One Child Nation (2019)

El documental me ha gustado mucho. Su objetivo es ponerles rostros a las cifras y consecuencias de la política de las autoridades comunistas chinas de un solo hijo. Y este objetivo se cumple a la perfección. A lo largo del documental, se entrevistan tanto a víctimas y detractores, como a defensores de la política de un solo hijo y muchas veces opiniones más bien neutras y resignadas, pero más allá del sentido de la opinión de cada uno, es impactante ver los hechos narrados por sus protagonistas, y analizar su impacto. Lo único malo que yo veo en el documental es la falta de más datos concretos y estadísticas. Me habría gustado poder ver también extractos concretos de la legislación o Constitución chinas que permitieron poner en práctica esta política, y algunos datos más concretos de su impacto económico y social, no solo en China, sino también en el extranjero (cifras estadísticas o estimadas sobre la cantidad de niños (sobre todo niñas) afectados/as tanto por abortos forzados como por raptos, abandonos y adopciones). Para mi es un 7.

Nací justo en los años que se empezó a implementar la política del hijo único. Así que crecí creyendo de manera ingenua que China estaba haciendo lo correcto (estaba de moda hablar del problema de la superpoblación; no hay más que leer "Mafalda" para darse cuenta de ello), y no sólo eso: creía que los chinos eran felices porque hacían lo correcto y, sobre todo, que lo hacían de manera correcta. ¿Cómo iban a hacer cosas tan crueles y despiadadas si estaban haciendo lo que todo el mundo civilizado les exigía, que era bajar la superpoblación?
Pues resulta que sí, estaban haciendo cosas crueles, despiadadas. La política del hijo único era muy estricta y se pasaban por el forro los derechos y la dignidad humanos con tal de cumplir con la normativa (o, más bien, con tal de ganar dinero con el tráfico humano).
Fue realmente un abrir de ojos para mí. Juro que hasta que vi el documental, no tenía ni la más remota idea, con mis ya 35 años de vida. Ahora sé que fui víctima de una propaganda bestial, y me doy cuenta de que no debo quedarme sólo en la superficie sino que conviene indagar, sobre todo si lo que te muestran es demasiado bonito para ser real... Que ojalá hubiese sido así. Pobres niños y pobres familias.