arrow

Un poco de chocolate (2008)

Un poco de chocolate
96 min.
6,1
1.164
Votar
Plugin no soportado
Añadir a listas
Sinopsis
Lucas y María son dos viejos hermanos que comparten una casa llena de recuerdos de las personas que han amado. Saben que, antes o después, también ellos emprenderán el último viaje. Marcos y Roma son dos jóvenes que están solos. Ella es enfermera y pinta ventanas que embellecen las vistas desde su habitación. Marcos anda sin rumbo agarrado a su acordeón y a un montón de preguntas. Un día, el azar reúne a los cuatro y, desde entonces, Lucas y María contagiarán su manera de ser a Roma y a Marcos. (FILMAFFINITY)
Género
Drama
Dirección
Reparto
Año / País:
/ España España
Título original:
Un poco de chocolate
Duración
96 min.
Guion
Música
Fotografía
Compañías
"Relato en clave naturalista a la que se añaden impostaciones oníricas que sólo funcionan en contadísimas ocasiones (...) en diversas secuencias el sentimentalismo y la melifluidad se acaban imponiendo a lo verdaderamente tierno."
[Diario El País]
"Deja bien claro adónde nos quiere llevar y, por encima de todo, el destino es hermoso. (...) Su indulgencia no bastará, sin embargo, para pasar por alto la imposibilidad (o casi) de atrapar la magia. (...) Puntuación: ★★ (sobre 5)."
[Diario ABC]
3
0
Positiva
1
Neutra
2
Negativa
7
SPrako tranbia (Un tranvía en SP)
Hay películas cuyo cauce de entrada difiere del resto. Lo normal es que todo empiece en los ojos. De allí, toda esa información continúa por canales hasta que llega al cortex visual. Algunas personas analizan esa información y la someten a un exhaustivo análisis.
Todo es química.

Hay otras películas, otra información que directamente llega al pecho. Motivos pueden haber a centenares. La historia te es afín, el personaje te recuerda mucho a alguien, ese día te volviste a enamorar o tu equipo de fútbol ganó la liga. “Un poco de chocolate” me toca esas fibras que la hacen diferente. Y realmente sé que esta película no es perfecta y tiene fallos, pero cuando algo me llega al pecho sin pasar por la cabeza las imperfecciones adquieren el valor de un defecto en la talla. Eso las hace diferentes.

Puede que la cámara de Aitzol Aramaio se mueva más de lo esperado, que necesitemos una explicación plausible para entender el comportamiento de ciertos personajes y que el título con el que esta novela de Unai Elorriaga ha llegado al cine sea tonto y poco acorde. “Un tranvía en SP” es un regalo para la vista, para los sentidos que tenemos tan apagados.

Esta película toca temas que me son afines y sé que eso devalúa mi opinión. Alterio es muy grande. Y te merienda con un personaje enorme, de esos que te ganan al instante. Quizá porque está despojado de todo aquello que vamos coleccionando conforme vivimos, quizá porque no es más que un niño y su mirada es sincera, clara, alejada de todo aquello que estropea la felicidad. De Alterio salen las mejores frases, las mejores escenas, los sentimientos más puros.

“Un poco de chocolate” está lleno de magia. Por eso no busco esclarecimientos, no pido cuentas a nadie porque a la magia no hay que intentar entenderla, ni que buscar el truco. Si no, pierde su hechizo, el encantamiento se rompe. Todos de niños nos hemos quedado perplejos frente a trucos imposibles y el desenmascaramiento nos ha podido saciar intelectualmente, pero siempre ha roto un eslabón más de inocencia.

A Héctor Alterio le acompañan un escueto grupo de actores que cumplen. Que ayudan a que este cuento inexplicable llegue a los cielos de Katmandú, a la cumbre del Shisha Pangma. Y puede que allí arriba en la cumbre no haya mucho oxígeno para vivir, pero está llena de magia.
[Leer más +]
27 de 32 usuarios han encontrado esta crítica útil
9
Las cosas que he hecho contigo, sólo las he hecho contigo
Siempre que entro en un cine lo hago con la esperanza de llevarme algo conmigo, y he reconocer que poquísimas veces ocurre. Suelen aparecer cositas rescatables, pero no pasa a menudo que puedas salir distinto a como entraste. Extrañamente, en los últimos tiempos, sucedió en "Conversaciones con mi jardinero" y "Once", con temas tan distantes entre sí como la amistad o el amor por la música; y es en "Un poco de chocolate", donde encontré mi tercera sorpresa del año.

Es la de Lucas y María, dos hermanos mayores pero muy vitales, una historia contada con ternura, en forma de suave caricia, que esconde detrás todo el peso de la auténtica vida, de la realidad. Es la manera en que se nos presenta, combinando elementos humorísticos con retazos cotidianos, sin querer cargar las tintas ni trascender más por la forma que por el fondo, lo que se agradece de la propuesta. No se trata de un resultado perfecto, ya que algunas maneras de presentar partes de la historia, no parecen demasiado acertadas (pienso en ese camino de velas); pero esto no mancha en absoluto el equilibrio final.

Ya desde el inicio, se aprecia el alejamiento de lo superficial. La humanidad con la que se nos describe tanto a los hermanos, como al recién aparecido Marcos, se gana al público de inmediato, y lo lleva hasta el final del camino, sin brusquedades, arrancando honestas sonrisas, pero sin poder olvidar lo serio de lo que se cuenta. No persigue provocar el sentimiento del espectador, sino que pretende hacerle cómplice.

Y emociona principalmente por las interpretaciones. Me gusta el tono reservado de Daniel Brühl, pero también el modo en que trata a los demás. Julieta Serrano cuida de Lucas, sin querer que éste se dé cuenta; y muestra toda la belleza que lleva dentro a través de su mirada. Bárbara Goenaga expresa ilusión sin palabras; transmite dulzura, e hipnotiza a la cámara. Su voz, sus gestos, su sonrisa, sus ojos, hacen que, cuando aparece, desees que el tiempo se detenga. Su historia podría haber merecido una película entera; pero, incluso eso, sabría a poco, cuando de la actriz más bonita que hay se trata (¡ojo!, no sólo en España...)

Toda esta magia, sin embargo, no habría sido posible sin una composición como la que vemos en Héctor Alterio. No se puede representar de modo más emotivo. Ese Lucas entusiasmado ante "las olimpiadas"; ante su sueño de ascender al Shisha parma; ante su recuerdo de los besos que Rosa le "escatimaba". Muchas son las escenas en que su espontaneidad desmonta; desde ese primer encuentro con Marcos, pasando por la invitación a cenar que le hace a la recién conocida Roma, y acabando con el beso de ésta... El último plano, "intolerablemente" largo para corazones indómitos, de ésos con los que uno aguanta hasta que puede. Todo, absolutamente todo de este Lucas que en el fondo tememos, llega.
[Leer más +]
24 de 28 usuarios han encontrado esta crítica útil
Más información sobre Un poco de chocolate
Fichas más visitadas