There Is No 13 (1974)

El primer largometraje en solitario de William Sachs, director de cintas de culto del género de ciencia-ficción como "Viscosidad" (1977) o Galaxina (1980), fue esta peli algo experimental y de vanguardia, de tonos surrealistas, acerca de las secuelas que deja en un soldado norteamericano la Guerra de Vietnam.

Al parecer, el filme causó bastante sensación en el Festival de Berlín, con detractores y defensores que, de creer lo que cuentan las crónicas, llevaron sus controversias a la propia sala cuando se proyectaba la película, hasta el punto de que en algún momento hubo que encender las luces para pedir calma a la peña. Y hasta estuvo a punto de ser premiado, y si el Oso de Oro se lo llevó finalmente un filme canadiense porque el festival estaba tan politizado y polarizado en torno a la guerra de Vietnam que era imposible otorgar el galardón a un filme estadounidense.

Todo esto, conocido hoy, puede parecer increíble. También que el filme haya estado casi desaparecido hasta hace bien poco, en que solo se conocía una copia en VHS propiedad del propio Sachs. O que sea tan poco conocido, incluso fuera de España, pese a la cierta fama que en otro tiempo tuvo. Aunque hoy en día en cuanto uno navega un poco en la red enseguida la encuentra, si bien la copia (que procede de VHS) no es muy buena.

La película es una comedia negra surrealista. Y sigue en gran medida el estilo y las pautas narrativas -mezclando realidad e imaginación de modo que no sabemos si el protagonista sueña, delira o recuerda- de Federico Fellini, director por el que Sachs confesó más de una vez admiración. Y aunque no alcance el nivel del maestro los resultados son interesantes. Y demuestra que Sachs, no solo fue un director de facilonas cintas de serie B y supervisor de muchas producciones como (incluso anduvo unos años de su juventud por Europa participando en la producción de 'spagueti-westerns'), sino un tipo con cierta sensibilidad y un universo propio, con cosas que decir. No en vano, la peli está al parecer sustentada en sus experiencias con veteranos de Vietnam en una unidad médica de la Fuerza Aérea norteamericana, en la que estuvo enrolado.

Mark Damon, uno de los iconos del cine de género europeo de entonces,lo hace bastante bien como protagonista, y el final, en el que comprenderemos por qué no habrá "mujer número 13", es bastante impactante. Antes veremos todo tipo de imágenes oníricas, y saltos en el tiempo entre todo tipo de ambientes, pasando de una bella mansión al campo de batalla sin mucha solución de continuidad, o de un supermercado a la cámara subjetiva de un hombre muerto antes de ser depositado en una iglesia en un ataúd.

Y erotismo bastante mórbido a través de rubias boticellianas como Margaret Markov o Jean Jennings (una chica que enseguida se dedicaría al cine porno), pero tambiéna través de la felliniana morena y regordeta Bonnie Inch (solo haría un filme más, también a las órdenes de Sachs, encarnando a la oronda enfermera que muere a manos del monstruo al principio de "Viscosidad"), que aparece y desaparece en los sueños y recuerdos del protagonista.

Y hasta tendremos un homenaje al spaguetti-western.

Todo ello acompañado de una buena banda sonora en la que resuena una y otra vez un tema que curiosamente recuerda mucho al "Balapapá" que Rika Zarai compuso, mira por dónde, ese mismo año 1970.