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Igelak (Ranas) (2016)

Igelak (Ranas)
98 min.
4,2
425
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Disponible en:
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Tráiler (EUSKERA con subtítulos en CASTELLANO)
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Sinopsis
Narra la historia de Pello (Gorka Otxoa), un director de sucursal detenido por delitos económicos. Tras ser abandonado por el superior que le enredó en el delito, huye para evitar la cárcel y se convierte en fugitivo. Sin documentación ni dinero y sin familia ni amigos de confianza, Pello consigue sustituir su identidad para poder seguir escondido durante un tiempo. Con esa falsa identidad y por azar acabará escondido en un edificio ocupado por desahuciados en lucha. El protagonista se gana la confianza del colectivo con el objetivo de robarles el dinero suficiente para pagarse una documentación falsa, huir al extranjero y empezar una nueva vida. (FILMAFFINITY)
Género
Comedia
Dirección
Reparto
Año / País:
/ España España
Título original:
Igelak
Duración
98 min.
Guion
Música
Fotografía
Compañías
6
Distopía a la donostiarra
Patxo Tellería nos presenta una película llena de color, pletórica y vital, que entretiene al mismo ritmo del que se aleja de la amargura de los problemas sociales que vertebran el filme. Tiene un contenido musical importante, del que quizás se hace un uso escesivo por restar cierto dramatismo a la obra. En definitiva una bocanada de aire fresco para el cine en Euskera, pero es una película superficial que roza el absurdo.
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10 de 13 usuarios han encontrado esta crítica útil
3
Corazón de tango
Es simpaticona y hasta un tanto novedosa en su presentación y primeros compases: fábula + musical + denuncia social + comedia dramática. Se agradecen la frescura y la liviandad, la libertad y el poco fuste. Esa primera buena impresión dura un rato, quizás hasta la mitad se mantiene en pie con dignidad si le echas algo de buena voluntad. Pero se alarga y se le ven las costuras, su verdadera esencia. Es como un capítulo muy estirado de una teleserie española no muy inspirada. Por todo, por la estética vaciada de contenido, por las interpretaciones funcionales (él está majete en su registro habitual, el que más domina y casi siempre le toca), por el aire sermoneador, por el humor simplón, por la dramatización tan rudimentaria, sea, un conjunto adocenado pese a unos apuntes de originalidad que terminan arrumbados por una tibieza paupérrima que arrasa con todo. Naíf, kitsch, blanca, sencilla y finalmente adormecedora.
Debieron haber apostado más todavía por la música y el disparate y menos por el drama y el asunto social. Lo primero prometía algo de cachondeo y alegría, lo segundo aseguró simplezas al por mayor, parecía, de hecho, por momentos clase de economía para cortos de entendederas, que seguro que lo somos la mayoría, pero no tanto, o sobre todo nos gustaría que no nos tratasen como a tales, que disimularan un poco más por aquello de las buenas maneras.
Todo el desarrollo argumental es pedestre, básico y plano. Los personajes no tienen entidad ninguna, la explicación de las distintas situaciones es infantil, el mensaje, obvio y el tono general, famélico y cursi.
Los banqueros son malos y los "perroflautas" (o así los llama o denomina el protagonista, pero más bien parecen grupo nutrido de senderistas en pleno domingo montañero, defensores de los jabalís ermitaños -sí, seguro que los hay-, amantes del círculo polar ártico o seguidores tardíos pero muy recalcitrantes de la gran María Ostiz), buenos. Los primeros llevan corbatas y son fríos como el hielo o el acero valyrio, los segundos viven en una especie de comuna hippie y son la mar de generosos, amorosos y muy bondadosos, me pellizco y apenas me lo creo.
Quizás debería tener o llevar un rótulo que advirtiera que es una película solo apta para menores de diez años, que puede tener efectos secundarios para los algo más mayores o ya adolescentes, quizás como cuento para que vayan cogiendo el sueño valga, podría funcionar. A película de verdad, a cine casi que ni llega o se le acerca.
Resumo: las buenas intenciones y el oficio bonachón no impiden que el espectador acabe pidiendo la hora por favor entre enternecido y narcotizado, esperando que lleguen los anuncios para por fin poder levantarse y así poder hacer esas cosas en esos ratos.
La pena es que parece que se toma demasiado en serio a sí misma. No había motivo ni sustancia para ello, era todo demasiado parco o escaso.
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8 de 10 usuarios han encontrado esta crítica útil
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