El hijo de la pantera rosa (1993)

Blake Edwards persiguió a l Cenicienta, poco le faltó, porque el tiempo dio la razón a quienes confiaban en el talento de Roberto Benigni. Sin embargo, el espectro de Peter Sellers seguía resistiendo, ahora y siempre, como dirían R. Goscinny y A. Uderzo, al invasor. El mítico inspector resultaba esquivo a cualquier otro comediante.

Repite Herbert Lom, imperial como siempre, pero da la sensación de que, aunque repitan antiguos miembros del reparto (incluso Claudia Cardinale, inédita desde la primera entrega de la franquicia), la magia no tiene el efecto de antaño y que, incluso ciertos intentados de dar continuidad a la segunda parte (algo rarísimo en esta saga), terminan cayendo en saco roto.

Incluso La mítica pantera rosada parece ya tener poco que ver con esto.

Hay cuestiones, con todo el respeto para Benigni (que incluso consiguió el acompañamiento de su eterna pareja de bailes, Nicoletta Braschi(, que necesitan quedar cerradas...

Y este nuevo caso de la dinastía Clouseau no tiene el charming de antaño.

Unos zapatos muy difíciles.

Blake Edwars no tiró la toalla con respecto a su famosa saga, ni años después de la muerte del actor protagonista, e intentó resucitarla, como no podía ser de otra manera, sacándole un hijo secreto por ahí, interpretado por Roberto Benigni.

La idea, la verdad... salio regular. La peli viene a ser otro intento de hacer gracia con las mismas escenas de siempre, y aunque reconozco que en un par de momentos me hizo reír, considero que la película es totalmente innecesaria, con un protagonista que parece más tonto que “despistado y gafe“, que es como definiría yo al bueno de Closeau de Peter Selles.

Sketches repetidos, humor tonto más que otra cosa, y poco que destaque, pese a tener a Claudia Cardinale enseñando chicha. Peli olvidable.