Tarzán en la gruta del oro (1969)

La primera de las cinco "aventuras españolas" de Tarzán tuvo al menos la gracia de presentarnos a Jesús Puente, acompañado de Luis Marín, como el malvado explorador que quiere corromper a los indígenas, lo que tiene su punto para quienes crecimos viéndolo los viernes por la noche en los "Estudio 1".

Junto al croata que encarna al héroe, un tal Steve Hawkes que repitió con Caño como director en la segunda entrega (y que haría muy pocas pelis más), y que aquí aparece en la pantalla menos tiempo que la mayoría de sus compañeros de reparto, andan tambien sueltos por la selva gente como el bueno de Antonio Casas, la austriaca Krista Nell, a la que siempre agrada ver, o la danesa Kitty Swan, que por aquel entonces venía de hacer en Italia una serie pelis con heroína femenina selvática ligera de ropa que atendía por el nombre de "Gungala". Y que aquí, sin mucha solución de continuidad, encarna a la reina de las Amazonas.

La verdad es que la cinta es un disparate bastante chapucero a todos los niveles, empezando por lo atolondrado del guión que finalmente se filmó y se nos muestra, y en el que aunque FA solo menciona a Umberto Lenzi, también habrían participado el dramaturgo Santiago Moncada y Joaquín Luis Romero Marchent.

De hecho en la estructura hay dos tramas paralelas, la de Tarzán, y la de la Krista Nell, que no se hacen converger bien; los gazapos y la falta de coherencia asoman por doquier; todo es bastante absurdo y está mal planteado, empezando por la relación entre exploradores e indígenas, y de estos con las propias amazonas; y algunos personajes como el de Fernando Sancho son una indisimulada parodia. Y, sobre todo, se nota que hubo un presupuesto de cuatro perras y que el rodaje, que se hizo en Puerto Rico, debió durar muy pocos días. Aunque, eso sí, los exteriores, pese a no sacárseles mucho partido, no dejan de ser curiosos.

Y al menos, pese a su ramplonería, la película es a ratos divertida, básicamente por lo mal hecha que está y por lo torpemente que acumula sin tino alguno todos los topicos del subgénero selvático. A diferencia de alguna otra de la serie, como "Tarzán en las minas del Rey Salomon" (José Luis Merino, 1974), con el guaperas canario David Carpenter, Paul Naschy y Nadiuska, que no solo no daba nunca risa sino solo pena, además de ser soporífera.