Utage (1967)

Heinosuke Gosho es una asignatura pendiente para la mayoría de interesados en el cine japonés. Afortunadamente desde el día de hoy dejaré de pertenecer a esa mayoría que ignoran a un director que, esto es algo evidente, se encuentra mucho más escondido de lo que debería y no está tan al alcance como los grandes nombres propios por todos conocidos. No es Ozu, no es Mizoguchi y por supuesto no es Kurosawa, pero en mi opinión, y en referencia ya a "Utage" (Rebellion of Japan) no puedo hacer otra cosa que relacionarlo con la majestuosa trilogía de Kobayashi "Ningen no joken", tanto por su contenido bélico (más bien ética militar) como por su relación con el amor y las relaciones personales un paso por delante de ese sentido del deber.

Se trata de una película dura, un drama que tiene que ver con las consecuencias directas de uno de los episodios más tristes de la historia reciente de Japón, el intento de golpe de Estado de 1936 por parte de un grupo de oficiales descontentos. Una rebelión silenciada, un fracaso absoluto que no consiguió nada, un triste intento de cambiarlo todo llevando al límite la decisión personal de entregarte completamente a una causa por ese especial sentido del deber y de la deuda de la personalidad japonesa. La promesa de una dedicación tan radical, tan existencial y vital, impide dejarte llevar por el camino del corazón, que probablemente es lo que haríamos nosotros: el amor queda tristemente relegado, de ahí que los pocos encuentros, las pocas escenas de los dos enamorados juntos, sean de una intensidad enorme.

Especial mención merece ese paseo y la charla en la playa, el trayecto después de ver la obra de Kabuki con esos pies helados de ella y el último encuentro con los barrotes de la prisión por en medio.

A la misma altura de los dramas de Naruse, desde luego Gosho perfiló una película intensa que no decepcionará a los seguidores del cine japonés en concreto y a todo cinéfilo que le guste el cine de calidad. Ética, moral, entrega absoluta a unos principios, contención de los sentimientos y un despliegue de tristeza para que el espectador quede tocado de forma inevitable.