Los asesinos acusan (1951)

Ya sabía que George Raft, paisano de Jordi, dejó escapar la bola de El último refugio, pero es que también dejó escapar El halcón maltés y Perdición según wiki y si lo dice wiki será será. En sus años mozos George Raft,el paisano de Jordi, era bailarín de primera eso también lo dice wiki y en Los asesinos acusan se pega un tango y eso lo digo yo. George Raft, el paisano de Jordi, es un jugador de primera pero con la mafia no se juega y casualidades de la vida George Raft, el paisano de Jordi, en sus años mozos también jugueteó con la mafia según wiki. Los asesinos acusan, según el doblaje de la peli se llama atrapados, es una anodina cinta sobre el blanqueo de dinero que si se fija uno bien los billetes que salen solamente están imprimidos por una cara, les faltó tiempo para hacerlo por las dos caras cuando lo incautaron, y siempre es bonito que cuando te persigan ir con una cosa bonita aunque la cosa bonita estorbe más que ayude y eso lo digo yo. Si George Raft,el paisano de Jordi,hubiera cogido la bola de El último refugio su existencia hubiera sido más gratificante y no se hubiera puesto delante de la cámara haciendo esta cosita. Mejor que ver un noir por día es ver dos y ver a lo lejos, lejos, lejos, muy lejos sus 450 noir.

La tercera y última rareza que me brindó Ramonmari fue este film de nacionalidad británica, rodado en Italia, y dirigido por un estadounidense, con la presencia de otro actor en decadencia (George Raft, en un papel que habría podido interpretar dormido) y una chica macizota que apareció en clásicos indiscutibles del noir, como El beso de la muerte, Atraco perfecto y El cuarto hombre. Para más rarezas, la película parte de una novela del prolífico James Hadley Chase, un británico que escribía como si fuera estadounidense (aunque jamás hizo sombra a los clásicos del otro lado del Atlántico). Raft llega a una ciudad costera italiana y se topa con un insufrible pilluelo del que se hace amigo, y a continuación es recibido por el director del casino local con grandes alharacas, pero no tarda en descubrir que el casino no es más que una tapadera de otras cosas, cuando ha de huir en compañía de la bonita Kay Wonderly (Gray), que pasaba por allí como si tal cosa. Rodada con desgana en escenarios italianos, el intríngulis se ve venir de lejos y el espectador se sume en un plácido aburrimiento, sólo mitigado por la agradable sensación de estar viendo otra rareza desenterrada. Y es que denme un noir cada noche y seré feliz.