El espanto surge de la tumba (1972)

Antes de los títulos de crédito cuenta, a mi juicio, con una de las escenas con mas poderío visual del cine de Paul Naschy, como es ver a Helga Line en el papel de Mabille De Lancré, la mujer de Alaric de Marnac, en la Francia de mediados del siglo XV (trasunto del histórico y cruel asesino de niños y adorador del demonio, Gilles de Rais, el lugarteniente de Juana de Arco), desnuda y colgada de un árbol cabeza abajo, profiriendo con una expresión demoniaca en su cara, una terrible maldición en un extraño idioma, a los que instantes antes habían decapitado a Alaric (que por cierto, también les suelta la consabida maldición) y ahora se disponían a acabar con ella, por sus probadas practicas demoniacas, vampíricas y licántropas (existe abundante bibliografía sobre Gilles de Rais, que nos muestran hasta qué punto de degradación y depravación llego el angelito).
Tras los títulos de crédito, se nos muestran a los descendientes de víctima y verdugo (amigos íntimos), en el Paris actual, el uno una especie de acaudalado aristócrata, y el otro como un atormentado pintor que tiene visiones que plasma en sus cuadros y que tras una sesión de espiritismo en la que resucitan los espectros de sus ancestros y el posterior traslado a la casona de sus antepasados, ya tenemos montado el eje de la trama.
Escrita por Paul Naschy en día y medio y rodada en tan solo 4 semanas en su finca de la sierra madrileña (Lozoya y alrededores, incluido el pantano que surte de agua potable a Madrid), estamos ante la que es considerada como referencia del gore hispano y autentica y reverenciada obra de culto allende nuestras fronteras, que a través de un guion bien engranado y generosas raciones de erotismo y truculento, gótico y a ratos claustrofóbico terror, resulta verdaderamente entretenida y subyugante y en la que el elenco femenino (Emma Cohen, Cristina Suriani, Helga Liné, Betsabé Ruiz y María José Cantudo), hacen un más que digno trabajo, luciendo además realmente guapas y sensuales hasta cuando salen con el look zombie, (resulta cuanto menos curiosa ver al habitual en el cine de Naschy, Luis Ciges luciendo de espectro vengador zombie), siendo el autentico rey de la función, un magnifico Paul Naschy en el doble papel de Alaric de Marnac y su descendiente Hugo de Marnac.
Absolutamente recomendable esta presentación en la pantalla de Alaric de Marnac, personaje que retomaría Paul Naschy en El mariscal del Infierno 1974 y Latidos de pánico 1983.

La película despierta enseguida la atención del espectador porque proporciona los detalles oportunos en el momento preciso y maneja con soltura los resortes de la intriga.
La acción aparece envuelta en una atmósfera de permanente zozobra, misterio y malos presagios.
La trama es recia y se viste de crimen, de venganza y de un sugerente realismo mágico para componer un contexto críptico -acentuado por la adecuada combinación de planos- que cumple con los requerimientos del guión.
Decae la acción en las últimas fases de su desarrollo y en el desenlace tanto porque la interpretación resulta menos convincente que al principio y también porque los efectos especiales no resultan afortunados.
Y eso que una suave pincelada de erotismo y sensualidad se esfuerza por mantener en alto el atractivo de la trama.