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La clave del enigma (1959)

La clave del enigma
90 min.
6,6
408
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Disponible en:
Suscripción
Escena (INGLÉS)
Premios
1959: Premios BAFTA: Nominada a Mejor guión británico
7
Más allá de la trama
Otra interesante película de Joseph Losey, en este caso una historia de intriga que aparentemente abunda en los tópicos del genero, pero que, como suele ser habitual en la filmografía de este realizador, alberga un trasfondo crítico concerniente a las clases sociales y a la imagen que proyectan de sí mismas.

En efecto, el argumento parece bastante común; un crimen misterioso, un aparente culpable, un romance narrado en flashback y la investigación a cargo de un enérgico inspector parecen, en conjunto, aspectos poco originales. Pero en realidad Losey aprovecha tal argumento para proponer su habitual reflexión acerca de las diferencias sociales y de como estas propician un mundo de apariencias y presunciones en el que "los de arriba" se imponen, o tratan de imponerse a "los de abajo". Esta es una temática frecuente en Losey, que ya abordada en su etapa americana tiene su lógica continuación en Europa, destacando títulos como "El Sirviente", "Accident" o "The Go-Between", en los cuales el clasismo burgués ocupa un lugar central en lo que al argumento se refiere.

En este caso, el clasismo se manifiesta a través de los dos personajes protagonistas, ambos de orígenes obreros, que son el principal sospechoso, un joven pintor, y el inspector encargado del caso. Ambos nos son presentados bajo la presión que ejercen sobre ellos diversos representantes de las clases acomodadas, ya sean estos una mujer acaudalada con una posición social a mantener, o la cúpula policial, interesada en apuntalar la respetabilidad y las apariencias por encima incluso de la verdad. Son muy reveladoras a tal efecto las conversaciones que surgen entre Jan y su respetable amante, en las que las diferencias de clase resultan constantemente subrayadas, así como las que paralelamente sostienen el inspector y su superior, igualmente explícitas, quedando al descubierto la hipocresía del segundo, cuyo principal afán es proteger a uno de los suyos, advirtiendo sibilinamente al inspector de las consecuencias que para él se seguirían en caso de no abordar el asunto de la manera adecuada ("los hombres como usted, o llegan a la cima o jamás llegan a nada").

La película tiene un buen guión, aunque con algún altibajo, sobre todo en determinados flashbacks y en el tramo final, un tanto desganado en su desarrollo; al menos eso se compensa con otros momentos más logrados, como las conversaciones antes mencionadas, que plasman a la perfección el conflicto de fondo que maneja el filme. Las interpretaciones presentan un buen nivel en general, destacando para mi gusto el trabajo de Micheline Presle como Jacqueline y el de Stanley Baker como inspector Morgan, francamente notable, y que volvería a trabajar con Losey en su siguiente película, la también interesante "El Criminal".

La realización es correcta, muy centrada en espacios interiores más bien pequeños en los que se encuadra eficientemente a los personajes, nunca demasiados al mismo tiempo; otro rasgo estilístico deliberado es la diferente iluminación, según se aborde el pasado (predominan los colores claros) o el presente (preponderancia del contraste). A destacar la secuencia en la que Jan entra en la casa de su amante, recorriéndola con detalle y despreocupación hasta la súbita aparición de la policía, toda ella magníficamente narrada y planificada. Por último, llama la atención la circularidad de la película, cuya secuencia inicial tiene su respuesta inversa en la final, algo que Losey repetirá en la posterior "Accident", en ambos casos con estupendo resultado.
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13 de 14 usuarios han encontrado esta crítica útil
7
“La violencia no es patrimonio de los pobres”
Ilusionado y trayendo en su mano una violeta que seguramente usará para expresar el afecto que siente, el pintor y galerista holandés Jean Van Rooyen, ingresa en el apartamento en el que, la francesa Jacqueline Cousteau le ha citado. Al no verla en casa, el joven piensa que quizás dejó la puerta abierta para que pudiese entrar mientras ella hace alguna rápida diligencia… Pero quien entra luego es la policía, y seguidamente, el Inspector David I. Morgan, con lo que, Van Rooyen, va a resultar implicado en un asesinato… ¡El de Jacqueline Cousteau!

Entonces, vamos a conocer la particular historia de amor que se produce entre una muy bella mujer, cuya personalidad se confunde entre la prostituta camuflada y la mujer sofisticada de clase alta, y un escéptico y desconfiado pintor, cuyo temperamento arisco también se entremezcla con el de un hombre bueno dedicado al arte. Entre este par de contradictorias personalidades, hubo una gran atracción y el inspector deberá dilucidar si fue Van Rooyen o alguien más, quien acabó con la vida de la linda Jacqueline.

El director Joseph Losey vuelve a rodar en Inglaterra a donde fue seguido por el escritor Ben Barzman, quien, en compañía de Millard Lampell, adapta la novela “Blind date” que, el británico Leigh Howard (seudónimo usado por Leon Alexander Lee Howard) publicara en 1957. Sirviéndose en versión libre de la novela, Losey contrasta las clases sociales para mostrar cómo, en muchos casos, las apariencias engañan y de repente la gente resulta ser muy contraria a lo que parece. Pero su alegato lo hace con altura, sin emitir juicios y dando a cada quien las mejores razones para explicar sus actuaciones. Al final, para bien del cine y del arte, se produce el necesario entendimiento y uno queda suficientemente complacido con una resolución que se da solamente en beneficio de la justicia.

Stanley Baker, resulta bastante efectivo como el hombre de ley que deberá aclarar un caso más complejo de lo que pareciera, y esta actuación dejaría tan satisfecho al director, que volvería a tenerlo en tres películas más. Hardy Kruger es el joven insumiso al que hay que conocer para poder entenderlo; y Micheline Presle es la exquisita mujer de la que resulta muy fácil enamorarse.

Con “LA CLAVE DEL ENIGMA”, se iba consolidando la carrera de un director que pronto alcanzaría su punto más alto con títulos tan celebrados como “El sirviente”, “Boom”, “The go-between” y “Galileo”, entre otros.

¡Y vaya si tiene razón aquel personaje que dice: “La violencia no es patrimonio de los pobres”!

Título para Latinoamérica: “DESEO Y DESTRUCCIÓN”
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5 de 5 usuarios han encontrado esta crítica útil
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