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Los felinos (1964)

Los felinos
97 min.
6,5
572
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Sinopsis
Un jugador profesional, que intenta escapar de un grupo de gánsters que lo buscan para matarlo, se oculta en la mansión de una millonaria que tiempo atrás asesinó a su marido. Cuando la viuda se enamora de él, el jugador se ve poco a poco involucrado en el pasado de la mujer. (FILMAFFINITY)
Género
Thriller Neo-noir Juego
Dirección
Reparto
Año / País:
/ Francia Francia
Título original:
Les Félins
Duración
97 min.
Guion
Música
Fotografía
Compañías
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7
La gata
Segunda colaboración del actor Alain Delon con el realizador René Clément (1913-1996). El guión, de R. Clément, Pascal Jardin y Charles Williams, adapta libremente la novela negra “Joy House” (1954), de Day Keene. Se rueda en exteriores de NYC, Paris y Costa Azul (Villefranche-sur-Mer) y en los platós de Studios Éclaire (Épinay-sur-Mer, Francia). Producido por Jacques Bar para Cipra y Cité Films, se estrena el 12-VI-1964 (Francia).

La acción dramática tiene lugar en NYC, Paris y Villefranche-sur-Mer (Costa Azul), a lo largo de varias semanas, en 1963/64. El playboy y jugador profesional francés Marc (Delon) seduce a la esposa del jefe de una banda mafiosa de NY. Éste encarga a un grupo de los suyos que se trasladen a París, localicen a Marc y le den un escarmiento. En su huida, Marc se refugia en una casa de acogida de marginados, donde ejercen la caridad dos damas misteriosas, Bárbara (Allbright) y su sobrina Melinda (Fonda), que le contratan como chófer. Marc es mezquino, codicioso, carece de escrúpulos, procede de los bajos fondos y tiene éxito con las mujeres. Bárbara, que maltrata a su sobrina y al personal a su servicio, es sospechosa de haber ordenado el asesinato de su marido dos años antes, pero no se ha podido probar su implicación en los hechos. El misterio se ve reforzado como consecuencia de la desaparición de Vincent (Oumansky), persona al servicio de Bárbara que gozaba de su confianza.

El film suma crimen, drama, misterio y thriller. Es el segundo que realiza Clément en colaboración con Delon y con el director de fotografía Henry Decaë. El éxito de “A pleno sol” (Clément, 1960) les anima a producir un nuevo film de cine negro, que conciben como una obra con opciones de distribución en el mercado norteamericano. Es el 12º largometraje de Clément y el último de sus trabajos que alcanza un cierto éxito.

Desarrolla una historia de suspense psicológico, al que se suma una progresiva pulsación del deseo y del apetito sexual. El estilo narrativo es exuberante, rico en detalles y ocasionalmente aparatoso. A veces se torna vertiginoso (atropellos, caída de un coche al mar, persecuciones cruzadas...). El relato se sigue con interés y con la delectación que en el espectador produce una buena banda sonora, una fotografía bien construida, unos diálogos fluidos y vibrantes y un estimulante salpicado de erotismo. Los lances de la acción se presentan bien construidos y adecuadamente hilvanados. La trama incluye la presencia de gatos, que simbolizan la mala suerte, son anuncio de infortunios y evocan la caza sigilosa de presas a traición. Las interpretaciones de Delon y Fonda son convincentes. El film es entretenido, los giros y contragiros que presenta mantienen el interés del espectador, que se siente satisfecho con lo que le ofrece un trabajo aseado, digno y meritorio.

(Sigue en el “spoiler” sin desvelar partes del argumento)
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29 de 32 usuarios han encontrado esta crítica útil
8
Las Mininas
"Cine negro" combinado con "francés" puede aparentar una fórmula desconcertante o tan tediosa que haga desistir al más crédulo a poco que se le eche un vistazo a la carátula o a la sinopsis de "Los Felinos". Uff... cinema noir..., no. Qué pereza.

No es el caso de la película de Clément, - que propone tres ganchos irresistibles: la elegante Albright, la bellísima Jane Fonda y Delon, el cañón-, y quien, además de imprimir un ritmo transgresor y resolver la trama en un "pin pan pún", se luce en un brillante cosido de planos repletos de estilo y clase, en unión con unos acordes de jazz que ajetrean una historieta con suspense– aunque no hay que tomársela muy en serio-, que se deshace en un abrir y cerrar de ojos, muy alegremente quizás, pero con la sensación de dejarnos un caramelo en la boca. Se dice que lo bueno si breve...

Es lo extraño en su propio género. El cine negro pocas veces resultó tan ligero como en esta exhibición de maestría de Clément en cuyo guión, por cierto, interviene un apenas treintañero Costa Gavras apuntado maneras.

Cuatro personajes, dos mujeres y dos hombres. Cuerdos, ni el primero. A ellos, bribones seductores, -que a todas se llevan al huerto-, no les queda más que maullar piedad porque esta vez, dos sagaces rubias manejan el cotarro, una de cuales, -con cinismo del bueno y todo su desparpajo-, pregunta inocentemente:

-¿Y si fuera un gato?
- Serías un gatito al que le empiezan a asomar las uñas.

Y el señor Don Gato, el que abre latas urdiendo cómo chulear a la felina, se las acaba comiendo todas, por no prestar la debida atención a la minina. Un poquito de su propia medicina.
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15 de 18 usuarios han encontrado esta crítica útil
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