insistirían a Coppola para que metiera más violencia en la historia (las vueltas que da la vida). Pero todo ello también es clave para entender que hoy muchos puedan decir que nos encontramos ante la mejor película que ha dado el séptimo arte. Y es que yo creo que no hay ninguna película tan clásica y moderna al mismo tiempo como El Padrino, estás viendo algo clásico y elegante y al mismo tiempo de género y efectista, encauzando las influencias de Arthur Penn o Cassavetes. Si hasta se junta un Brando traído del cine clásico con las las nuevas estrellas de los 70 que no eran caras bonitas, sino auténticas e interesantes.

Por cierto Diane Keaton magnífica para el papel, otro personaje que podría haber quedado soso y aburrido, y que Coppola supo ver a la única actriz que podía aportarle un punto imprevisible y natural.

Por último añadiría que las curiosidades más llamativas de este making of es ver como prueban a James Caan de Michael o a Robert de Niro de Sonny (Coppola con mucho sentido dice que queda como un matón de calle , pero le gustó tanto De Niro que más tarde se acordaría de él para hacer de Vito joven en El Padrino II).
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18 de 19 usuarios han encontrado esta crítica útil
7
Un poco más allá de las tres generaciones de los Corleone
"A comienzos de los '70, Mario Puzo y Francis Ford Coppola crearon dos de los más influyentes films del cine americano, ganadores de nueve Oscar, incluyendo dos a Mejor Película".
Es cierto, dos de las más grandes películas que se han realizado son los dos periplos de la familia Corleone, que dieron a su director y actores un éxito sin precedentes y establecieron una nueva forma de cine en Hollywood.

La primera en 1.972, que cambiaría para siempre el cine, no sólo el de gangsters, sino el cine en general, de la que muchos directores tomarían ejemplo (especialmente Martin Scorsese y Sergio Leone); la secuela en 1.974, para la gran mayoría aún más épica y memorable que su predecesora, iniciando en la industria la moda de las continuaciones y las sagas y derribando ese incierto mito que sostenía "segundas partes nunca fueron buenas". Después de eso, Coppola tuvo otros grandes momentos ("La Ley de la Calle", "Apocalypse Now", "Cotton Club").
Pero dieciséis años más tarde, para sorpresa de unos y disgusto de otros, pues aquello parecía más bien una oportunidad de la Paramount y el propio director de sacar dinero, éste regresaría para continuar, ya por última vez, con el legado que había heredado Michael Corleone, con el vasto imperio que había construido a base de violencia y terror, sangre y fuego, y su intento desesperado de encontrar la redención. Coppola contaría no sólo con la colaboración del mismo equipo técnico, sino de la mayor parte del equipo artístico de las anteriores entregas (junto a nombres del calibre de Joe Mantegna, Andy García, Eli Wallach) y apareciendo su propia hija, Sofia, esa empalagosa y pánfila sin sangre en las venas que viéndola actuar uno se pregunta cómo demonios ha logrado llegar donde ha llegado.

"The Godfather Family: A Look Inside" está rodado por Jeff Werner, del que yo al menos sólo recuerdo la extraña y divertida "Cheerleaders' Wild Weekend", y comienza con una anécdota sobre una de las escenas más recordadas, la de la cabeza del caballo en la cama, que comenta el propio Coppola. Siempre resulta fascinante descubrir secretos de aquellos films que de algún modo nos marcaron, y más aún cuando nos los cuentan sus artífices o actores; "El Padrino", como no podía ser menos, es una obra llena de historias y curiosidades, y para todo amante del cine que se precie merece la pena conocerlas.
El documental investiga (livianamente) en las dos primeras partes de la saga mientras el director está en plena producción y posproducción de la tercera (a la que al menos yo no le tengo mucho aprecio), acercándose a él, a su modo de trabajar, de enfocar el guión y de conectar con sus actores mientras nos enteramos de cosas tan interesantes como la negativa de los estudios de tener a Marlon Brando y Al Pacino de protagonistas, asistiendo así a una curiosa prueba de casting en la que Martin Sheen y el mismísimo Robert DeNiro, ambos muy jovencitos, intentaban conseguir el papel de Michael y Sonny, respectivamente.

Por suerte para DeNiro, Coppola le elegiría dos años después para hacer de Vito en la secuela; de hecho, podemos ver a todos los actores probando en el papel que, más tarde y para regocijo del director, se llevaría Pacino. Conversaciones entre unos Brando y James Caan borrachos acerca de aquello que realmente desearían en la vida; Marcia Lucas, esposa de George, haciendo las veces de montadora para los tests de casting; la influencia de Kurosawa para Coppola en una escena en la que a un personaje se le asesina clavándole sus propias gafas en la garganta.
Un segundo director contratado por Paramount que supervisaba a Coppola mientras rodaba el primer film, pudiéndolo despedir y reemplazar en el acto si cometía algún trapiés; el bebé que sostenía Diane Keaton en la escena del bautizo era...¡Sofia Coppola! Es decir, multitud de hechos que despiertan la curiosidad del acérrimo fan de la película. Entre tanto, el director comparte profundas reflexiones con Mario Puzo sobre la tercera parte y el descenso a los oscuros infiernos de su protagonista, Michael, ya anciano y preparado para su cada vez más cercano final.

Lo malo de "A Look Inside" es que no profundiza tanto como uno cree en las dos primeras entregas y su realización, mezclando los nostálgicos recuerdos pasados con lo que se vive tras las cámaras en la más reciente "Parte III" con no mucho acierto, donde vemos discutiendo a unos Pacino y Keaton envejecidos o a una Sofia Coppola con dudas sobre su escena amorosa con Andy García.
Aun así, un documento la mar de interesante y provechoso, el cual ya merece la pena con sólo poder presenciar la pasión y el ímpetu de Francis, realmente hipnóticas. Eso sí, se echa en falta una entrevista con el sr. Brando.
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2 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
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