La mansión de Cthulhu (1992)

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Calificación: Cero, como la circunferencia que forma un testículo del caballo de Espartero. Juan Piquer Simón es especialista en grandes ovarios y círculos concéntricos en sus puntuaciones de la crítica especializada. Para los no especializados indicar que es simbología anal en su puntuación y negrura.

La vi hace años es las sesiones golfas de videoclub de mi adolescencia:

Rodada en Parquesur con una banda de chonis delicuentes que huye del desparecido parque de atracciones y acaban en una mansión cthulhuiana con entidades aterradoras.
Un amigo de la infancia al ver a un desnudo frontal masculino (ciertamente censurado por el agua de una ducha o tal vez cortina) espetó: ¡Vaya mierda de película! ¡No he pagado por ver pililas! Bueno, no dijo eso pero se me entiende. Y es que en este tipo de cintas prima las primas y los pechos, las Scream Queens y los senos en remojo. Hay poco y ciertamente escuálido, hay nada y ciertamente demoniaco bodriaco… o todo aquello que rime con –iaco.

Juan Piquer Simón se atreve a decir que la cinta está ‘basada en los relatos de H.P. Lovecraft’. Los testículos del caballo de Espartero estarán de acuerdo con tan celebrada afirmación.

Tras adaptar viaje al centro de la tierra, obra libre de derechos, adelantarse al estreno en España de Superman con su supersonic man, y adentrarse en el slasher de la mano de unas babosas en slug, tuvo la pericia de convencer (o engañar) a los herederos de Lovecraft y conseguir los derechos de su obra, para poner su nombre en grande en el título y no molestarse después en mostrarlo.
Me imagino a los fans viendo este desaguisado a la espera de poder contemplar al monstruo en pantalla grande al fin, y la decepción al descubrir que sólo asoman una especie de tentáculos ¡ DE UNA NEVERA!
Aparte de la engañifa, la historia viene a ser una home invasion, con la particularidad de que aquí no son los secuestrados los que se las hacen pasar canutas a los macarras, sino la casa en sí.
Unos cables moviendo objetos por el aire, luces de colores tras una falsa niebla y un poco de tomate, y ya tenemos los ingredientes necesarios para que unos cuantos despistados nos den su pasta arrastrados por obra y magia de Cthulhu. Sin olvidarnos de las tetas, algo muy necesario para este tipo de films, ya que sin ellas no se entendería la trama.
De verdad que admiro al cineasta valenciano, por cómo hizo una carrera de la nada.