El misterioso castillo en los Cárpatos (1981)

Oldrich Lipsky (1924-1986) fue un director checoeslovaco que venía del mundo del teatro, y trabajó en el circo introduciendo efectos de linterna mágica y proyecciones en este espectáculo.

Su película "Final feliz" (1967), cuenta una historia desde el final al principio: una trama de amores y posesión que se inicia o "nace" en una guillotina y "muere “o finaliza en el nacimiento del protagonista. Esa historia a la inversa da lugar a paradójicos juegos con niños productores de leche o "saltadores" del agua al trampolín. Un ejercicio cinematográfico y de humor más que notable y sorprendente. Un cine siempre juguetón, festivo, atento al detalle, a la vida cotidiana y a la broma. (En literatura me recuerda a la intencionalidad y a la obra de George Perec)

"El misterioso castillo de los Cárpatos" es una adaptación de la novela de Jules Verne "El castillo de los Cárpatos" (1892). En esta obra Verne se aparta de su temática científica o protocientífica, para escribir una novela de asunto "fantastico", tal como lo entendemos hoy. Aún así, explora recientes inventos como el gramófono o "prefigura" la televisión y la holografía. Cinco años antes que Bram Stoker, situó la historia en los Cárpatos, donde unos habitantes atemorizados oyen extraños ruidos y observan raros fenómenos que surgen de un castillo abandonado. Hasta allí llegará un joven amante, empeñado en rescatar a su amada o el recuerdo de su amada...

Lipsky hace una adaptación bastante fiel de la trama de la novela, aunque siempre va "por libre". Donde se aparta de la obra es en el tono, siempre humorístico, y en la escenografía. O como se denomina en el cine, el diseño de producción (vestuario, atrezzo, efectos especiales) y la "dirección de arte". Desde la iconografía de las grabados que acompañan las novelas originales de Verne, hace una recreación fantasiosa, barroca y -como se ha comentado- con una intencionalidad humorística e irónica.

Ver este film (y el cine) de Lipsky es asistir a un espectáculo donde el decorado, el vestuario o los efectos especiales, tienen un papel a veces tan importante como la trama o los personajes (o más que estos). En las dos películas citadas los personajes son estereotipos al servicio de un espectáculo visual.

Estaría en la línea de otros directores checoeslovacos, como Karel Zeman ("Una invención diabólica", "El dirigible robado", "El barón fantástico"...), en temática y empleo de iconografías y escenografías híbridas entre el cine y otras artes (grabado, animación...). En este film, recurre a la colaboración con el director de animación, Jan Svankmajer, muy reconocible en los artilugios que aparecen en imagen.

Como un espectáculo he visto esta película, en la que la música también es esencial, tanto en el argumento como en el acompañamiento. Pura delicia irónica.