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Las ciervas (1968)

Las ciervas
95 min.
6,3
732
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Escena de apertura (VO)
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Sinopsis
Frederique, una lesbiana rica y de temperamento apático, recoge de la calle a Why, una joven artista callejera, y la lleva a vivir con ella a su casa de Saint Tropez. Durante algún tiempo son felices, pero en una fiesta Why comienza a sentirse atraída por Paul, un joven arquitecto que acaba seduciéndola. Frederique se enfurece y decide visitar a Paul para dejarle claro cuál es el precio de acostarse con Why... (FILMAFFINITY)
Género
Drama Homosexualidad Celos Drama psicológico
Dirección
Reparto
Año / País:
/ Francia Francia
Título original:
Les Biches (Bad Girls)
Duración
95 min.
Guion
Música
Fotografía
Compañías
Coproducción Francia-Italia;
Links
Premios
1968: Festival de Berlín: Oso de Plata - Mejor actriz (Stéphane Audran)
6
Drama negro
Film realizado por Claude Chabrol, escrito por Paul Gégauff ("El carnicero", 1970) con intervenciones del realizador. Se rueda en escenarios naturales de Paris y Saint Tropez. Gana un Oso de plata (actriz, Stéphane Audran). Producido por André Génovés, se estrena el 22-III-1968 (Francia), poco antes del mayo francés.

La acción tiene lugar en Paris y Saint Tropez (Costa Azul francesa) a lo largo de los meses de invierno de 1967/68. Federica (S. Audran), rica y ociosa, conoce en el "Pont des Arts", de Paris, a una muchacha pobre, enigmática, sensual e impresionable, que dice llamarse Why, a la que invita a pasar unos días en su villa de la costa.

El film desarrolla una fábula, intensa y perturbadora, de deseo, seducción y venganza, que el realizador envuelve en una atmósfera creciente de estrañeza, misterio y fatalismo. Expone el comportamiento indolente y despreocupado de la burguesía, sus fastos y miserias, que le sirven para establecer su habitual acotación de denuncia y crítica social. La homosexualidad y la bisexualidad son tratadas con cuidadoso respeto en el marco del claro propósito de reivindicar su naturalidad y glosar, tempranamente (1968), su igualdad en relación a las orientaciones heterosexuales. Analiza las relaciones humanas inspiradas en los deseos de dominación, sumisión y manipulación; su fragilidad y ambivalencia; la dinámica que pueden generar; y los extremos indeseables a los que ocasionalmete pueden llevar. La exposición es sencilla, natural, clara y directa, sin engolamientos presuntuosos y sin las habituales referencias freudianas de Hitchcock. El punteado de comicidad viene dado por el dúo que forman Henri Attal y Dominique Zardi, en sus papeles de músicos aficionados y parásitos sociales que viven a expensas de Federica. Ésta es una voraz y posesiva seductora/cazadora sexual, de hombres y mujeres, como ponen de manifiesto los trofeos de caza y las lanzas, flechas y armas que decoran su casa. Se considera que el film, con la asistencia del guionista Paul Gégauff y del productor André Génovés, marca el inicio de la tercera etapa, la de la madurez, de la filmografía del realizador.

La música, del francés Pierre Jansen, colaborador habitual de Chabrol, se apoya en una partitura que sugiere y crea sentimientos de tensión e intriga. Combina instrumentos de viento y cuerda en melodías que lucen aires propios del s. XX. Destaca el emotivo solo de violonchelo que acompaña la escena culminante de la cinta. La fotografía, de Jean Rabier ("El bello Sergio", 1959), aporta al film la visualidad propia de Chabrol, colorista, luminosa y apoyada en una excelente composición. Las interpretaciones de Stéphane Audran (entonces casada con Chabrol) y de Jacqueline Sassard son cautivadoras.

El film, de ritmo pausado, es un drama negro, que muestra la impronta singular de la personalidad del realizador.
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37 de 40 usuarios han encontrado esta crítica útil
10
"Necesito una presencia..."
“Las ciervas” es la primera película de Chabrol propiamente “chabroliana”.
Turbia y turbulenta, narra la heterosexualización de una lesbiana, y la homosexualización de una heterosexual, de manera que los deseos de una y otra apenas llegan a coincidir.

Stéphane Audran, la primera gran musa del director, hace una de sus mejores interpretaciones como esa depredadora sexual ociosa y ricachona, dominatrix cotidiana acostumbrada a ser ganadora tanto en el juego como en el amor (es quizá la lesbiana más fascinante de la historia del cine, con permiso la Catherine Deneuve de “El ansia”).
Jacqueline Sassard, bellísima, tiene el triste papel de chica pobre, pintora callejera, cazada por la otra, usada y desechada… pero ya sabemos cómo se las gastan los personajes chabrolianos aparentemente perdedores y desvalidos…

Subterráneamente vislumbramos el tema de la lucha de clases (el uso y abuso de los ricos sobre los pobres: todo bien mientras sean serviciales, pero que no exijan demasiado), la mímesis y la dependencia afectiva, con celos que no se sabe muy bien “por quién” se sienten (tal vez ni los propios personajes lo sepan).

LO MEJOR: las dos “ciervas” (“biches” en francés, apelativo para referirse a las lesbianas), la gran enjundia psicológica (conviene un segundo visionado), la música.

LO PEOR: los secundarios (planos o sobreactuados).
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23 de 29 usuarios han encontrado esta crítica útil
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