Escuela de seductoras (1962)

La primera mitad es verdaderamente deliciosa pero transcurrido ese tiempo decae cada vez más y en algunos momentos hasta resulta un tanto absurda en su desarrollo. Es una película ingenua en general pero en algunos momentos cae en una cierta malicia por ejemplo cuando en un diálogo entre mujeres se dice que cuando el marido hace una escapada del hogar se le llama campechano y al preguntar una de las chicas si a la mujer también se la llama campechana en esa situación le contestan que entonces sobran sílabas. Claramente se entiende a lo que se refiere al decir que sobran sílabas. El encanto de las actrices elegidas para el proyecto y un estilo de gracia muy tonto como consecuencia del rebuscamiento del guión con coletillas ramplonas en los diálogos hacen que de todas maneras la cinta agrade relativamente aunque no consiga mantener firmemente el interés. El esquema argumental no difiere demasiado de lo habitual en las comedias rosas españolas de la época aunque aquí se intenta hacer una crítica social de reducido alcance y que no llega a más dadas las pocas pretensiones que tiene el texto y como se desvia por caminos conocidos por todos aquellos que conozcan el cine español de esta época. Asumiendo sus defectos en "Escuela de seductoras" encontramos miradas hipnotizantes y una simpatía que la comedia española de hoy no puede ofrecer. Por eso a este tipo de comedias las ha mejorado el paso del tiempo. "Escuela de seductoras" tiene hoy más interés del que pudo tener en el momento de su estreno.

"Academia Lysistrata.
Terminantemente prohibida la entrada a toda persona del sexo masculino.
En caso de duda se exigirá la documentación".

Pues con algo de sorpresa ya que creía que sería más bien una chorradita, he encontrado una comedia romántica española de comienzos de los sesenta, para comenzar, en color, lo que no era demasiado habitual por aquél entonces y segundo, francamente entretenida y verdaderamente graciosa en ocasiones.
Más bien te sonríes durante prácticamente toda la cinta, pero también te ríes dos o tres veces. Eso sucede más que nada por la grata y profesional presencia de estupendos intérpretes patrios de aquellos años, con actrices guapísimas, que lo hacen muy bien.
El guión toca bastantes palos, metiendo alguna que otra idea de lo más interesante, de forma muy sutil y siempre bajo el prisma de la comedia rosa, pero ahí quedan perlas en felices diálogos (está José María Elorrieta metido en el guión y eso se nota), donde se manifiestan las diferencias culturales y sociales entre los hombres y las mujeres.

"Ellos han impuesto una falsa supremacía. Cuando no pueden demostrarla de otro modo se ponen a hablar groseramente. Y pasa que el taco es el pedestal del hombre".

Es una adaptación "moderna" de la inmortal obra de Aristophanes, que se debe tomar de forma campechana pero mientras te diviertes se oyen algunas cosas con verdadera sustancia, aunque, repito, todo light. Pero ahí están.
Leon Klimovsky demuestra una vez más su sapiencia tras las cámaras y es una verdadera pena comprobar cómo la mayoría de actrices y actores están doblados. En caso como actores de la talla de Valeriano Andrés y/o Jesús Puente (por citar sólo dos de los muchos que salen en la peli) pues es sangrante. Menos mal que por lo menos le respetaron su gran voz a Ismael Merlo, bueno y también a la inmortal Gracita Morales. Y es que si a ella no la respetan su personalísima voz apaga y vámonos.
Y como curiosidad, una de tantas, pues hay bastantes, ver en los títulos de crédito iniciales el nombre de Jorge Martín, que corresponde al poco más tarde George Martin, actor de muchos westersn europeos.
En resumidas cuentas, que está bien, es muy simpática y amena.

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