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Asesinato en el Comité Central (1981)

Asesinato en el Comité Central
110 min.
4,6
510
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Disponible en:
Suscripción
Escena (Versión original)
Sinopsis
Cuando el secretario general del Partido Comunista de España (PCE) es asesinado en Madrid, el partido encarga la investigación al detective Carvalho. Por su parte el gobierno encarga la investigación oficial a Fonseca, un anti-comunista. Carvalho llega de Barcelona para hacerse cargo del caso donde conoce a Carmela, una militante comunista que ha sido asignada como su chófer y su ayudante por el partido. Lo primero que hace Carvalho es reunirse con Fonseca para intercambiar ideas sobre el caso en el que ambos están trabajando. Pero ambos no se llevan bien. Durante el régimen Franquista, Fonseca persiguió a izquierdistas como Carvalho. (FILMAFFINITY)
Género
Intriga Drama Policíaco Política
Dirección
Reparto
Año / País:
/ España España
Título original:
Asesinato en el Comité Central
Duración
110 min.
Guion
Música
Fotografía
Compañías
Grupos
Adaptaciones Manuel Vázquez Montalbán
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4
Crónica sentimental de una ausencia
(Los que hablamos de una película utilizando como referencia el libro estamos igual de legitimados- dícese del timado por la ley-, que los que no lo hacen así).

En ninguna película sobre el detective barcelonés de origen gallego se llega a la dimensión verdadera del personaje creado por Manuel Vázquez Montalbán. Pero es que la película puede tomarse la libertad de abrir nuevas vías, en ese momento el espectador inteligente deja de exigirle al director ningún tipo de compromiso con el original. A partir de ahí, tenemos una película que se puede ver en clave política: los numerosos guiños al pastiche interno del PC, la zozobra de un país que no había superado del todo la dictadura, Franco muerto, pero no sé si bien enterrado, el papel de la CIA en el embrollo (metido con calzador); en clave sentimental, Carvalho y su relación con Carmela, militante comunista, así como el detective y la ciudad de Madrid, y su gastronomía; en clave negra, y aquí sí es importante remarcar que Montalbán, a pesar de ser un grandísimo conocedor de la novela negra, sólo utiliza ésta para hacer un retrato sentimental del personaje, de Barcelona (sus novelas están centradas allí en un 90%), de una época y dejarnos 30 años de una lucidez apabullante, desde 1972 (aparición del personaje) a 2003 (año de la muerte del escritor).

Las ciudades se aceptan porque abrigan, como las patrias o los recuerdos. (MVM)-entiendan aquí patria como INFANCIA. (Ya se va entendiendo por qué la dificultad en representarle cinematográficamente, o incluso de leerle sin tirarle los trastos a la cabeza sólo porque vean en la solapa que el escritor perteneció al Partido Comunista).

Cuando se apagan las luces para que al hacerse la luz aparezca muerto Fernando Garrido (Santiago Carrillo), no se trata más que de otro guiño, uno de tantos, una excusa para arrancar.

Decía Montalbán, dando a entender que no era nunca lo más importante conocer quién es el asesino en una novela negra: el asesino siempre es el autor.
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12 de 15 usuarios han encontrado esta crítica útil
4
Una pena
[Lo reconozco: vi esta película... tras haber leído el libro hace unos meses.

¿Condicionado por ello? Pues sinceramente, pienso que no. En realidad, ni me acordaba de quién era el malo. Con lo cual, realmente argumento y situación me eran casi novedosas.

Sí que recordaba que el libro Vázquez Montalbán había sustituido el nombre de Carrillo por Garrido (rima asonante, ya saben), y había colocado en la trama a un trasunto del temido comisario Conesa como Fonseca (más rima asonante); y así se recoge en la película.]

El caso es que empieza la función y... el secretario general del PCE (Garrido) se parece poco a Carrillo, aunque trata de hablar como el original (saliéndole una especie de imitación cutre), si bien luego no hay empacho alguno en mostrar fotos del auténtico Carrillo (no Garrido). Acabamos de comenzar y nos tememos lo peor...

Va avanzando la película y algún elemento agradable se hace presente: no me refiero a la discreta actuación de Patxi Andion o de Conrado San Martín, o a la música --poco conseguida--, sino a la sorprendente, por lo buena, interpretación de Victoria Abril y a la más que correcta de Miguel Rellán. Mención aparte merece Héctor Alterio, que en esta época seguía con sus serias dificultades para disimular el acento argentino.

Pero finalmente son más numerosas las carencias: el coche Zeta de la policía nacional (sin duda el mismo todo el rato, por las limitaciones de presupuesto), adelantando con su sirena una y otra vez al R-6 amarillo de doña Victoria; en las secuencias de calle que tanto agrada rodar a D. Vicente --y que hay que reconocer que pasado el tiempo resultan entrañables--, la gente NO CESA de mirar a la cámara; y los espías están ridículos (la actriz que encarna a la señora del KGB está para matarla). Pero la mención especial se la merece un hiperpasado de rosca José Vivó, encarnando a Fonseca-Conesa, al cual Aranda (por el motivo que sea) no dirige en absoluto (mejor no hablar del que hace de su ayudante; otro trasunto, por cierto, en este caso del policía Billy el Niño).

Y así va pasando con más pena que gloria una historia, que podía haber dado para más, pero a la que una dirección deficiente y una falta notoria de presupuesto hace que el producto final sea malo.

Una pena.
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8 de 8 usuarios han encontrado esta crítica útil
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