Vicente Ferrer (TV) (2013)

Hay algunas personas contemporáneas que merecen ser recordadas y admiradas, no muchas, desde luego, pero las hay.
Me refiero a gente como Nelson Mandela o Vicente Ferrer. En este mundo de economía virtual y especulativa, en el que se desprecia al pobre y al parado sólo por el hecho de serlo, en el que hay personas específicamente trabajando en empresas dedicadas a despedir a otras personas, en esta jungla de listillos indeseables de la que tanto habla Miguel Ángel Revilla, hace falta un contrapunto que apueste por la solidaridad, la esperanza y, en definitiva, por el bien, que parece un valor pasado de moda, y ese contrapunto sólo se encuentra en estos pocos casos aislados.
Es por eso que, por encima de la calidad cinematográfica del film, el gran valor de “Vicente Ferrer” como película es profundizar en el conocimiento de una persona que creyó que entre todos podemos hacer un mundo mejor, en el que todos quepamos y en el que no haya que hacer cosas como emplear técnicas del ejército nazi para seleccionar a los ejecutivos de nuestras grandes empresas (al respecto, recomiendo la visión del film “El método”, de Marcelo Piñeyro).
Es por esa necesidad de esperanza en que las cosas pueden mejorar sin tener que pisar de forma compulsiva a nuestro prójimo por lo que creo que ver esta película merece la pena.
Destacar, finalmente, la gran actuación de Imanol Arias, del que me declaro admirador, así como la riqueza que aporta a la obra el hecho de haberla realizado en su mayor parte en la India, país al que el protagonista dedicó su vida.

Vaya por delante que se trata de una crítica sobre el producto cinematográfico. Ni que decir tiene que Vicente Ferrer, un ejemplo sobre el compromiso abnegado y desinteresado por la humanidad, merece todos mis respetos, y toda obra divulgativa en cualquiera de los medios ayuda a mantener su mensaje vivo y hacer presente su legado.

Pero esto es una crítica de cine y conviene separar el personaje real del fílmico. Y, como ha comentado otro crítrico, veo únicamente a Antonio Alcántara. A mi parecer, Imanol Arias acomoda el personaje a su manera de interpretar, y no al revés. Apenas hay diferencia gestual u oral a la de su personaje de "Cuentamé". Sus pausas al hablar, su entonación, si quitas la imagen, estás oyendo a Antonio Alcántara. Interpretar un papel no consiste únicamente en asemejarse fisicamente, cosa que consigue,hace falta creérselo. Y no lo parece.

Esta peligrosa identificación con "Cuentáme" se acentúa al incorporar a Aida Folch, otra compañera de reparto, que, al menos, se adapta al personaje real en cuanto a dicción, con un creible acento extranjero. Pero tampoco el casting es muy adecuado, aportando a un Josep Maria Pou que parece repetir su personaje de "Quart", o una Alba Flores que, tras "El tiempo entre costuras" parece abonada a la interpretación de otras etnias, aunque se diferenciase exageradamente de las auténticas hindúes compañeras del reparto. Y los actores nativos no parecen ser un dechado de interpretación.

En cuanto a ambientación, realmente no se ve gran cosa de la India, centrándose la historia en dos o tres viviendas standard. Los proyectos de Vicente Ferrer no tienen una plasmación visual. Apenas se ven cultivos, ni pozos en funcionamiento, ni nativos trabajando en los mismos. Un suelo rojo y sin vegetación y cuatro chabolas en construcción. El personaje se merece una mejor visualización de sus logros y apenas se esboza en la fachada de un hospital.

Las situaciones se resuelven demasiado fácilmente. Va a ver a Indira Gandhi y su traducción visual es a Imanol Arias frente a un bloque de apartamentos con dos guardias y él en la acera, sin nadie alrededor. No te crees que eso sea la vivienda de la primera ministra.

La música, anodina, nada épica y sin chispa, propia de un ascensor. La dirección es correcta y ya está, le falta entrega, intensidad, emoción, motivación; un episodio de "Amar en tiempos revueltos" trasmite más sentimientos que esta película y es triste, puesto que la historia es básicamente el sacrificio desinteresado por los demás, y este sentimiento brilla por su ausencia.

No obstante es un biopic que puede verse, aunque es muy rutinario.

El personaje merece más, mucho más.