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A merced del odio (1965)

A merced del odio
93 min.
6,7
1.093
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Trailer (INGLÉS)
Sinopsis
Joey Fane, un niño de diez años, regresa a casa después de haber pasado una temporada en un colegio especial, al que fue enviado tras matar a su hermana pequeña. Desde su llegada, se dedica a hacer la vida imposible a su familia, en especial a su niñera, a quien llega a acusar de intentar matarlo. Todo indica que Joey sigue gravemente perturbado. (FILMAFFINITY)
Género
Intriga Thriller
Dirección
Reparto
Año / País:
/ Reino Unido Reino Unido
Título original:
The Nanny
Duración
93 min.
Guion
Música
Fotografía
Compañías
Links
6
Relato de horror de la Hammer, discreto, entretenido y correcto con salvedades
Film independiente, de la Hammer. Dirigido por Seth Holt, se basa en la novela "The Nanny" (1964), de Evelyn Piper. Se rodó en la Associated British Elstree Studios (Borehanwood), Chester Terrace (Londres) y Londres, con un presupuesto estimado de 1 M dólares. Se estrenó el 27-X-1965.

La acción tiene lugar en Londres en 1963/64, a lo largo de pocas semanas. En "flashback" se recuerdan hechos trágicos sucedidos dos años antes. Narra la historia de Joey Fane (William Dix), de 10 años, hijo de Bill Fane (James Villier), funcionario de la Casa Real inglesa, y de su esposa Virginia (Wendy Craig). Acusado de haber dado muerte a su hermana Susy, ha pasado dos años en un centro psiquiátrico para niños. Tras su regreso tienen lugar en la casa varios hechos trágicos.

El film trata de aprovechar el tirón de Bette Davis a raíz del éxito de sus intervenciones en "¿Qué fue de baby Jane?" (1962) y "Canción de cuna para un cadáver" (1964), ambas de Robert Aldrich. La película, concebida como una obra de horror, se resuelve en términos de thriller psicológico, que se desarrolla en un clima de misterio, incertidumbre y suspense creciente. El padre se comporta con rigor, falta de comprensión y autoritarismo, por lo que se gana la antipatía del espectador y levanta sus sospechas. La madre, Virginia, es una enferma mental, cuyos desequilibrios se ven agravados por la irritación que provocan en Bill, su marido. La figura de la madre conmueve al espectador, pero suscita desconfianza y temor. La tía Pen, enferma del corazón a causa de una fiebres infantiles, es un personaje frágil, cuya presencia en la casa incrementa la incertidumbre. La gobernanta sirve en la familia desde hace más de 20 años y es disciplinada, dulce, diligente y eficaz, pero reservada. El niño siente aversión por la gobernanta, a la que culpa de todas las desgracias. Travieso, le gusta gastar al prójimo bromas terroríficas. Mientras avanza la acción, aumenta el suspense y la atención se centra en dos personajes, sometidos a una tensión tan elevada, que resulta insostenible para ambos.

La música se hace presente ocasionalmente. Combina melodías jóvenes del momento (tocadiscos de Joey y de Bobbie), percusión del carrillón de una caja de música y fragmentos orquestales intensos y estridentes. La fotografía desarrolla una narración cerrada en la vivienda, con predominio de planos cortos y secuencias breves. Presta especial antención a las incidencias inquietantes, como los sustos del lechero, la enfermera y la gobernanta. El blanco y negro incrementa la atmósfera de suspense. La interpretación de Bette Davis es excelente, aunque el exagerado maquillaje de las cejas, a lo Joan Crawford, le resta expresividad. El niño realiza un trabajo rico en naturalidad y desenvoltura. La dirección crea una atmósfera densa e inquietante.

Película de horror de la Hammer, entretenida, discreta y bien escrita, aunque con algunos excesos, como las patéticas caricaturas del padre Bill y de la madre Virgie.
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25 de 29 usuarios han encontrado esta crítica útil
6
La presencia de Bette Davis.
Solo con verla aparecer en la pantalla ya empiezas a moverte inquieto en la silla y te invade una sensación de desasosiego. Será por su mirada de ojos saltones que en los momentos en los que todo parece tranquilo y que no pasa nada consigue que estés alerta y que en los momentos de tensión consiguen transmitir miedo de alta intensidad. Y por su sonrisa gélida de muñeca de porcelana por la que intuyes que algo no va bien con ella y que desde luego todo no es lo que parece.

La película consigue mantener el suspense y esa atmosfera malsana que invade a los personajes y cada rincón de la casa hasta el final. La sensación es que las imágenes y el guión nos llevan por un camino pero la verdad camina por otro.

Bette Davis quizás se encasilló un poco en este tipo de papeles siniestros, pero es que los bordaba como nadie.
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13 de 14 usuarios han encontrado esta crítica útil
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