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Cargo 200 (2007)

Cargo 200
90 min.
6,8
1.205
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Disponible en:
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Sinopsis
Unión Soviética, 1984. El cansancio del régimen es palpable y el rigor de tiempos pasados empieza a relajarse. Falta sólo un año para que Gorbachov llegue al poder e inicie la Perestroika. En una ciudad de provincias, la hija de un importante miembro del partido desaparece tras acudir a una fiesta en un club. Nadie ha visto nada, no hay una sola pista ni un solo sospechoso al que acusar. Ese mismo día, en una casa aislada se comete un espantoso crimen. Aquí, en cambio, parece claro que el asesino es el propietario de la vivienda. El capitán de policía Zhurov será el encargado de investigar ambos casos, sin aparente conexión entre sí. (FILMAFFINITY)
Género
Thriller Comedia Drama Comedia negra Años 80 Policíaco Guerra de Afganistán-URSS Secuestros / Desapariciones
Dirección
Reparto
Año / País:
/ Rusia Rusia
Título original:
Gruz 200 (Freight 200)
Duración
90 min.
Guion
Fotografía
Compañías
Links
Premios
2007: Festival de Gijón: Mejor director
7
Retrato sobre la decadencia
Groz 200 (Cargo 200, 2005) es una película dirigida por el cineasta ruso Aleksey Balanov. Difícil resulta clasificar el filme en algún género, porque la película toca numerosos campos a lo largo del metraje, pasando del drama al cine negro, de la tragedia al humor más despiadado y negro. Totalmente desconocida en Occidente (como la mayoría de películas del propio Balanov), Cargo 200 nos muestra a la perfección el retrato de la decadente URSS, que ya empezaba a plantar las semillas de lo que iba a ser su desaparición. Precisamente la película está ambientada en la década de los ochenta, pocos años antes de que Gorbachov iniciara la conocida Perestroika. La Corrupción, la ruptura generacional entre los más jóvenes que adoptan las costumbres norteamericanas y más capitalistas y la diferencia entre clases sociales son los ejes de la película.

La película empieza con una conversación entre dos mandamases de la Unión soviética. Después de que el cineasta nos evidencie en los diálogos que ambos forman parte del antiguo bloque, aparece la hija de uno de ellos, acompañada de un joven vestido totalmente a la moda occidental. Las dos generaciones de la URSS, puestas una contra la otra. Por si fuera poco, el joven, a pesar de no tener un trabajo como los dos mayores, gana más dinero que ambos, pero no mediante el trabajo sino a asuntos de carácter más turbio. Más a lo largo del filme, se irá desarrollando la ruptura generacional, especialmente en el ámbito cultural (especialmente desde la música, que el director hace diferenciar entre mayores y jóvenes y también mediante la banda sonora que sigue a nuestros diversos protagonistas, como la música más folclórica con el protagonista más mayor, o la música rock o electrónica con los jóvenes) que divide como una línea a ambas generaciones. A partir de ahí, la película utilizará a los cuatro protagonistas (y una chica más que se añadirá de inmediato) y los seguirá sin un rumbo fijo, incluso se entrecruzarán a lo largo del metraje, pero nunca de una manera crucial, sino accidental. No describiré nada más del argumento, porque realmente consigue sorprender al espectador, a pesar de que cuando el filme acaba uno tiene la sensación de no haber visto exactamente una película con introducción, nudo y desenlace, sino más bien un sentimiento, una descripción paisajística, una pintura.

Realmente no hay un argumento bien hilado, puesto que a Balanov no le interesa para nada desarrollar una película convencional. Al contrario, los intereses del cineasta van en la senda de crear sensaciones y un clima determinado mediante juegos (sucios) de magia y secuencias demoledoras, que son las encargadas de definir el mensaje de autodestrucción y decadencia que contiene el filme. Buena muestra de ello la encontramos en la secuencia en la que nuestro científico de ateísmo tiene un problema con el coche en la carretera y debe parar el vehículo. Observa una casa y pide auxilio. Ahí se encuentra con un mundo totalmente diferente al suyo, un mundo donde la civilización soviética no ha podido imponer su ideología. El aldeano lo recibe de mala gana y posteriormente se enzarza en una discusión teológica con él con cantidades industriales de Vodka de por medio. Esta secuencia, por sí sola, resume muy bien el objetivo de Balanov de definir con agresividad (el espectador se siente frágil delante de la violencia del campesiona y además se identifica con el científico y teme que algo le vaya a pasar en cualquier momento) la tensión del momento, así como la división entre la sociedad urbana de la URSS y la rural, mucho más cerrada y apegada a las viejas tradiciones.

Secuencias durísimas, que dejan a uno con la angustia en la garganta hay numerosas en el metraje. La película condensa perfectamente esa tensión de un mundo a punto de estallar, de ese mundo que casi podríamos decir que resulta imposible, surrealista. El espectador tiene la sensación por momentos de que hay algo que realmente falla en la película, que no encaja, tal y como también sucede en las películas de Lynch o Buñuel. Una sensación difícil de describir, que se puede palpar sin embargo con facilidad.

La puesta en escena y la dirección del cineasta están al nivel del guión. La fotografía que firma Aleksandr Simonov trata de mimetizarse en el ambiente ochentero que describe el filme, con una estética que se adentra en el mundo de lo decadente. El filme acierta con el retrato de los aldeanos y la cara oculta de Rusia, con un contraste entre oscuridad y notable.

El final no puede ser más autoconsciente. El joven muchacho, que viste con la camiseta de la URSS (CCCR) y que el cineasta ha utilizado siempre a conveniencia dentro del relato (apareciendo y desapareciendo a conveniencia) planea su futuro con otro joven compañera. La unión soviética se desmorona, y los jóvenes ya empiezan a planear los métodos más fáciles para conseguir dinero rápido, entre los que evidentemente se cuenta el contrabando. Para acabar de cerrar, el director nos coloca un letrero advirtiéndonos que la despiadada historia que hemos presenciado está basada en hechos reales.

https://neokunst.wordpress.com/2015/12/14/cargo-200-2007/
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26 de 26 usuarios han encontrado esta crítica útil
6
Negra no, negrísima (chernaya chernuja, que le diría a Arturo)
Me la recomendó un amigo. Tú que sabes ruso échale un vistazo. Caso real, del 84, últimos coletazos del comunismo. Si te gusta el cine negro, vas a flipar. Ya verás, ya.

Ayer le hice caso, y el caso es que cuando saltaron los créditos me quedé esperando que alguien me explicase el asunto. Dicho sea de paso, porque vi la peli en ruso, pero bueno, ese es otro tema. Investigué un poco por la red. Por aquí y por IMDB, a ver qué decía el personal. Y en general les ha gustado. Empiezo a leer que es tipo comedia negra, estilo de los Cohen. Gente extrapolando la historia a una metáfora sobre el declive del sistema socialista. Vale, ya voy viendo. Se me viene a la cabeza Fargo, película que en su día también me dejó este mismo sabor de boca.

A mí sí que me gustó. No es una historia al uso, no sigue los cánones de personaje principal, conflicto y trama girando en torno a éste. Es un mosaico de personajes tarados donde las piezas sólo encajan engrasadas con sangre ajena. Seguramente mi amigo tenía razón y hay que ser de aquí para pillarle el truco a la historia. Lo tiene. Sólo que es un truco muuuuuy negro.

De lo que sí estoy pero que muy seguro es que la camiseta con las letras CCCP de cierto personaje no está ahí por casualidad. Ya me diréis vosotros si estáis o no de acuerdo. Davai rebiata.

Escenas que te los ponen de corbata, en el spoiler.
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27 de 32 usuarios han encontrado esta crítica útil
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