arrow

Sleepy Eyes of Death 8: Sword of Villainy (1966)

Trailer (JAPONÉS)
Sinopsis
El espadachín nihilista Kyoshiro es informado sobre los planes de Aizen y su grupo de samuráis renegados, cuya misión es vengarse del conocido comerciante de aceite refinado Hikoemon Yahikoya. De por medio, una artista de espectáculos callejeros llamada Katsumi también desea asesinar a un hombre que la traicionó tiempo atrás, y que casualmente trabaja para el anterior. Pero todos ellos confundirán al ronin con el ya fallecido líder de una revolución fracasada, y así se verá obligado a tomar parte en sus vidas y conspiraciones.
Género
Drama Acción Samuráis Japón feudal Secuela
Dirección
Reparto
Año / País:
/ Japón Japón
Título original:
Nemuri Kyôshirô 8: Buraiken
Duración
80 min.
Guion
Música
Fotografía
Compañías
5
El samurái de la misa negra y las conspiraciones del aceite
¿Qué misterios se tejen alrededor de Edo, entre comerciantes sin escrúpulos, mujeres vengativas y despiadados samuráis, que pueden entretener la siesta a un ronin cansado?
Tal vez sea este el momento de Kyoshiro Nemuri de no participar, sino de sentarse y escuchar pacientemente...

Al igual que el resto de series fílmicas de vena "exploitation" procedentes de la compañía Daiei que inundaban las carteleras a mitad de los '60 ("Akumyo", "Hoodlum Soldier", "Zatoichi", "Shinobi no Mono", nada menos...), la del espadachín de la misa negra parecía proseguir su camino como si nada, nutriéndose de más y más enrevesadas intrigas, peculiares personajes y la ya establecida violencia visual y narrativa. Akira Inoue da una incorporación inesperada en la 7.ª "Tajo-ken", pero Kenji Misumi regresa por tercera (y última) vez a la saga.
Sin embargo se trata de un extraño encargo cuyo resultado será la entrega más odiada por la inmensa mayoría de fans. La duda parte de la presencia de Daisuke Ito (veterano de la industria y considerado con honores uno de los pioneros del "ken-geki" en el cine) a la escritura del guión, sustituyendo al habitual Seiji Hoshikawa; un suceso tanto más curioso cuanto que ejerció la misma labor en la 12.ª entrega de "Zatoichi", estrenada un año antes y también bajo la dirección de Misumi. En realidad ese libreto iba destinado a una producción diferente, pero los ejecutivos decidieron encajarla en la ya conocida saga de Kyoshiro para supuestamente evitar competencias, idea para nada acertada...

Así todo parece distinto desde el mismísimo comienzo. Normalmente el anterior no tardaba en aparecer tomando parte en algún hecho accidental; en esta ocasión también hay un incidente: la intrusión y secuestro de la familia de Yahikoya, adinerado comerciante dedicado a la investigación y venta de aceite subterráneo que intenta destilar por todos los medios, por parte de un cruel conspirador (Aizen). En Ito, la narración es de vital importancia y ello atravesará la estructura de la película hasta el final, siguiendo un estilo más clásico para atrapar al espectador en el suspense.
Es, desde luego, un método innovador en la saga, donde no sólo se cruzan los "flashbacks" y los hechos presentes, sino los "flashbacks" correspondientes al punto subjetivo de quien nos esté contando las cosas, recordando a la técnica de "Rasho-mon", así hay que prestar atención a lo que se narra y a lo que se oculta mientras se narra. Por esto mismo el protagonista se regocija escuchando esos relatos; Raizo Ichikawa interpreta a Kyoshiro al estilo de Toshiro Mifune en "Sanjuro", holgazán y desentendido, y su manera de inmiscuirse en la trama no es otra que siendo confundido por otro: ni más ni menos que el hijo de Heihachiro Oshio, Kakunosuke.

Ito, algo recurrente en su cine, utiliza a este personaje histórico (importante teórico del confuncianismo y todo un revolucionario contra las injusticias y los impuestos abusivos del Shogunato a las clases pobres que lideró la legendaria pero fallida Rebelión de 1.837) como un telón de fondo para imprimir una sensación de angustia, opresión y rabiosa denuncia social al guión; el error es que empaña el carácter de la saga y a su protagonista. En una maniobra desconcertante se ve desposeído de su espíritu sádico y mordaz, no toma parte como tal en los diferentes acontecimientos, esta vez sí que se ve ahogado por la multitud de secundarios, incluso frente a las mujeres su postura se suaviza, hasta extremos ridículos...
La principal culpable es el personaje de Katsumi (a quien da vida una habitual compañera de Ichikawa, la efectiva Shiho Fujimura), quien persigue su propia venganza contra uno de los informantes del mismo Yahikoya, y que se gana la amistad y protección de Kyoshiro (por una imbecilidad intragable que sólo produce vergüenza ajena...). Pero todo esto son subtramas que se enredan, sin mucha complicación gracias a la habilidad de Misumi, donde lo importante seguirá siendo el acto terrorista que Aizen planea contra el comerciante, quien traicionó a su maestro.

De las dos venganzas en las que Kyoshiro se ve atrapado sólo una cobra importancia, el preciado aceite no se utiliza como elemento de disputa (algo que sí sucedía en anteriores entregas), el único personaje femenino da muestras de auténtica moral y bondad (rompiendo también la norma), y el villano no querrá sólo batirse en duelo con el primero, sino convencerlo de que forme parte de su causa rebelde...pero, en un gesto increíble, ofreciendo su lado más comprometido, el ronin se postula defensor de la clase baja y, pese a su nihilismo, rechaza el anarquismo sin justificación.
Una visión moral pacata la que utiliza Ito. En última instancia, Kyoshiro reacciona entristecido con el mundo corrupto que habita, y, pese a sus esfuerzos para equilibrar la balanza, su destino será siempre contemplar impotente la decadencia social y la muerte de los inocentes, como impotente contempla ese incendio que devora viviendas pobres en el impactante clímax, resuelto en un duelo sobre un tejado a la luz de la Luna y del fuego que es, sin lugar a dudas, de lo mejor que Misumi ha rodado en la saga y en toda su carrera. Tal vez sólo eso salva de la quema a esta extraña "Burai-ken": las innovadoras y estilizadas técnicas formales que adopta el cineasta.

Lo hace para compensar la falta de coherencia argumental y el desaparecido carisma del personaje, sobre todo destacando sus secuencias exteriores nocturnas (la climática mencionada y las que tienen lugar sobre el puente del pueblo).
El film terminó incluso ganándose el desprecio de Renzaburo Shibata, el autor de las aventuras literarias de Kyoshiro, quejándose a Daiei de traicionar el espíritu de su obra, lo cual hizo por reparar Kazuo Ikehiro en la siguiente "Burai-hikae Masho no Hada".
[Leer más +]
Sé el primero en valorar esta crítica
Más información sobre Sleepy Eyes of Death 8: Sword of Villainy
Fichas más visitadas