arrow

La divorciada (1930)

La divorciada
84 min.
6,3
192
Votar
Plugin no soportado
Añadir a listas
Escena inicial (INGLÉS)
Sinopsis
Jerry descubre que su marido le ha sido infiel y cuando le reclama su comportamiento Ted le dice que no tuvo importancia y que no debería preocuparse por ello. Enfadada, decide vengarse y pagarle con la misma moneda. Cuando su aventura con el mejor amigo de Ted se descubre, su marido le dice que en su caso no es lo mismo y le exige el divorcio. Jerry empieza una nueva vida como mujer independiente, pero no puede olvidar sus viejas ideas y tampoco a Ted a quien sigue amando. (FILMAFFINITY)
Género
Drama Romance Melodrama Drama romántico
Dirección
Reparto
Año / País:
/ Estados Unidos Estados Unidos
Título original:
The Divorcee
Duración
84 min.
Guion
Fotografía
Compañías
Links
Premios
1929: Oscar: Mejor actriz (Norma Shearer). 4 nominaciones
9
“Sólo estoy tratándome de adaptar a la maravillosa flexibilidad del punto de vista masculino”
Esta es una de las más destacadas películas del llamado cine “pre-code” entendido este como una etapa del cine americano, desde la llegada del sonido en 1927 hasta la aplicación obligatoria del Código Hays en julio de 1934, caracterizada por estar censurada, pero no tan severamente como las películas que siguen a esa fecha. En estos siete años sexo, drogas, mestizaje, homosexualidad, y un sinnúmero de otros temas que estarían prohibidos para el público en décadas posteriores, son permitidos y explotados comercialmente por los grandes estudios de Hollywood.

Jerry –interpretada por Norma Shearer- y Ted –Chester Morris- se casan. Tras tres años de matrimonio ella se entera de que él ha tenido una amante, fruto de un desliz al que él no da importancia. Ella intenta superarlo, pero le resulta imposible y decide pagarle con la misma moneda - “he equilibrado las cuentas, eso es todo”- lo que él no acepta ni trata de comprender, aunque esa misma comprensión le pedía a su mujer -“mujeres fáciles, sí, pero no en casa, ¿eh?”, le reprenderá ella-.

Fantástico retrato femenino, que reivindica la condición igualitaria de la mujer y que retrata el machismo imperante en las relaciones familiares de aquellos momentos. Escandalosa y casi hasta revolucionaria en su tiempo, la película tiene una moral muy abierta para la época y describe sin tapujos a una mujer que disfruta de su vida como divorciada.

La película es, en parte, deudora del cine mudo para bien y para mal. Para bien por la economía de medios, los elementos visuales, los sobreentendidos y las miradas sin palabras que resumen sentimientos y que un avezado espectador de cine mudo entendía perfectamente: véase, por ejemplo, como sutilmente sugiere la relación de ella con su amigo Montgomery cerrando unas cortinas. Para mal por la logorrea inicial de las primeros años del sonoro, en el que muchas veces se tiene la sensación de ser meramente teatro filmado al que se añade un montaje –el travelling era prácticamente inexistente-, todo ello comprensible a la altura de 1930 cuando los cineastas aún estaban aprendiendo sobre cuándo y cómo aplicar el sonido, los actores sobre cómo emocionar y gesticular sin parecer idiotas y los guionistas trataban de establecer la diferencia entre los diálogos teatrales y los diálogos cinematográficos.

A pesar de cierto hieratismo narrativo, la película sigue teniendo una gran fuerza dramática y cuenta con una inmejorable baza a su favor: el deslumbrante trabajo de Norma Shearer que le llevó a ganar, merecidamente, un Oscar. Además de su encanto natural -y de su maravillosa nariz griega- la actriz canadiense, pese a algunos dejes o restos de la técnica del cine mudo -algo que conservó siempre, por ejemplo, Greta Garbo, con esa expresividad grandilocuente pero tan atractiva- nos regala una prestación llena de matices, de la alegría inocente a la desesperación, del cansancio al ataque de nervios, sin perder la compostura. Siempre sospechosa de recibir los mejores papeles por su relación marital con el genial e influyente productor Irving Thalberg –lo que le acarreará severas críticas de sus rivales del momento: Bette Davis y, sobre todo, Joan Crawford- aquí dejó justificado su enorme talento interpretativo que seguiría prodigando hasta su prematura retirada del cine en 1942.

Gran clásico.
[Leer más +]
5 de 5 usuarios han encontrado esta crítica útil
8
PARA SIEMPRE
Película dinámica, perspicaz y fresca dirigida por R.Z. Leonard mediante un vigoroso sentido del ritmo capaz de convertir todas las vicisitudes de la trama en un permanente ejercicio de naturalidad y de convicción a pesar de la complejidad emocional y psicológica de las situaciones que se dirimen.
Después de trascurridos noventa años desde su estreno mantiene un toque de intemporalidad -tanto en lo argumental como en lo cinematográfico- que le confiere entidad de gran cine y perspectiva de futuro.
Para siempre.
Excelente actuación de N. Shearer que, con interpretaciones como la presenta, justifica de sobra su rutilante brillantez durante tantos años en el panorama de Hollywood.
Aunque en nuestros días parezca algo olvidada.
También debe destacarse a C. Morris, a C. Nagel y a R. Montgomery.
[Leer más +]
4 de 4 usuarios han encontrado esta crítica útil
Más información sobre La divorciada
Fichas más visitadas