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El compadre Mendoza (1934)

El compadre Mendoza
85 min.
7,3
170
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Sinopsis
En plena revolución mexicana, el terrateniente Rosalío Mendoza sobrevive haciendo y pidiendo favores en ambos bandos de la contienda (las fuerzas gubernamentales y el ejército de Zapata). En su haciendo todo mundo es bienvenido y Mendoza es muy estimado, especialmente por el general Felipe Nieto. El tiempo pasa y la situación comienza a hacerse insostenible. Mendoza tendrá que tomar partido, aunque ello signifique la traición a sus amigos. (FILMAFFINITY)
Género
Drama Revolución Mexicana
Dirección
Reparto
Año / País:
/ México México
Título original:
El compadre Mendoza
Duración
85 min.
Guion
Música
Fotografía
Compañías
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8
Delito de perfidia
Amor y traición. Ante eso que nos encontramos en esta bella película que, por fuera del común esquema, deja bien parada a la gente de la Revolución Mexicana. Luchan por la tierra y tienen altos ideales expresados en la conducta del general Felipe, quien no se arredra aún enfrentándose a su hermano cuando este va a cometer un desmán.

Felipe es un general zapatista idealista que se enamora de la mujer de Rosalío, un terrateniente que aparenta ser también zapatista, pero cuyo torvo proceder queda en evidencia desde el momento en que corteja a Lolita, su futura mujer y amor platónico de Felipe que no parece capaz de quitársela a su amigo Rosalío.

El puente de unión en este triángulo cuyos vértices no se tocan es el pequeño Felipe, hijo de la pareja.
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9
"El compadre Mendoza" (1934). Fernando de Fuentes Cine y Revolución en México. Francisco Huertas Hernández
"El compadre Mendoza" de Fernando de Fuentes fue votada por la crítica como la tercera mejor película mexicana de la historia, en la famosa lista de "Somos" en julio de 1994. Forma parte de la Trilogía de la Revolución del mismo director, con "El prisionero trece" (1933) y "¡Vámonos con Pancho Villa!" (1936). Esta sátira política se transforma gradualmente en drama, con el paso del oportunismo del hacendado protagonista a la amistad entre el revolucionario y el terrateniente, y el discreto vértice triangular del amor platónico del joven general por la bella esposa de Don Rosalío.

"El compadre Mendoza" narra episodios del periodo entre 1913 y 1919, cuando la Revolución Mexicana se había convertido en guerra civil entre los zapatistas y los contrarrevolucionarios de Victoriano Huerta, que había dado un golpe de estado y asesinado al presidente Francisco Ignacio Madero (1873-1913), tras la dictadura de Porfirio Diaz (1830-1915) que se extendió entre 1876 y 1911. Don Rosalío Mendoza (Alfredo del Diestro) es un terrateniente oportunista que simula ser amigo de todos los bandos. Cuando llegan los zapatistas, su secretario Atenógenes (Luis G. Barreiro) coloca el retrato de Emiliano Zapata, recibe con cordialidad a los soldados, e invita a los jefes militares a su mesa, donde las carnes, el cognac y los puros obsequian a los huéspedes. Cuando llegan los soldados del gobierno de Huerta, Atenógenes sustituye el cuadro de Zapata por el del presidente Victoriano Huerta, y se repite la hospitalidad fingida.
Los acontecimientos evolucionan... entre la guerra y la amistad entre el hacendado y el revolucionario Felipe Nieto...

Un personaje secundario, la criada María, la muda (Emma Roldán), actúa como conciencia moral de Rosalío. Quizás sea la mejor interpretación de todo el reparto. Fernando de Fuentes ofrece un plano detalle de sus ojos en un duelo moral con el traidor Rosalío al final del film digno de Fritz Lang o Carl Theodor Dreyer. Todos los actores están a un gran nivel, y contrastan las gesticulaciones exageradas de Alfredo del Diestro, propias del cine cómico, con la sobriedad de Carmen Guerrero, que habla más con la mirada. Antonio R. Frausto, el héroe moral, sirve de "puente" en su actuación natural. El "gracioso" es Luis G. Barreiro, aunque evoluciona con el film hacia registros más dramáticos.

Jochen Mecke escribe en su ensayo sobre "¡Vámonos con Pancho Villa!" en el libro compilado por Christian Wehr, "Clásicos del cine mexicano. 21 películas emblemáticas desde la Época de Oro hasta el presente" que Fernando de Fuentes en su "intento de encontrar una estética de cine mexicana propia que residiría en una actitud menos melodramática y sensacionalista que la del cine de Hollywood, y una naturalidad y autenticidad más acorde" desarrolló un estilo semejante al "grado cero" de la escritura, de Roland Barthes. La ausencia de batallas en el film, "el estilo prosaico e impasible de la puesta en escena", todo ello contribuye a crear una impresión de autenticidad que se contrapone a las películas norteamericanas y sus "estereotipos" de lo "mexicano" en el arquetipo del campesino con sarape y sombrero. Fernando de Fuentes "en vez de presentar al pueblo y a la Revolución de una manera heroica, opta deliberadamente por una presentación sobria y desprovista de adornos esteticistas". Mecke resume el principio estético de Fuentes: "transforma la estetización de la Revolución en la revolución de la estética... Así, el director toma posición no solo por la historia que cuenta, sino también por la forma cinematográfica".

En la sobriedad de esta historia mexicana hay influencia del cine soviético y del cine expresionista alemán. Fernando de Fuentes usa el fundido encadenado, tan determinante en el montaje de los maestros del cine mudo soviético, como en la secuencia de la boda donde se funden y se superponen lámparas que giran, copas y botellas de champagne, manos, platos, con el sonido bullicioso de la fiesta, y la cámara desplazándose horizontalmente. En las escenas de fiesta del pueblo, con sus cantes y bailes se aprecia la influencia de Sergei Eisenstein -"Que viva México" (1930)-. Y la fuerza de los rostros y el tratamiento de la luz y la sombra del director de fotografía Ross Fisher (1887-?) recuerda al expresionismo alemán, con el uso de iluminación tenue en las frecuentes escenas nocturnas.

Las entradas y salidas de la hacienda de Santa Rosa muestran el portón en los muros que rodean la propiedad. En el transcurso de la película hay travellings fluidos -a veces con la cámara trémula como en un plano semisubjetivo en la fiesta de la boda en que la cámara se desplaza para enfocar a la derecha a una mujeres bebiendo- y panorámicas ambiciosas. Los interiores hacen un uso frecuente de plataformas rodantes mostrando una multitud de personajes principales y gran cantidad de extras. La película también utiliza tomas picadas y contrapicadas, y superposición para enfatizar el drama y adelantar la acción.
Respecto al sonido escuchamos diálogos, ruidos diegéticos y varias canciones entonadas por los zapatistas, que también puntualizan la trama. Sólo hay algunos fragmentos de música no diegética, que acompañan a las distintas fuerzas militares y contribuyen a su caracterización del compositor Manuel Castro Padilla (1890-1940)

"El compadre Mendoza" es un clásico del cine mexicano que sorprende por su frescura y naturalidad en el tratamiento psicológico individual de los personajes y el marco social de la Revolución con la presencia del pueblo. Oscilando entre la sátira y el drama, el amor a México prima sobre el amor romántico. Todo está filmado con sencillez y ausencia de melodramatismo por un director considerado por buena parte de la crítica el mejor que ha dado el país azteca.

FRANCISCO HUERTAS HERNÁNDEZ. ACORAZADO CINÉFILO
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