Sea Fury (1958)

Película ambientada en la costa española, referenciándose al puerto de Vigo, aunque en realidad se rodó en la Costa Brava, en la provincia de Gerona.
Se trata de un film bastante anodino en sus 2 primeros tercios, cayendo en los habituales tópicos de las producciones extranjeras que usaban España como marco geográfico, tanto por el folclorismo exagerado en el tratamiento del entorno y en las caracterizaciones de ciertos actores secundarios y de los figurantes, como por la utilización reiterativa del sonido de la guitarra española como música de fondo.
Cuenta con una historia de romance entre el veterano Victor McLaglen, -en su última participación en el cine-, compitiendo con Stanley Baker por la conquista de la joven y tremendamente sensual Luciana Paluzzi, resultando inverosímil habida cuenta la enorme diferencia de edad existente entre el primero y los dos últimos.
Será en la parte final, durante en el episodio del rescate del buque norteamericano que se hallaba encallado en la costa, cuando se logren unas muy elevadas cotas de fisicidad y de tensión narrativa, además de servir como catarsis en el enfrentamiento amoroso que habían mantenido estos dos hombres.

Cuando el director estadounidense, Cyril Endfield, comenzó su exilio en Inglaterra por cuenta de la persecución de los abominables cazadores de brujas, para poder hacer nuevas películas debió servirse primero de testaferros, y a partir de “Child in the House” (1956), firmaría como C. Raker Endfield, anteponiendo el apellido de su madre para ir rescatando su identidad. Cuando por fin hizo, “La isla Misteriosa” (1961), recuperó nuevamente su nombre, pero ya nunca quiso firmar como Cyril, sino como Cy Endfield, a la manera como le llamaban sus amigos los británicos. Fue, ésta, una manera de separar con un simple detalle dos épocas de su vida, y por fortuna, el talento siguió de su lado y la cinematografía inglesa ahora cuenta con varias joyas que llevan su calificada firma.

“SEA FURY”, fue una producción que parece no haber resultado como se pensó inicialmente, pues, al haber sido escrita por el propio director (con colaboración de John Kruse), bien que podía, éste, modificarlo a sus anchas para hacer al fin lo que la mente (u otra parte de su cuerpo) le dictara. Y algo nos dice que resultó tan tetifascinado con la muy atractiva Luciana Paluzzi, que terminó dándole dos tercios de película a lo que, en principio, pudo ser pensado como un simple incidente dentro de la labor de la Escuadrilla de Rescate, que es a lo que invita el título original; y aunque la actriz italiana tiene el tercer crédito en los carteles, al igual que en el filme, durante una hora completa es el eje central de la historia y es sobre sus voluminosas curvas que se centran la mayoría de las imágenes.

Así, la historia se divide en dos partes claramente definibles: En la primera, el primer oficial Abel Hudson (de origen inglés) entra al rescate de una linda muchacha a la que, su sinvergüenza progenitor, pretende vender al capitán del barco Fury II, a cambio de “una modesta pensión” que le permita beber sin trabajar. Y en la segunda -que debió tornarse fuerte desde más temprano-, es de nuevo el oficial Abel en operación rescate de un carguero estadounidense que naufraga en aguas españolas.

Aquí, Endfield como director y Stanley Baker como protagonista, se lucirán con una sólida secuencia impecablemente dirigida, la cual seguramente fue tomada en cuenta al momento de asignarle la dirección de “La Isla Misteriosa”.

Ver a la Paluzzi (Josita) deleita la vista, pero, los últimos treinta minutos de esta aventura, dejan bien claro que, Endfield, tenía recursos y talento para haber producido un gran filme de catástrofe y eso, sin duda, nos hubiera dejado plenamente satisfechos.

El reparto, con Victor McLaglen como el capitán Bellew; Grégoire Aslan como Fernando; Robert Shaw en el rol de Gorman; y Dermot Walsh encarnando al capitán Kelso, es, en definitiva, un sólido complemento y la historia resulta suficientemente entretenida… pero, ¡pudo haber sido mejor!

Título para Latinoamérica: “PUERTO DE FURIAS”