Asesinato por causas naturales (TV) (1979)

Magnífico telefilme que demuestra cómo puede elaborarse un producto para televisión, y que sea muy bueno, casi cercano a una obra maestra.

Y creo que no exagero. El guión es prácticamente perfecto, los giros narrativos están magníficamente expuestos, los actores están francamente bien destacando un Hal Holbrook en mejor forma que nunca, una Katharine Ross estupenda y la entonces joven promesa Barry Bostwick al mismo nivel.

Si tienen ocasión de verla, les aconsejo que no se la pierdan. El final, por cierto, es formidable.

Como todo el filme, de hecho.

Arthur Sinclair es un mentalista de éxito aquejado de problemas de corazón. Su bella y joven esposa ha orquestado un enrevesado plan para matarle y quedarse con su dinero.

Los telefilmes también pueden ser geniales, como en este caso. Levinson y Link lograron una de sus más bellas creaciones, a la altura (como mínimo) de los mejores episodios de Colombo. Toda la obra es un gran truco de magia, plagado de golpes de efecto; un rompecabezas de esmerado suspense, un festival de sorpresas con un cierre brillante. Supone una delicia para cualquier aficionado al policíaco. Katharine Ross está estupenda como la pérfida esposa, y qué decir de Hal Holbrook, quien se luce de principio a fin.

Cae la noche. Se va a cometer un crimen. ¿Quién será la víctima? Un cuarteto de despreciables personajes (el mentalista, curtido en el arte del engaño; la dama sensual e implacable dispuesta a pasar por encima de cualquiera para cumplir sus deseos; el amante de ésta, un actor mediocre cansado de que sus proyectos fracasen; el leal abogado, hombre que no deja traslucir sus emociones), se debatirán con ingenio para conseguir salirse con la suya. ¿Quién ganará?, ¿quién morirá?