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Hijos de la medianoche (2012)

Hijos de la medianoche
148 min.
5,6
590
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Sinopsis
En la medianoche del 15 de agosto de 1947, el mismo día en que la India consiguió la independencia, Saleem y Shiva nacieron en el mismo hospital de Bombay y formaron parte de la primera generación libre del país. La historia de Saleem y Shiva, intercambiados en sus cunas al nacer, tiene como transfondo la convulsa historia de la India moderna, desde su independencia hasta los años ochenta: poderes sobrenaturales, amores prohibidos y secretos de familia se entremezclan con guerras y golpes de estado. (FILMAFFINITY)
Género
Drama
Dirección
Reparto
Año / País:
/ Canadá Canadá
Título original:
Midnight's Children
Duración
148 min.
Guion
Música
Fotografía
Compañías
Links
Premios
2012: Festival de Toronto: Nominada al Premio del Público (Mejor película)
2012: Seminci de Valladolid: Mejor fotografía
6
Los desheredados nunca heredarán la tierra
Vistosa la adaptación que la realizadora india, afincada en Canadá, lleva a cabo de la obra (guión incluido) de Salman Rushdie. Colorido, fantasía y espectacularidad, para contar treinta años de la historia de la India y de algunos de sus protagonistas. Los "Hijos de la medianoche" son aquellos que nacieron con la Nueva India (que se presumía) y que se independizó del Imperio Británico en 1947.
Con excesivo simbolismo y magia, para nuestros pragmáticos y rápidos gustos occidentales, se nos muestran los innumerables intentos de organizar una sociedad ingobernable y desnortada, desde las buenas intenciones y el positivismo de la directora, que parece vacunada contra el desaliento.

Como es lógico, contando lo que cuenta, la película es convulsa, pero a pesar de su larga duración no tiene tiempo, o no quiere, escapar del abigarramiento.
En algunos momentos reconocemos, voz en off incluida, episodios ya vividos cinematográficamente, que se refieren a sagas, destinos insalvables y condenas históricas de repetición.
Deepa Mehta, no sabemos si apoyándose menos de lo debido en el guión, hace un ejercicio optimista de patriotismo; de agradecer, supongo, para el pueblo indio; pero, herencias culturales aparte, inservible para la realidad cotidiana que viven precisamente los desheredados a quienes supuestamente se refiere. Esa India, que ella abandonó hace más de cuarenta años, no guardará esas dosis de esperanza que le atribuye.
El punto de arranque es bastante más prometedor que su desenlace. Pero véala para argumentar mi equivocación.
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11 de 11 usuarios han encontrado esta crítica útil
6
La vida es un largo río tranquilo
En la medianoche del 14 de agosto de 1947 -ya día 15, en realidad- nacía La India libre, poniendo fin así a más de un siglo de colonialismo británico. En ese momento exacto, también nacieron Saleem, Shiva, Parvati y un montón de niños más, los “hijos de la medianoche”, destinados a vivir en un país lleno de esperanzas y con un futuro prometedor. Y, aunque nuestro protagonista es uno de esos niños, la película realmente se remonta 30 años antes, cuando sus abuelos se conocieron. Aquí llega ya uno de las principales pegas de la última película de Deepa Mehta: la abundancia de subtramas, que hacen largo, en exceso, el metraje.

Quizá le falta reducir más la novela en la que se basa. El propio autor, Salman Rushdie, es quien guioniza la película. Las 600 páginas de la obra literaria, quedan adaptadas en casi dos horas y media, como si el autor no hubiera sabido -o querido- condensar. Así, la narración fluctúa dando tumbos entre los múltiples acontecimientos importantes de la historia de India. Y en casi todos esos sucesos se ve implicado Saleem, el protagonista y narrador de la película: la guerra en Pakistán, las detenciones durante el estado de emergencia... Porque Saleem nació a la vez que la India libre. Él, desde su punto de vista y mediante una voz en off, nos cuenta la mayor parte de su vida, restándole ritmo a la película ya que eso da una sensación, de nuevo, de que no se supo plasmar bien la novela y parece más una película “leída” que una adaptación literaria.

Por otro lado, la visión de La India que nos ofrece Mehta, es agridulce. Se vale de unos escenarios coloridos, llenos de contrastes entre las clases sociales. De hecho, un punto clave en 'Hijos de la medianoche' es la poca tranquilidad del río de la vida, no sólo ya por los tumultos político-sociales que golpean este país exótico, si no por el devenir de Saleem quien, sin quererlo, robó la vida a un niño rico, Shiva. En su nacimiendo -e igual que ocurriera con la película de Chatiliez-, una enfermera cambió a los dos niños, de diferentes extractos sociales, para hacer así su revolución personal ante la situación del país. Los ricos serán los pobres y los pobres, ricos. Asimismo, el casting, procedente en su mayoría de las grandes producciones de Bollywood, está más que correcto.

Además, para escapar un poco de la podredumbre, se ha optado por impregnar al guión de un realismo mágico -ya presente en la novela-. Los “niños de la medianoche” poseen poderes mágicos que utilizan a lo largo del film, como algo normal, fundiéndose con la realidad sobre el nacimiento de una nueva nación. Pero que eso no sea un impedimento para imbuirse en esta búsqueda de la identidad personal, de las esperanzas y de los porqués de la existencia; no, el mayor impedimento para disfrutar completamente 'Hijos de la medianoche' es, sin duda, la ambición de Mehta al crear un proyecto tan grande sobre la evolución de La India libre vista a través de uno de sus supuestos valedores.
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6 de 6 usuarios han encontrado esta crítica útil
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