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4x4 (2019)

4x4
90 min.
5,4
816
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Disponible en:
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Trailer (ESPAÑOL)
Sinopsis
Una lujosa camioneta 4x4 está estacionada en la vereda en un barrio como tantos de Buenos Aires. Un chico entra en ella para robar. Pero cuando quiere salir, no puede. Las puertas no responden, los vidrios tampoco; el vehículo es como un bunker blindado. La situación es desesperante: está encerrado. Alguien desde afuera tiene el control de la 4x4, y parece tener un plan. (FILMAFFINITY)
Género
Thriller Robos & Atracos
Dirección
Reparto
Año / País:
/ Argentina Argentina
Título original:
4X4
Duración
90 min.
Guion
Música
Fotografía
Compañías
Coproducción Argentina-España;
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Premios
2019: Premios Sur: Nominada a mejor guion original, maquillaje, actor y actor de rep.
6
Justicia por su mano
Mariano Cohn se acerca en ‘4×4’, al conflictivo mundo de la delincuencia. Para ser precisos, a las reacciones o respuestas que se deben dar a un fenómeno que tiene en pie de guerra a gran parte de la sociedad argentina. La inseguridad, unida a la extendida sensación de impunidad que rodea a los malhechores, solivianta a gran parte de la población, que ve con buenos ojos la aplicación de la antiquísima ley del talión.

Un joven (Peter Lanzani), roba un todoterreno aparcado en plena calle. Un hurto rápido y quirúrgico. Tomar el ordenador de abordo, algún que otro objeto de valor y salir echando leches. Aún le queda tiempo al ladrón de orinar en los asientos traseros del vehículo, escatológica acción que muestra el desprecio del sujeto ante la propiedad ajena. El problema surge al intentar salir del coche. No puede. Blindado, insonorizado, con los cristales tintados, va a resistir el coche la fuerza bruta del protagonista en sus desesperados intentos de salir al exterior. Herido, va a pasar largas horas, varios días encerrado, en compañía de una creciente impotencia.

El thriller descarga su éxito en Peter Lanzani. Observo a un actor competente. Su rostro y rasgos van afrontando la tortura a la que es sometido por su captor. ‘4×4’ gradúa con realismo los diferentes estados de ánimo por los que atraviesa a lo largo de su cautiverio. Desde el desconcierto inicial, el nerviosismo consiguiente, el paso implacable del tiempo que todo lo aplaca, para acabar en el desmoronamiento físico y mental. Todo me parece verosímil, lo sigo con interés. Sin embargo, observo a un actor que no anda sobrado de carisma. Condición innata esta, exclusiva de unos cuantos elegidos, que no parece susceptible de adquisición en las escuelas de interpretación.

El responsable del confinamiento (Dady Brieva) es un personaje que asegura ser doctor. Le llama de vez en cuando al teléfono del coche, rompiendo su soledad mediante conversaciones banales, en un tono con reminiscencias robóticas, que transmiten un acertado ambiente malsano.

Cuando por fin aparece en escena, lo inquietante de su aureola se desmorona. Presencio un final simplista. Me sabe a alegato con tintes de moralina. En ‘4×4′ conviven dos partes diferenciadas. Una primera que plantea un suspense con aromas distintivos, que queda huérfana por un desenlace al uso.
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8 de 11 usuarios han encontrado esta crítica útil
5
16
160/20(14/05/21) Prometedor thriller argentino dirigido por Mariano Cohn (en primer trabajo en este sentido en solitario sin Gastón Duprat, aquí este se atiene a producir y co-guionizar con el propio Cohn), con una propuesta de ejercicio de estilo que en su riesgo tiene su gran atractivo, y en su tránsito en solitario manteniendo esa visión misántropa de la Condición Humana (aunque adoleciendo de la inventiva y energía necesaria para trascender). Ello navegando en ese sub género de meternos durante un tenso minutaje en un pequeño espacio, que han explotado films como “Última llamada” (2002, con una cabina de teléfonos), “La habitación del pánico” (2002, en una habitación), “La última llamada” (2013, con una telefonista), “127 horas (2010, atrapado en una sima con el brazo encajado), “Buried” (2010, metido en un ataúd), “Locke (2013, con un laacción trnsucrriendo con el protagonista en su coche mientras conduce en un viaje nocturno por autopista), “The guilty” (2018, un agente de policía con un teléfono en la comisaria), la más reciente “Oxígeno” (2021, enclaustrada la protagonista en una cámara criogénica), siendo la más antigua y valiente que recuerdo en este sentido la hitchcockiana “Náufragos” (1944, la acción transcurre en un bote de náufragos durante la WWII), también este sentido hay un intenso episodio creada por el rey del suspense “Alfred Hitchcock presenta: Colapso” (1955, el protagonista está encerrado en su propio cuerpo inerte, que solo puede mover un dedo, y todo lo vemos a través de sus ojos.

En este caso el protagonista, Ciro (Peter Lanzini) queda encerrado en un SUV 4x4 cuando estaba robando el aparato de música, pues el auto era un cebo creado por su dueño, Enrique Ferrari (Dady Brieva) para dar una lección a ladrones, harto de que le hubieran atracado 28 veces. La idea comenzó cuando Cohn estaba viendo la televisión y encontró una noticia sobre un ladrón que quedó atrapado en un auto que intentó robar en Brasil, y luego en Córdoba (Argentina) a Roberto Desumvila. El productor y el director esperaban generar un debate sobre la inseguridad y sus víctimas y criminales. Este film, una vez visto como va de más a muy (pero muy en su dantesco final) se siente como alargadísimo para lo que nos ofrece, tanto que para haber mejorado podría haber sido un sugerente cortometraje, incluso como bien he leído, podría haber estado en la cautivadora también argentina “Relatos Salvajes” (2014), y es que una vez se asienta la idea, la del tipo atrapado y que vemos no puede escapar, siendo mangoneado y manipulado por el teléfono del auto por el que habla un resentido y a la vez flemático tipo, la historia tiene poco que ofrecer, tras media hora la cinta decae en reiteraciones, con recursos poco imaginativos (ejemplo el pellizco de ursulina a los medios de comunicación sensacionalistas), un crescendo dramático poco estimulante, y cuando llega la catarsis de la aparición del co-protagonista aún es peor, cayendo en una moralina simplista low cost, cercana al espíritu social de “Tarde de perros” (1975).

En la parte inicial es donde la película intriga, te mete en la claustrofobia del criminal y a la vez víctima, hay un ágil despliegue de tomas de cámara (de Kiko de la Rivera) emitiendo opresión climática. Pero conforme crece el mensaje ambiguo de la lucha de clases, el si es lícito tomarse la justicia por nuestra mano, sobre las causas de la seguridad ciudadana, la película cae en lo pueril, en algo esquemático que no cala por ser un esbozo de una idea sin más, sin querer o no saber profundizar. Se me queda en una fábula urbanita que pretende mucho más de lo que consigue, partiendo de una idea que podría dar jugo, se queda seca demasiado pronto.

Cohn marca las cartas de su tema en su inicio, don de muestra el temor a ser robado, el miedo a ser ultrajado cuando vemos carteles de sistemas de seguridad, rejas, cristaleras, cámaras de vigilancia, y entonces entra en acción este ladrón que en un acto rutinario para él penetra (cual violación) en un auto de lujo todoterreno, sin saber que está entrando en la boca del lobo. Tras de modo funcional para él sacar el aparato de radio, buscar cosas de valor (encuentra unas gafas de sol), humillar al dueño orinando en los asientos traseros, se da cuenta de que no puede salir, que no abren las puertas, y los cristales son irrompibles. Entonces entramos en un carrusel de intentos violentos de encontrar la salida, donde el poder del cien silente toma el poder, acabando karmicamente con una bala en la pierna del ínclito. Y tras un buen rato llega una llamada de teléfono que tras dudar el ladrón, contesta y es el dueño que le expone que ha sido presa de su odio al latrocinio (con monólogos artificiosos, cual pomposas homilias). Y a partir de aquí la cinta comienza a decaer por la falta de recursos, nunca vemos al protagonista cerca de escapar, si acaso lo mejor es como observa el ladrón desde dentro situaciones en el exterior (tiene el auto los cristales polarizados), desde otro ladrón que intenta robar el coche atrapado y apalizado, una pareja fornicando contra la ventanilla del copiloto, o un policía poniendo una multa al coche, resto de ideas son bastante naif (como lo es la manida del grillo, al que se le quiere dar un dramatismo impostado).
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4 de 4 usuarios han encontrado esta crítica útil
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