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Van Gogh (C) (1948)

Van Gogh (C)
18 min.
6,5
354
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Documental completo (FRANCÉS con subtítulos en ESPAÑOL)
Sinopsis
Biografía del pintor holandés Vincent Van Gogh, representada a través de sus obras. (FILMAFFIITY)
Género
Documental Biográfico Pintura Cortometraje
Dirección
Reparto
Documental
Año / País:
/ Francia Francia
Título original:
Van Gogh
Duración
18 min.
Guion
Música
Fotografía
Compañías
Premios
1950: Oscar: Mejor cortometraje
8
Retrato de una obsesión
Este original corto sobre la vida y obra de Van Gogh se compone en su totalidad de imágenes extraídas de cuadros del pintor, acompañadas de un comentario en off y música de fondo.

Sorprende en primera instancia el uso del blanco y negro (hasta dónde sé, deliberado) sobre todo al oír frases como "los colores vibran en el cálido aire". Sin embargo, me viene entonces a la memoria una afortunada cita de Godard que rezaba "una película vista por televisión no es una película, sino la reproducción de una película". De manera análoga, podemos comprobar que incluso los más lujosos libros que se pueden adquirir en los museos, impresos en el papel de mejor calidad y con fotografías efectuadas en condiciones lumínicas óptimas, no ofrecen sino un pálido reflejo de lo que se expone en las paredes. En este sentido, el color cinematográfico no deja de ser siempre una tergiversación del color real —y los más grandes cineastas siempre han sabido obtener un provecho de esta circunstancia, incluso adulterándola a propósito para sus fines expresivos—. Por ello mismo el blanco y negro resulta aquí tan pertinente como el color (o más, en tanto que al revelar de manera obvia su condición de "copia" niega la posibilidad de confusión).

Resnais —y esto fue algo que algunos críticos en su momento le reprocharon, acusándole de "engañar" al público al mostrarle una realidad "falseada" o "manipulada"— no encuadra las pinturas respetando su formato original, sino que las fragmenta y combina creando complejos efectos de montaje: panorámicas sobre una parte de un cuadro que finalizan en otro, planos detalle, repeticiones, juego de plano-contraplano a la manera hitchcockiana, etc. A veces es en pro de la claridad narrativa (zoom hacia la ventana de la fachada/zoom desde la ventana para acabar mostrando la famosa habitación) y otras para ilustrar la agitación mental (velocísimas panorámicas ascendentes en las tortuosas ramas del sanatorio). De la misma manera, la voz en off en ocasiones es puramente enunciativa —señalando fechas o acontecimientos— y otras, interpretativa ("Tiene que pintar el campo del mundo. Pero el mundo gira tan rápido… ¿Cómo agarrarlo?").

Desde mi punto de vista, hay algo estéril en ese debate, porqué el cine, como la música, tiene una dimensión temporal (una película y cada plano de ella duran lo que duran) de la que la pintura carece; de ahí que la mostración presuntamente "objetiva" de la pintura en el cine sea a fin de cuentas intrínsecamente imposible, ya que la inevitable duración de la toma reflejará también siempre una mirada parcial (el "tiempo propio" del director).

Lo que importa realmente, pienso, es la clarividencia del cineasta para reflexionar desde las reglas de su medio artístico sobre otro medio: su objeto de estudio es la vida y obra de un pintor; lo escruta atendiendo al lenguaje específicamente cinematográfico y, cerrando el círculo, el resultado es una bella (y acertada, para mi gusto) aproximación a dicha vida y obra.
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28 de 28 usuarios han encontrado esta crítica útil
7
Marquetería.
Bazin mencionó el problema del marco pictórico a propósito de “El misterio Picasso”. La pintura –arte tangible, cuerpo presente- limita la percepción a la inmediatez del espacio acotado del lienzo y la moldura (el resto es pared o vigilante de museo). Yo no estoy del todo de acuerdo, la imaginación del espectador no se limita con madera y la pintura puede también apelar a ello. Pero me acojo a la reflexión por sus posibilidades en cuanto a disciplinas artísticas.

En el cine, el mecanismo del “marco” es distinto al existir el fuera de campo (Bazin dixit). El encuadre NO limita la atención, o no debiera. No hay marco de cuadro sino ventana (cámara-ojo, en terminología experimental rusa) que se desplaza y abre brechas posibles o probables de una realidad más amplia que la del encuadre. La cámara es móvil (travelling, grúa…), sin espacio constreñido, y se puede emplear el espacio en off que no se muestra pero “está”. El espacio en “off” así considerado sería comparable al silencio. Me explico. Las posibilidades del silencio vienen dadas por el contraste con su contrario, ya que se empleó como recurso una vez terminó el cine mudo (antes, silencio era todo). La fuerza expresiva de un plano en silencio se revela cuando se compara con una secuencia ruidosa (por poner un ejemplo evidente).

Con el espacio sucede igual, en el cine apareció el uso expresivo del espacio por oposición a la visión 2D de la escena (mediante la profundidad de toma, el plano detalle-narrativo, etc.) o jugando con la dicotomía “campo-fuera de” (Naná de Renoir, por ej.). Donde el espacio era mero contexto o decorado, Orson Welles (y tantos otros) obtuvieron un “recurso” artístico. La perspectiva de 1er y 2º término existe en pintura. Me centro por tanto en la dimensión espacial que queda en off porque, como digo, es donde Bazin encuentra elementos fundamentales para la diferencia cine-pintura.

Llegamos así al “Van Gogh” de Resnais y su propósito de ofrecer “cine” a partir de unos lienzos. No se conforma el francés con un simple remedo de realidad artística de cuadros fotografiados (Quim Casals menciona las suspicacias que generó esa decisión) sino que reclama y exige cinematografía ¿Cómo? Mediante la ampliación de la dimensión espacial del cuadro inventándose un “fuera de campo” y aplicando montaje a una superficie pictórica.

El realizador con su cámara permite que la imagen se traslade por el interior de los cuadros al ritmo de la biografía del pintor (la cámara entrando por una ventana hacia el interior de otro cuadro, etc.). Es un recurso sencillo, evidente, pero según Bazin tiene la virtud de ofrecer cine y movimiento allá donde había estatismo –de girasoles o noche estrellada- de no más de 60x50 cm. Así, Resnais rompe el marco y la perspectiva de la pintura transformando sus imágenes en ventana que se desplaza y decodifica, consiguiendo “cine” al soslayar el límite implícito pictórico ofreciendo la ilusión de un fuera de campo que nunca fue pintado.

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9 de 9 usuarios han encontrado esta crítica útil
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